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Un secuestro a la bartola

Miguel Collan pasó más de cuatro horas en cautiverio luego de que se lo llevaran a punta de pistola de la concesionaria que tiene hace 30 años. Sus captores quedaron filmados y los pesquisas creen que actuaron con poca logística y falta de inteligencia previa. No es el primer caso y hay preocupación

Don Collan tiene 76 años y es un reconocido miembro de la comunidad gitana de Rosario. El lunes a la tarde estaba en el mismo lugar donde pasó los últimos 30 años: la concesionaria de autos de Crespo y Arijón. De ahí se lo llevaron a punta de ametralladora sus secuestradores que lo tuvieron en cautiverio más de cuatro horas. Lo liberaron a la noche sano y salvo. Su familia y abogado aseguran que no se pagó rescate. Los investigadores hablan de una cifra cercana al millón de pesos. En lo que sí coinciden es en la falta de inteligencia criminal de la banda. Actuaron con los rostros descubiertos y estacionaron los dos autos frente a las cámaras de vigilancia del predio que grabaron todo. Dispararon un par de veces para intimidar y le robaron la billetera al hijo de Collan, luego de darle un culatazo en la cabeza que le costó cuatro puntos de sutura. Algunos ya estarían identificados.

Como en Rosario no son frecuentes los secuestros extorsivos, el del lunes causó preocupación. En principio, los investigadores descartaron que se trate de una banda sofisticada y se inclinaron más por un hecho aislado con poca premeditación. “Por ahora no hay nada de nada que ligue lo que pasó a la monada”, confió un pesquisa sobre la posible sombra del clan Cantero en el secuestro.

A una conclusión similar llegó el abogado de la familia Miguel, quien colaboró con las negociaciones mientras Collan  estaba cautivo. “Actuaron con cero inteligencia, frente a las cámaras que apuntan para los cuatro lados, quedaron muy expuestos”, dijo Federico Carignano a El Ciudadano. El abogado contó que luego de llevarse a Don Collan, los secuestradores hablaron por teléfono con su hermano, a quien le pidieron un millón de dólares de rescate. Media hora después, cuando Carignano ya estaba en el lugar junto a decenas de miembros de la comunidad gitana se produjo la segunda comunicación, donde la cifra exigida para devolver con vida al anciano era de 150 mil dólares. Luego llegaron los policías que intervinieron los teléfonos, pero no llamaron más. “Y después lo largan. No pagaron nada”, aclaró el abogado de la familia que contó: “Lo trataron bien. Le dieron bebida y un limón. Los gitanos toman limón para la presión alta”.

El subsecretario de Investigación Criminal Darío Chávez informó que la pesquisa comenzó cuando la persona ya estaba liberada y no corría riesgo su vida, con intervención de la Fiscalía Federal 3 de Rosario a cargo de Adriana Saccone. Chávez dijo que no descartan ninguna hipótesis pero que en principio se concentran en identificar a los secuestradores. Al respecto aclaró que uno de los autos utilizados apareció calcinado en la localidad de Pérez. También que incautaron tres vainas en el predio donde se cometió el secuestro. “Fueron disparos intimidatorios, no dirigidos, para hacer saber el poder de fuego”, dijo Chávez quien tildó de preocupante las armas, ya que en las imágenes se observa que uno de los secuestradores tiene una ametralladora. No obstante resaltó la falta de logística de la banda y aclaró: “No tenemos nada que nos haga suponer que haya una organización delictiva fuerte detrás de este hecho. La modalidad y la poca inteligencia que tuvieron a la hora de llevar adelante el hecho creo que demuestra que no fue tan planificado”.

En los últimos meses trascendieron hechos similares que podrían estar relacionados. En julio pasado, un muchacho fue secuestrado en la zona sudoeste y liberado luego de que su familia dejara unos cien mil pesos de rescate en las vías de Avellaneda y Batlle y Ordóñez. El caso tiene un detenido y un prófugo.

En febrero pasado otro joven denunció que fue secuestrado por un quinteto armado en Villa Gobernador Gálvez que lo mantuvo cuatro horas en cautiverio mientras le exigían a su pareja un rescate de medio millón de pesos. Lo liberaron por una cifra mucho menor. Quizás el hecho que más trascendió por sus aristas tragicómicas fue el que ordenó desde prisión Guille Cantero, quien planeaba sacarle dinero a un narco con el cautiverio de su hijo pero por error se llevaron al hijo de un carnicero. Guille ordenó a sus hombres que antes de dejarlo ir pidieran un par de kilos de asado como rescate.

Por otro caso ocurrido en marzo de 2017 hay un cuarteto a la espera del juicio oral por secuestrar durante cinco horas al hijo del dueño de una casa de comidas de barrio Azcuénaga y cobrar un jugoso rescate.

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