El sábado por la tarde la tranquilidad del Fonavi de barrio Latinoamérica, delimitado por las calles Ovidio Lagos, Rodríguez, Amenábar y Fontezuela, se vio quebrada por la irrupción de un grupo de personas que intentó ocupar un departamento ubicado en sector sudoeste de ese complejo habitacional. Perplejos, vecinos observaron la secuencia y avisaron a la Policía, que llegó al lugar, redujo y demoró a cuatro personas, no sin antes trenzarse en una gresca que quedó registrada en video. El intento de ocupación tuvo su desenlace judicial este lunes por la mañana, cuando un hombre de 42 años fue imputado de los delitos de usurpación y resistencia a la autoridad.
Alrededor de las 14.45 efectivos de la Policía de Acción Táctica (PAT) llegaron a una torre de Amenabar al 2600, alertados por la denuncia de una mujer, Gabriela A., de 39 años, quien refirió que su casa había sido tomada por la fuerza por una familia que –aseguró a la Policía– la amenazó con un arma de fuego cuando se acercó a ver qué sucedía, luego de constatar que la puerta había sido forzada.
El arribo de la Policía no calmó la situación: el hijo de la mujer, junto a un grupo de vecinos, buscó recuperar el departamento a la fuerza, dijeron fuentes policiales. Un suboficial de la PAT se interpuso y uno de los presentes intentó agredir al efectivo con un martillo. Un disparo con cartucho antitumulto puso fin a la gresca. La escena culminó con varias personas reducidas en el suelo, confiaron fuentes del caso.
Martín Gonzalo G. tiene 42 años y en la mañana de este lunes compareció en el Centro de Justicia Penal acusado de usurpar junto a su familia –Natalia S., de 35 años; Agustina G., de 19 y embarazada de ocho meses; e Iván G., de 17– una vivienda y luego resistir la autoridad.
La jueza de primera instancia María Trinidad Chiabrera aceptó la calificación legal solicitada por Fiscalía, pero dispuso la libertad para Martín G. bajo reglas de conducta y la firma semanal en la Oficina de Gestión Judicial, además de la prohibición de acercamiento a la dueña del departamento y su familia, dijeron fuentes judiciales.
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Las ocupaciones irregulares, sobre todo en complejos habitacionales tipo monoblocks o torres, no son nuevas. Sin embargo, en los últimos años fueron tomando un cariz más violento ante el avance del negocio del narcomenudeo, en especial en los linderos barrios Fonavi, Municipal y Parque del Mercado en zona sur, según lo asentado en denuncias de vecinos que fueron amenazados para abandonar sus viviendas. También existen casos en la llamada Zona Cero, en el límite noreste, y en zona oeste, como el brutal asesinato de Javier Barquilla a manos de la banda de Pandu en Villa Banana, en noviembre de 2014.
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“Este es el Fonavi más tranquilo de Rosario”, dijeron vecinos de Latinoamérica a El Ciudadano en abril pasado, en ocasión del crimen de Jorge Benino, un hombre de 89 años asesinado en su departamento. Y es que la zona luce pintoresca, prolija y con manos de pintura recientes. Los vecinos aseguran que son frecuentes las reuniones de consorcio y están organizados. “Si comparamos con el Fonavi de barrio Grandoli o el de Rouillón y Biedma, acá se puede vivir. Si venís a la noche vas a ver gente tomando mate afuera las casas. Acá podes hablar con los vecinos. En otro barrio no podés. Enseguida te van a apretar. Pero por acá hace un mes la cosa viene pudriéndose. Capaz que salieron de la cárcel algunos malandras, y en la esquina se juntan algunas ratas. Por eso mis hijas ya no bajan solas a jugar”, resumió cómo se vive en barrio Latinoamérica un histórico morador. Otros más jóvenes confiaron –sin aportar direcciones– que cerca hay “3 o 4 búnkers” de droga que operan como una usina de violencia.