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El estratega del campeón

Gustavo Lalima encabeza el proyecto de El Tala desde 2011. Ya lograron cuatro títulos con él al frente.

En Rosario no son comunes los procesos extensos de un entrenador al frente de una institución. En realidad, no es algo que suceda a menudo en ninguna parte y en ningún deporte. Entonces, hay que hablar de la gestión de Gustavo Lalima en El Tala como algo inusual, extraño. El entrenador rosarino volvió al país en 2011 tras trabajar en el básquet español y se hizo cargo de comandar el proyecto del club de calle Cochabamba. Hoy permanece en el cargo, a pesar de haber vivido contrastes, desde ser campeón hasta salvarse del descenso en la última fecha. Y hoy vuelve a festejar, en su cuarto éxito en estos siete años en el cargo, entre Top 4 2012, Copa 90 Aniversario 2016, oficial 2012 y la flamante Superliga 2018 que ganó en la noche del miércoles en Newell’s.

“Es una alegría enorme. Los chicos se repusieron de una pérdida muy grande seis meses atrás, cuando caímos en la final ante Atalaya. En aquel momento nos propusimos mentalizarnos para poder tener otra posibilidad y ahora se nos dio lo que se negó el año pasado”, explica Lalima con su habitual claridad de concepto.

Y desde su experiencia y capacidad tejió la maraña en la que El Tala envolvió a Talleres hasta reducirlo a su mínima expresión en el segundo tiempo del duelo clave del cuadrangular final de la Superliga.

“Nuestra idea fue que Talleres no corriera en contraataque y creo que se consiguió porque apenas fueron cuatro o seis puntos en ataque rápido. También teníamos como objetivo tratar de que el balón no le llegue limpio al poste bajo, haciendo hincapié en que el tránsito no sea liberado para los interiores. Y como tercer punto la apuesta era manejar el tiempo del juego porque Talleres es un equipo que necesita presionar para correr”, detalla el entrenador campeón.

Y llegó la otra cara, la faceta ofensiva: “A partir de ahí nosotros ocupando bien los espacios y con  la efectividad de los jugadores que teníamos en cancha podíamos hacerle daño. Una parte del juego lo pudimos hacer, sobre todo en el tercer cuarto. En el primero nos anotaron muy rápido 20 puntos y en el segundo sólo metieron 9.  Y cuando empezamos a tener efectividad en el tiro exterior, nos hicimos más fuerte atrás, negamos espacios a los internos y al no estar ellos acertados de tres puntos pudimos lograr la ventaja”.

El tercer cuarto fue letal a favor de El Tala, pero faltaba cerrarlo. Y allí hubo un manejo increíble de los tiempos, incluso durante varios minutos sin un base natural en cancha, El Tala “plancho” el partido, lo durmió. Lalima lo explica así: “Yo le dije a los jugadores en el último cuarto que había que jugar un partido plano. Yo le llamo partido plano cuando nadie se entera de nada pero el partido se juega. Cuando vimos que podíamos manejar los tiempos nosotros, jugamos a lo que queríamos jugar. Sacar una renta y cuidarla”.

El entrenador sabe que no es común mantener una línea de trabajo, juego y personal durante tanto tiempo, pero se corre a un lado para darle el mérito que corresponde a la dirigencia encabezada por Lolo Maldonado: “Esto es algo que decide la directiva del club, es su apuesta. Yo colaboro con esa dinámica que tiene, mantener un bloque y tratar de ser competitivo en todos los torneos que jugamos. Poco a poco agregamos algunas cositas  para ir incrementando el nivel y seguir por ese camino”.

“El título es una satisfacción grande, porque es un proceso que tiene frustraciones, alegrías, tristezas y cuando toca la parte feliz hay que disfrutarla. Eso sí, en diez días hay que arrancar de nuevo. Hay que seguir. No es fácil ganar un torneo, por lo que hay que disfrutar, sobre todos los jugadores. Yo ya meto mi cabeza en el sorteo y en lo que viene”.

PALABRA DE CAMPEONES

“Me había quedado con la bronca del cierre de la pasada final, pero el entrenador me dio la confianza, mis compañeros me bancaron y gracias a ellos tuvimos nuestra revancha, nos merecíamos la alegría”, contó Joaquín Ríos en plena alegría haciendo referencia a la pelota final de la definición de la Superliga pasada, en la que no pudo intentar el tiro para la victoria. Otro exultante fue el multicampeón Andrés MacGuire, quien estuvo en los 5 títulos de El Tala, y redobló la apuesta: “Estoy muy contento, teníamos que sacarnos la bronca del año pasado y ahora vamos por dejar atrás la mufa y ganar la Copa Santa Fe”.

EL FESTEJO EN CASA

Una vez finalizado el duelo y los festejos en Newell’s, la familia de El Tala fue hacia el club y allí continuó el clima de algarabía con familiares y amigos. A varios, como el DT Lalima y el juvenil Gubero, les tocó ser bañados en champán y cerveza, mientras que Pedro Paz perdió su cabellera en medio de los festejos, tal cual había prometido.

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