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El apoyo incondicional de la familia

Los padres de los jugadores y cómo viven el Mundial en Rosario.

Argentina organizó otro Mundial y Rosario es nuevamente sede. El estadio cubierto de Newell’s abrió sus puertas y recibió a 8 selecciones, entre ellas Argentina. Junto con los equipos arribaron a la ciudad sus hinchas. Y los locales no se podían quedar afuera de la fiesta en las tribunas y en cada presentación con más de una hora de anticipación se empezaban a colgar, jornada tras jornada, banderas celestes y blancas.

Una de las banderas que ocupaba uno de los palcos del estadio tenía escrito sobre ella “Vera”, localidad santafesina que gracias a Tomás Chapero se hizo presente en el seleccionado. ¿El portador de este estandarte? El padre del jugador, Andrés, quien con mucha predisposición comenzó a llamar a todo el grupo de familiares de la selección argentina. Entre padres, madres, hermanos y abuelos suman más de 25 personas que festejan cada punto albiceleste.

Junto a Andrés se acercaron Hernán Varisco, padre de Ignacio, y Guadalupe Díaz Miret, madre de Juan Cruz Scacchi. Más atrás apareció Julio Lugarini, padre del rosarino Bautista, que se alejó de la charla para ver el ingreso de su hijo acompañando a sus compañeros mientras hacían el calentamiento previo.

Guadalupe Díaz Miret es la mamá de Juan Cruz Scacchi. Oriunda de Paraná (Entre Ríos) dijo en diálogo con el Departamento de Prensa de la Subsecretaría de Deportes: “El año pasado estuvimos en Formosa y en 2016 fuimos a Paraguay”.

Luego tomó la palabra Hernán Varisco (papá de Ignacio), también de Paraná, y relató: “Lo vivimos con mucha intensidad, apoyamos a nuestros hijos en todo lo que están haciendo”. Y expresó su alegría y reveló que con el grupo de padres sostienen una amistad.

“A veces nos retan por lo que le decimos a ellos, porque nosotros le decimos algo y el entrenador le dice lo opuesto”, narró Andrés Chapero, papá de Tomás, mientras sostenía en sus brazos a su hijo menor que intentaba jugar en las tribunas del Claudio Newell. Asimismo agregó: “Todos hablamos de lo que hizo bien e hizo mal, sin invadir demasiado porque para eso está el técnico”.

Siguiendo con la misma línea, Guadalupe marcó la importancia del disfrute por parte de sus hijos y espera que tanto Juan Cruz como sus compañeros “den su mejor versión”, y puntualizó: “Mejorarse asimismo, sentirse realizados y vencer obstáculos”.

Fue entonces cuando apareció Julio Lugarini (rosarino y papá de Bautista) y sin dudar contestó: “Vine con muchas expectativas, me gustaría que hubiera jugado Bautista pero con la lesión que tuvo imposible”. Su hijo padeció una lesión en su pie izquierdo que lo dejó fuera del resto de la competición.

“Él se preparó mucho para esto”, sostuvo el padre del jugador rosarino y completó: “Le dije que iba a estar en su ciudad, con sus amigos, con su gente y jugando en el club del cual es hincha, que no podía pedir más”.

El padre de Bautista relató cómo fue el momento post lesión desde adentro: “Si bien la procesión va por dentro, lo vi bien de ánimo” expresó.

Las familias Chapero, Lugarini y Varisco vienen de una tradición de básquet, pues los tres padres fueron jugadores y les inculcaron a sus hijos el deporte. Caso contrario el de la familia Scacchi-Díaz Miret, de historia en la natación, pero la mamá de Juan Cruz fue muy clara: “Él eligió el básquet y yo no quería que nade”, mientras soltaba una sonrisa en su cara.

Los tres familiares coincidieron en la belleza de Rosario como ciudad y Guadalupe destacó las instalaciones de Newell’s. “El movimiento de una ciudad grande, hay muchas obras, avanzan y crecen día a día”, remarcó Hernán y Andrés sumó: “Acá, a diferencia de Vera, tenés todo y a toda hora”. Julio, por su parte, disfruta mucho de ser local, e insiste con la organización de otros torneos del mismo nivel. Acto seguido afirmó: “No esperaba tanta gente. Me da alegría que esté lleno. La organización del torneo es bárbara”.

En el final todos se pusieron de acuerdo en algo: el infaltable asado. “Nos debemos un asado, vamos a copar la casa de Lugarini”, dijeron los tres mientras el rosarino ofrecía su casa.

La hinchada cumple el rol de apoyar al equipo y la selección argentina sub 17 de básquet tiene la hinchada más fiel, la familia.

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