Cebolla estaba en arresto domiciliario por un caso de violencia de género y este martes lo detuvieron por uno de los ataques a una propiedad que había pertenecido al juez Ismael Manfrín. El magistrado fue el presidente del tribunal que condenó a la banda de Los Monos en abril de este año. Para la Fiscalía, el joven es uno de los tiratiros contratados por Ariel “Guille” Cantero para estas dos primeras intimidaciones, en una saga que alcanza la decena: un testigo de identidad reservada lo señaló como autor material del hecho, ocurrido en Montevideo al 1000 el 29 de mayo pasado. El sospechoso negó este jueves toda participación y vínculo con el clan Cantero pero no le alcanzó para evitar la cárcel. La imputación implica, en caso de llegar a condena, una sanción de cumplimiento efectivo. El juez Hernán Postma habilitó el pedido de la Fiscalía y dispuso la prisión preventiva de Cebolla por el plazo de ley. Por su parte, la indagatoria contra un chico de 17 años apodado Tavi, en el fuero de Menores, como uno de los tiradores contra otra ex vivienda de Manfrín, en Italia al 2100, pasó para este viernes.
Eran cerca de las 21.15 del 29 de mayo, cuando el edificio ubicado en Montevideo 1040 fue baleado desde una moto tipo enduro, color blanca. Para los fiscales David Carizza, Valeria Pedrana y Natalia Benvenutto, uno de los tiradores fue Brian Joel “Cebo o Cebolla” Flores. El otro aún no fue identificado. En el frente de la propiedad, donde en el primer piso vivió Manfrín tres décadas atrás, se constataron 6 disparos de un arma calibre 9 milímetros. Algunos testigos ocasionales hablaron de una moto con dos hombres, cuyo acompañante llevaba una campera roja y un casco.
La lista de Guille
Un testigo de identidad protegida declaró en Fiscalía: contó que escuchó una conversación entre Cebo, un tal Bichi y el mencionado Tavi. La charla se dio un día antes de los ataques. El testigo aseguró que en esa oportunidad hablaban de un trabajo que tenían que hacer. Se trataba de balear la casa de un juez, pero el testigo dijo no haberle dado importancia a la charla. Al otro día se enteró del ataque. También le contó a los funcionarios que pretendían balear la casa de un fiscal en la localidad de Funes y la vivienda de una defensora, explicaron.
Con los sobrenombres de estas personas se avanzó en su identificación y en la ubicación de sus domicilios. También se presentó otra persona en forma espontánea en la Fiscalía y dijo que los atentados los manejaba Guille Cantero y otro que le dicen Gordo. Mientras que un tercer testigo de identidad reservada dijo que había una lista con cuatro jueces, dos hombres y dos mujeres, una de ellas era hija o sobrina de un ex presidente de Rosario Central, y cuatro policías.
Otro dato que sumaron fue un procedimiento que se hizo en la cárcel de Piñero, luego que una mujer, identificada como Rosa, intentara entrar con una bala calibre 9 milímetros. Era ya el 2 de junio y la mujer iba a visitar a Ariel “Viejo” Cantero, padre y a la vez compañero de pabellón de Guille, lo que derivó en una requisa en el pabellón 7, donde había 61 personas y se secuestraron 42 celulares, entre ellos un Samsung Galaxy J7.
Cebolla
Con la evidencia que obtuvieron a partir de la declaración de los testigos protegidos se hicieron, el pasado martes, 25 allanamientos en la ciudad y alrededores. Uno de ellos tuvo lugar en Medina al 4300 (Felipe Moré a la misma altura), donde Cebolla cumplía un arresto domiciliario por una investigación por violencia familiar. Ese domicilio pertenece a su hermana. Allí se secuestró una moto negra que, según la Fiscalía, estaba a nombre de una persona de nacionalidad colombiana. También incautaron 8 cartuchos calibre 9 milímetros dentro de una cocina en desuso. Mientras que una moto blanca tipo enduro fue secuestrada en la casa de la madre de Cebolla, en avenida María del Rosario al 3500. Además la Fiscalía dijo que contaba con una probation por un delito contra la propiedad, causa en la que había brindado otra dirección.
Los fiscales acusaron a Cebolla por amenazas coactivas agravadas por ser anónimas, por la utilización de armas y por tener como propósito obtener como medida alguna concesión del poder público. A lo que le sumaron portación de arma de guerra. Cebolla dijo que no tiene vehículo propio. “Estaba cumpliendo un arresto, no tengo vínculo con esa gente. Todo lo que dicen acá es todo mentira”, dijo con un hilo de voz.
El pago chico del Viejo
La Fiscalía pidió prisión preventiva sin plazo, dijo que este ataque y el que se produjo minutos antes en la casa de Italia al 2100, enfrente de la comisaría 5ª y donde el juez Manfrín vivió hasta 50 días antes de la balacera, fueron los primeros de una saga que ya lleva 11 hechos con la misma modalidad (incluido el ataque sobre una patrulla policial que vigilaba una vivienda que ya había sido baleada). El juez había condenado a la banda de Los Monos por distintos delitos y, por esos días, la Justicia federal, que tiene a disposición en la causa narco Los Patrones a algunos miembros del grupo como Guille Cantero y Jorge “Ema” Chamorro, dispuso el traslado de estos dos a Rawson y Resistencia, respectivamente, recopilaron los fiscales.
El traslado fue resistido y ello está plasmado en un habeas corpus presentado por sus defensas, detallaron. “El ministerio nunca descartó otras variables”, dijo Benvenuto sobre quiénes pudieron haber ordenado los ataques y destacó la gravedad de los hechos y la fortuna de no lamentar víctimas fatales. Según la fiscal, el testimonio reservado que dio los nombres los presuntos atacantes brindó datos que se unieron con otros indicios, como los perfiles de Facebook. Se determinó que los tres –Cebolla, Bichi y Tavi– se conocen y se frecuentan, viven relativamente cerca y en la zona que usó el Viejo para esconderse mientras estuvo prófugo (de mayo de 2013 al mismo mes de 2015), aseguró.
Los colombianos
Un testigo protegido además contó quiénes le dieron la orden. Dijo que recibieron este encargo desde la cárcel de Piñero, sindicando a la banda de Los Monos, puntualmente a Guille y su padre, Viejo. Y, en la cadena de mandos hacia afuera, los interlocutores serían de nacionalidad colombiana, quienes terminaron diciéndoles a estos tres qué tenían que hacer, reseñó la fiscal. El testigo agregó que los ataques a tiros cuestan entre 4 y 6 mil pesos y cotiza entre 60 y 80 mil pesos una muerte, dependiendo del tirador y el objetivo.
Los fiscales dijeron que Cebolla, luego del hecho, estaba ansioso por ocultar un arma y su familia lo ayudó a esconderla. También aseguraron que recibió un pago y lo escondió en una casa que no se halló, datos que surgieron de las escuchas.
El defensor Marcelo Piercecchi refutó la evidencia, negó la vinculación con su pupilo, pidió la libertad y subsidiariamente morigeración de prisión, pero no fueron atendidas por el juez Hernán Postma, quien dictó la preventiva por 90 días. Para el magistrado, la evidencia presentada por la Fiscalía “es indiciaria, pero tiene carga incriminante”. Agregó que son “hechos gravísimos donde se está tratando de amedrentar el orden, se atenta contra una de las instituciones piramidales de la Constitución Nacional que es el Poder Judicial”, refirió.
Guille y el J7
Para la Fiscalía es alta la probabilidad que el encargo venga de parte de Guille Cantero. Ello surge de otra declaración de testigo reservado que dijo que, el día de los ataques, Guille le envió un mensaje del celular que usualmente utilizaba terminado en 771. Le pidió que le guardara una información que le iba a mandar desde otro teléfono. Y del número terminado en 135 le envía un “print” de pantalla que contenía datos de Manfrín: todos los domicilios donde había vivido, el auto en el que se movía, su número de celular y el nombre y número de celular de su esposa. Al día siguiente, cuando el testigo se enteró del ataque llamó al número terminado en 135 y no lo atendieron. Luego se enteró que habían trasladado a Cantero a Resistencia y que por eso, supone, le mandó los datos. Además, en el celular terminado en 135 tiene agendado el teléfono finalizado en 771 como Gui, contaron.
Para la Fiscalía este testimonio se apoya en otra evidencia: el secuestro de 42 celulares en la cárcel de Piñero. Uno de ellos es un Samsung J7 que fue peritado por Gendarmería Nacional. Se estableció que ese aparato era usado por Guille Cantero. Se corroboraron las conversaciones entre el testigo y Guille en ese celular. También se encontró el print editado y el que le fue enviado originalmente con la conversación, dos horas antes del hecho, selfies de Cantero y fotos de la intimidad de su grupo familiar.
De los celulares secuestrados en el pabellón surge otro asignado a otro interno. En ese celular, el 26 de mayo se bajó una foto de Cebolla de Facebook, lo que para la Fiscalía es un indicio más que suma a su teoría. Cantero será imputado como autor intelectual de estos hechos la próxima semana, por videoconferencia, aunque aún no se fijó día para ello.
Tavi
Tavi tiene 17 años. Si bien lo buscaron durante los 25 allanamientos del martes último, lo detuvo la Policía en la calle horas después. Una fuente explicó que lo arrestaron en cercanías de la escuela donde va a aprender herrería. La Fiscalía explicó que Tavi es hijo de María Liliana, quien es hermana de Rosa, la mujer que fue a visitar al Viejo Cantero y al requisarla se encontró una bala. Según afirmaron, Rosa visita asiduamente el penal y dos de sus hijos tienen el apellido Cantero. Cuando el Viejo fue imputado por asociación ilícita dijo que estaba separado de Celestina Contreras hacía más de una década y que estaba en pareja con Rosa, con la que tiene 4 hijos.
El pibe quedó a disposición del Juzgado de Menores Nº 4, donde este jueves se suspendió la imputación hasta el viernes a la espera de colecta probatoria. Se estima que lo indagarán por los mismos delitos que a Cebolla. Mientras tanto permanece en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario.