No jugó bien. No lució y se complicó innecesariamente. Incluso transformó a Ibáñez en figura. Pero tuvo algunos destellos de jerarquía y derrotó a Defensores Unidos con un 3-0 demasiado exagerado para un partido que no fue de resolución sencilla. Newell’s sacó chapa y pasó a octavos de final de una Copa Argentina que este año parece serle más fiel.
El ímpetu de los de Zárate y las desprolijidades de la Lepra hicieron del primer tiempo un partido feo para la vista. El CADU no pudo y Newell’s no supo. Y cuando hizo la tarea, Baliño le anuló injustamente un gol a Joel Amoroso, por una mano sin intención de Víctor Figueroa.
El error de la terna arbitral no tapó las falencias mostradas por el Rojinegro. Bernardello jugó siempre al revés de lo que pedía el partido, Rivero abusó de la tenencia y la velocidad de Amoroso siempre estuvo en disparidad con sus compañeros. Así, el 0-0 era tan justo como preocupante.
Poco cambió en el inicio del complemento. Y al minuto Ibáñez tuvo que revolcarse para impedir dos veces el gol rival. Pintaba para tarde-noche complicada, pero apareció Leal y todo se simplificó. El portugués cumplió con su cuota de gol tras una buena jugada de Figueroa, y a partir de ese grito Newell’s respiró, aunque sin el alivio necesario.
Lejos de simplificar las cosas, el gol generó un último intento de CADU de mantenerse con vida. Y complicó a una defensa inestable. Pero volvió a aparecer Ibáñez. Pero el Rojinegro tenía una poco más de jerarquía para definir el pleito. A cuentagotas, pero alcanzó.
Bíttolo arrancó su paso por el Parque con el pie derecho, aunque su gol fue con la zurda. Y en el final, con espacios, Torres desplegó su velocidad y Fertoli anotó el tercero para redondear un cotejo más que aceptable.
Y hubo alivio. Porque Newell’s no jugó bien, pero supo imponer su condición de candidato a tiempo. Y esta Copa Argentina parece que dejó atrás el maleficio. Aunque más adelante no va a alcanzar sólo con chapear.