Eran cuatro primos apellidados Baker de entre nueve y 11 años que jugaban al fútbol en una playa de Gaza el 16 de abril de 2014, en una zona considerada entonces por Israel como territorio de guerra. Pertenecían a una familia de humildes pescadores. Ese día, ante la mirada de decenas de periodistas que cubrían la operación militar israelí que había comenzado ocho días antes, cayó el primer proyectil. Los niños intentaron huir, pero el segundo misil golpeó a tres de ellos. Los cronistas relataron que daba la impresión de que los disparos los perseguían. Los cuatro fallecieron en ese ataque, lanzado por un dron artillado enviado por Tel Aviv. Las explicaciones oficiales en su momento fueron exculpatorias. Una investigación secreta de la policía militar obtenida y hecha pública por la ONG Adalah, que ejerce la defensa legal de los derechos de la minoría árabe en Israel, confirma ahora que los chicos perdieron la vida de la forma en que lo relataron los enviados de prensa que observaron a pocos metros la tragedia. El portal informativo The Intercept fue el primer medio en difundir la noticia sobre cómo ocurrió la matanza. Fue este lunes.
De inmediato, tras la difusión del informe, el Ejército israelí reiteró en un comunicado que los niños fueron confundidos con milicianos del grupo armado Hamas en una zona considerada de guerra. La justicia castrense israelí había cerrado la investigación en junio de 2015 con esos mismos argumentos. Los abogados de Adalah, que tomaron la representación de la familia Baker –golpeada luego por otros ataques mientras pescaban, que terminaron con heridos y su embarcación, único medio de subsistencia, destruida– insistió en sus reclamos de investigación.
El informe conocido esta semana es un texto confidencial censurado con tachaduras. Lo que se puede leer deja en claro que Ismail Baker, de nueve años, y sus primos Aed, de 10, Zacaría, de la misma edad, y Mohamed, un año mayor, murieron a las 15.30 del 16 de julio de 2014 junto a un embarcadero próximo al hotel Al Deira, base habitual de la prensa extranjera en Gaza.
El operador de un dron israelí Hermes 500 observó desde el centro de operaciones aéreas de Palmachin, al sur de Tel Aviv, que una figura humana salía de los restos de un contenedor que había sido atacado por la aviación el día anterior bajo sospechas de ser un depósito de armas de Hamas. Un segundo aparato no tripulado, pero artillado, entró en acción para disparar un misil contra el niño que se había acercado al contenedor. El resto de los chicos echaron a correr mientras eran perseguidos. Toda la acción, incluso, quedó registrada en la filmación de un camarógrafo de la televisión francesa desde el hotel.
El testo conocido ahora deja constancia de que el operador del dron pidió aclaraciones sobre los limites de la zona de guerra de la playa en la que podía abrir fuego. Al no recibir respuesta, lanzó medio minuto después el misil que causó la muerte de los otros tres primos y heridas graves a un cuarto.
Adalah sostiene en un comunicado que el ataque con el dron “mostraba un desprecio criminal por la vida humana”. Ratifica que la investigación interna del Ejército no buscó la verdad y exige al fiscal general de Israel la inmediata reapertura del caso.