El tandilense Juan Martín del Potro neutralizó este martes el cañón del estadounidense John Isner en cuatro sets, para avanzar a las semifinales del Abierto de Estados Unidos, último Grand Slam de la temporada.
Del Potro, tercero del ranking mundial y campeón en 2009, jugó un gran partido desde el fondo de la pista, sin fisuras, y encontró la fórmula para quebrar a su oponente en los momentos indicados, imponiéndose 6-7 (5), 6-3, 7-6 (4), 6-2, en tres horas y media de juego bajo una sofocante temperatura.
«Estoy muy contento de conseguir otra semifinal en mi torneo favorito, es muy especial para mí. Y batir a John en este tipo de partidos es algo épico. Estábamos los dos cansados al final, creo que sobreviví con mi saque en los momentos importantes y eso fue clave», dijo el ganador tras el extenuante juego.
El de Tandil chocará ahora en la penúltima instancia contra el ganador del duelo entre el español Rafael Nadal (N.1) y el belga David Goffin (N.10), que se verán las caras en el último partido de la jornada de este martes.
El español ya lo despachó el año pasado, también en semifinales, rumbo a su tercer título en las pistas duras de Flushing Meadows, en Nueva York.
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Bajo un calor asfixiante, que obligó incluso a suspender durante unas horas los partidos de los juniors, la pregunta nunca fue cómo sino cuándo. Dos de los mejores jugadores del circuito con su servicio y dos físicos privilegiados frente a frente, con un balance previo de 7-4 a favor de Del Potro.
La última referencia databa del pasado Roland Garros, con un triunfo del argentino por un triple 6-4. Pero el US Open era territorio inexplorado.
El de Tandil ya había avisado que tendría que brillar con su servicio pero también con su resto. Y es que Isner, un gigante de 2,08 m de estatura, se hizo famoso por no tener piedad con su saque.
Así, y hasta mediados del segundo set, siempre que lo necesitó conectó un «ace» a la velocidad de la luz. Primero a 219 km/h, luego a 220 y, más tarde, incluso a 223. Cada vez que Del Potro rozaba un punto de «break», Isner sellaba un misil tierra-aire para acabar con sus esperanzas.
Un peldaño por encima
Y así, con 6-6, solo necesitó un miniquiebre para adjudicarse la primera manga por 7-6 (7/5). Del Potro dejaba la pista desconcertado pero no sorprendido. Había cometido solo cuatro errores no forzados (por 12 de su rival), había conservado todos sus servicios pero, en un segundo, había cedido un set.
Pero no se vino abajo. Siguió fiel a su estilo, acertado con su saque y letal desde el fondo hasta que su esfuerzo tuvo recompensa. Así, en el cuarto juego, le quebró el servicio a un Isner que empezaba a dar muestras de agotamiento y se acabó el set.
Así se desarrollaba la contienda. El primero capaz de firmar un «break» parecía destinado a acabar ganando. El primero fue el estadounidense. A continuación fue Del Potro, que solo cometió un error en todo ese intervalo para mostrarse dominante ante uno de los oponentes más incómodos del circuito. Porque es misión casi imposible ganarle en su juego.
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La tercera manga fue un «revival» de la primera. De nuevo, otro «tie break». De nuevo, un misil tras otro desde el rincón del norteamericano, que sin embargo con el paso de los minutos fue fallando cada vez más hasta entregar ese set y el siguiente, extenuado por el calor y los golpes de su rival.
Delpo demostró una vez más que no es casualidad que ocupe la mejor posición de su carrera en la ATP casi una década después de coronarse en la Gran Manzana. Hace unos meses ya ganó su primer Masters 1000 en Indian Wells, ante el suizo Roger Federer.
Ahora sueña con volver a coronarse en Nueva York, donde empezó todo, para cerrar el círculo.