“Acá nos ponemos a trabajar cuando aclara; yo estaba dentro de mi casa y escuché tres disparos, más no sé”. El testimonio pertenece a uno de los tantos ladrilleros que habitan un sector de barrio Puente Gallego. A unos metros de su casa, por calle Piamonte al 2300, en la madrugada de este jueves asesinaron de un tiro en la espalda a un chico de 16 años e hirieron a dos de sus amigos. Nadie dijo saber qué hacían esos tres adolescentes en una fría jornada marcada por la garúa. La víctima, Matías Mauricio Aguirre, vivía en barrio Las Flores, lugar al que se llega desde el lugar del crimen atravesando un descampado por un camino informal que sólo los lugareños conocen.
Eucaliptos y hornos de ladrillos
Piamonte se extiende hacia el este en el confín de Ovidio Lagos, al 7500. Se trata de una calle de tierra flanqueada por casas modestas y eucaliptos; la mayoría de sus habitantes se gana la vida junto al horno de ladrillos. “No se suelda gratis, no se usan las herramientas sin permiso”, reza un cartel de dudosa ortografía enclavado en una de las últimas viviendas. El trayecto se vuelve cada vez más angosto y desemboca en un pasaje informal de unos 200 metros que serpentea hasta la autopista Rosario-Buenos Aires y conecta Puente Gallego con Las Flores. “Si no conocés, no te metás ahí: no pasan autos y las motos van con todo”, advirtió un habitante. Al parecer Aguirre y sus amigos fueron emboscados por un solitario atacante en la entrada de ese camino, en Piamonte al 2300.
Aguirre, oriundo de Las Flores, iba en moto junto a amigos antes del amanecer. Ninguno de los vecinos afirmó conocerlo ni saber qué hacía ahí. Según fuentes policiales, dos atacantes solitarios lo abordaron y sin mediar palabra hicieron fuego al menos tres veces. Aguirre recibió un tiro en los lumbares, corrió unos cien metros, pasó frente a un altar del Gauchito Gil, y murió tendido en la vereda de una familia de ladrilleros. A Agustín S., un pibe de Pueblo Esther, un plomo le lastimó el brazo izquierdo. Según trascendió, a otro chico identificado como Dani los atacantes le hicieron unos tajos en el cuero cabelludo a golpe de culatazos. Por la mañana, este chico era buscado por la Policía para que brinde testimonio de lo sucedido.
“Nosotros estábamos acostados y se escuchó una moto tipo 5.20, nos levantamos y nos encontramos con el pibe herido en la vereda”, confió un vecino. Poco después llegó la madre de Aguirre que, desesperada, pidió ayuda en vano para el chico fuese socorrido. El día ya había aclarado y al lugar llegaron media docena de patrulleros y una ambulancia del Sies.
“Era de barrio Las Flores; no tenemos ni idea qué hacía acá. Dijeron que iban a visitar a una amiga de barrio Tío Rolo. Después dijeron que fueron a tomar helado. No sabían qué decir”, expuso un residente que madrugó con el hecho de sangre.
“Hace más de 15 años que vivo acá y nunca pasó algo así; es tranquilo. La zona más picante es para el otro lado”, describió un ladrillero, señalando para el sector oeste de Ovidio Lagos, donde las balas se cobraron tres muertes en 2018. En febrero, la esquina de Punta del Indio y Viña del Mar se tiñó de rojo cuando desde un Peugeot ejecutaron a Rodrigo Carrizo e Ivan Van der Meulen, crimen por el que hay un joven detenido. Hace 10 días, en Camino Viejo a Soldini y San Juan de la Luz, una bala perforó la puerta de una casa humilde donde cenaba Juan Manuel “Negro Yony” González y le atravesó el pecho. Murió en el hospital Roque Sáenz Peña.
La investigación del asesinato quedó en manos del fiscal Ademar Bianchini, quien deberá desentrañar la trama que rodea el crimen de Aguirre. Los efectivos del Comando y de la Comisaría 33ª levantaron tres vainas servidas calibre 9 mm. “Hay medidas en curso; se tomaron testimonios y hay líneas investigadas en reserva por el momento”, confiaron desde el área de prensa de Fiscalía.