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Macri navegando en un barco ebrio

Argentina está ahora, por razones muy distintas a las de la gestión anterior, en la mira de los periodistas de todo el mundo, sobre todo en los que atienden los asuntos económicos y políticos y el lunes por la mañana el foco estaba puesto allí.

En un mundo globalizado, donde se supone que el neoliberalismo reinante en casi todo el mundo occidental acompaña las “buenas” nuevas de caída libre en las fauces del endeudamiento permanente que proponen los organismos de crédito internacional para someter a los países, los diarios más representativos de ese universo no acompañaron demasiado los anuncios que hizo el presidente Macri y su, ahora, ministro de Economía Dujovne –que significan más entrega y profundización de la crisis– y pusieron el acento en la ineptitud que caracteriza a la gestión de Cambiemos para timonear el costo social de sus políticas. Incluso, dejaron pistas de las desinteligencias internas, las envidias y el afán de protagonismo de varios funcionarios y pusieron de relieve el comportamiento casi psicótico de Macri, quien se ausentaba de las reuniones de ministros para “descansar” jugando al paddle o mirando a Boca por tevé.

“Boutades” marca Macri

Argentina está ahora, por razones muy distintas a las de la gestión anterior, en la mira de los periodistas de todo el mundo, sobre todo en los que atienden los asuntos económicos y políticos y el lunes por la mañana el foco estaba puesto allí. La tensión cambiaria y las lesivas políticas económicas y las consecuencias sociales que venían ocurriendo en el último par de semanas, mostraban hacia afuera las peligrosas olas que el barco de Cambiemos levantaba y que podían volverse en su contra o, mejor dicho, que crecidas sin freno ni medida, podían cubrir inevitablemente la gestión. Los periodistas del mundo no son tontos –aunque los haya–  y no es nada difícil deducir los manotazos de ahogado que está dando este gobierno, y como no hay obligación de acompañar a distancia, los medios dieron cuenta de las “boutades” marca Macri, que esta vez ilustró con gestos que redimensionaban sus palabras. Las agencias y los medios digitales fueron los primeros en reflejar la andanada de malas desprendidas del discurso de Macri. Associated Press dijo de inmediato que el achicamiento de los ministerios para paliar la turbulencia económica no aseguraba de por sí el achicamiento del déficit, sobre todo porque se complicarían algunas áreas que estaban más descentralizadas y terminarían por hacer más críticas ciertas situaciones, por ejemplo las vinculadas con la salud. Reuters señaló que será muy difícil sostener un crecimiento de la pobreza –como el mismo presidente señaló– en las condiciones actuales, donde ya hay muchos sectores por debajo de esa línea. Algo similar hizo Associated France Press en su cuenta de Twitter pero además agregó que más medidas de austeridad en una situación como la actual afectarían sustancialmente a algunos sectores. BBC Mundo se limitó a destacar la reducción de ministerios y el regreso de las retenciones, aclarando que no estaba desacertado pedir que ayuden a los que tienen más capacidad, haciendo referencia al sector agropecuario exportador.

Recurrir a los amigos

La noticia principal del portal del diario chileno La Tercera se detenía en la frase de Macri que mencionaba la necesidad de terminar con la corrupción, pero dejando entrever que esa no era hoy una excusa para fundamentar los desequilibrios de su gobierno y que su electorado no iba a seguir pensando que todos los problemas económicos tenían ese origen. El peruano El Comercio se centró en la actitud y los gestos de Macri durante su discurso y remarcó su exagerado “semblante serio y circunspecto” cuando eso    por sí solo no garantizaba la credibilidad de la audiencia en sus palabras. El uruguayo El País hizo algo parecido y deslizó que esa gestualidad era necesaria para sostener la contundencia de la frase “estos fueron los peores cinco meses de mi vida, después de mi secuestro”. Algunos diarios europeos también hicieron un rescate de algunos pasajes del discurso y, a su modo, interpretaron intenciones y consecuencias. El británico Financial Times se detuvo en los planes para eliminar el déficit fiscal y dijo que si bien no era errada la idea de poner mayores impuestos a las exportaciones, dudaba de la suficiencia de esas medidas que, a su juicio, debían ir acompañadas por otras similares. Por supuesto, se abstuvo de decir cuáles aunque señaló que cuando un barco está “ebrio” debe apelarse a todo los recursos posibles. A todas luces la voz del establishment brasileño, el diario O Globo viene militando el sostenimiento tanto de Michel Temer en su país como el de Mauricio Macri en Argentina con títulos catástrofes como el que llama al electorado a no volver a los “tiempos oscuros” del populismo a lo Dilma Rousseff o Cristina Fernández; que los destinos de ambos países están atados y deben asumir la tarea de preservar los valores de un “mundo libre”. Luego de enumerar las medidas anunciadas por el gobierno de Cambiemos para cumplir con las metas propuestas por el FMI, O Globo recomienda a Macri que vuelva a hacer fluido su diálogo con Estados Unidos porque siempre funciona recurrir a los “amigos” en los momentos de crisis. Y remarcó que esa relación, Trump-Macri, ya había dado sus primeros pasos y sólo había que profundizarla. Y agregó que las medidas necesarias pero antipopulares había que tomarlas acompañado. A diferencia de los anteriores medios mencionados, uno de los principales diarios italianos, La Stampa, con orientación hacia la derecha del mapa, colocó al discurso de Macri en su tapa y dijo que las medidas que tuvo que tomar su gobierno obedece a la situación heredada, es decir, aquéllas que el “gobierno” anterior había dejado como una bomba a punto de detonar. Pero, y acá se coloca en consonancia con sus otros pares, esa “pesada herencia” debía ya dejar de “pesar” y tomar medidas que saquen al país adelante para lo cual debía rodearse de funcionarios idóneos. El diario ABC español, de línea conservadora y monárquica, puso el acento en que según sus fuentes, el fin de semana de reunión ministerial en Olivos, al presidente había que salir a buscarlo cada dos por tres a una cancha de paddle dentro del predio o, ya más tarde, a un living donde tomaba café mientras miraba en una gran pantalla el partido de Boca contra Vélez.

Barco ebrio

De esta manera, lo que queda claro en la orientación de las portadas de los medios de buena parte del mundo occidental –insospechados la mayoría de mirar desde la izquierda o, incluso, algunos, desde el centro– es que el de Cambiemos es un gobierno al que no le alcanzan las manos para tapar los desastres que acarrean sus políticas y que no hay cintura para capear ningún temporal. Lo que bien podría traducirse en que se trata de un grupo que vino a cumplir una tarea a como dé lugar y valiéndose de lo que tiene a mano. El verdadero problema será cuando ya no quede nada para agarrar y la ola –cada vez más grande– se derrumbe sobre el barco ebrio.

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