A Marcelino le cuesta contar lo que pasó sin que se le quiebre la voz. Hace cinco días que falta al trabajo porque no quiere despegarse de su hijo, internado en el hospital Carrasco. No reconoce ni a su madre, quien tampoco se separa de su lado. El joven, que padece un retraso madurativo y tiene 24 años, acudió a una cita laboral el sábado a la noche que resultó ser una trampa. Cuando llegó a la esquina de Córdoba y Cafferata, fue increpado por una mujer de 33 años y su pareja, un efectivo de la Prefectura Naval Argentina. Ambos lo acusaron de comentar una foto de Instagram de una nena de 10 años. El muchacho recibió una brutal golpiza que lo dejó tendido en la vereda. La Policía lo llevó a la seccional 6°, donde llamaron dos veces a una ambulancia, la segunda para trasladarlo al Heca. Tenía pérdida de conocimiento por traumatismo de cráneo. A la pareja, le recomendaron que radique la denuncia por grooming.
Desde Fiscalía dijeron que una mujer de 33 años se hizo pasar por su hija de 10 luego de ver un comentario en la foto que la niña había subido a Instagram. La mujer, Florencia B., entabló una conversación con el muchacho que había interactuado en la red social, que padece un retraso madurativo, y le pidió seguir el contacto por WhatsApp, con lo que obtuvo su número de celular. Luego, desde otro teléfono lo contactó simulando ser empleada de Maus Megadisco, un boliche ubicado en Córdoba al 3500. Allí lo citó con la excusa de que tenía dinero para pagarle un trabajo publicitario. Lo esperó en ese lugar junto a su pareja, Fabián G., miembro de las fuerzas federales.
Según los voceros judiciales, el muchacho sufrió una golpiza de la que participó más de una persona. Cuando la Policía llegó al sitio, hizo la consulta a la Unidad Fiscal de Delitos Sexuales porque el prefecto acusaba al muchacho, a los gritos, de “degenerado”. El muchacho, herido, quedó demorado en la seccional 6°. Una mujer policía de esa comisaría fue quien notó que el joven se desvanecía. Hubo una consulta a Fiscalía y el llamado a una ambulancia para que lo trasladen al hospital, en paralelo con el avisó a sus padres.
“Estoy muy dolido, no puedo hablar. Nos avisaron a las 11 de la noche que nuestro hijo estaba preso en la comisaría 6°. No sabíamos ni dónde quedaba, nunca pisamos una comisaría. Cuando llegamos, nos mandaron al Heca, donde nos dijeron que lo habían atendido porque estaba todo golpeado. Al otro día, el domingo al mediodía, nos llama la Policía y nos dice que le dieron el alta, que lo vayamos a buscar a la seccional”, recordó Marcelino.
“Me lo dieron todo roto. En mangas cortas, descalzo y todo orinado, con el frío que hacía. No sabemos si también le pegaron en la comisaría. Lo arrastré dos cuadras, desnudo, hasta San Luis y Francia, donde conseguí un taxi y lo llevé a mi casa. Pero al otro día lo trajimos al Carrasco porque no reacciona”, lamentó su papá desde la cama del hospital.
Marcelino dijo que la salud de su hijo está primero, y también su trabajo en la construcción, que por estos días es en una obra de la Biblioteca Argentina. “Hace cinco días que no voy a trabajar pero necesitamos la plata para movernos, para comprar la comida. No quiero separarme de mi hijo, no reconoce a su mamá”.
El hombre contó que su hijo no sale, no bebe alcohol, no fuma y trabaja en la quinta de un comedor. También lo acompaña los miércoles en un programa de radio en FM Paraguaya y ayuda mucho a su madre en la casa.
“Es un chico dulce, como una criatura. Siempre nos abrazó y nos besó. Nunca fue agresivo. Cuando llego del trabajo me dice «viejo» y se me tira encima. Lo iban a visitar muchos amigos. Si le puso «me gusta» o mandó un mensaje a esa nena no lo sé. Pero esa mujer que lo citó en el boliche porque dicen que su novio trabaja ahí tendría que haberlo denunciado si pensó algo malo. Hay testigos que pasaron y vieron a mi hijo todo roto, esposado boca abajo en el piso. Él tiene un retraso de madurez, se atiende en el Agudo Ávila, es como una criatura. Queremos justicia».
La cuñada del joven golpeado subió las fotos del muchacho a Facebook y pidió ayuda. En diálogo con El Ciudadano, dijo que el joven “no abre los ojos, no se despierta, le hablan y no contesta, no come y tiene una sonda” para orinar. “Es una criatura, parece normal, pero cuando empezás a hablar te das cuenta de que no. Queremos saber quiénes son las personas que le hicieron eso. Tenemos derecho a saber por qué le pegaron como si nada. Si fueran personas normales lo habrían denunciado”, lamentó.
Desde Fiscalía dijeron que la mujer que denunció al joven presentó más de 30 capturas de pantalla de la conversación que, asegura, mantuvo con el agredido haciéndose pasar por su hija. No obstante, aclararon que el muchacho no está imputado ni en condición de detenido hasta que se determine si es punible.