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Jija, desmemoriado: imputan a jefe de la barra de Newell’s

Lo buscaban desde febrero pasado por el crimen de Jonatan Funes, ocurrido a la salida de la cárcel de Piñero. Lo ubicaron en Córdoba y este miércoles lo acusaron formalmente como autor material de homicidio calificado. Dijo que el día del crimen estaba en Buenos Aires y puede probarlo

Tiene 26 años, le dicen Jija, aunque negó ese apodo. Contó que lo llaman Enano o Cabeza de Huevo. Lo detuvieron en Córdoba después de permanecer varios meses prófugo. Lo sindican como el mandamás de la barra de Newell´s, con estrechos vínculos con la banda de Los Monos, y este miércoles lo imputaron de ejecutar con 15 tiros a Jonatan «Bam Bam» Funes en febrero pasado. El muchacho negó su participación en el hecho, dijo no conocer a Cable ni al Colombiano (los otros dos imputados en la causa) y aseguró que ese fin de semana estuvo en Buenos Aires. A pesar de su descargo –en el que no pudo brindar datos de identidad de su amigo, ni el número de teléfono que tenía al momento del asesinato–, el juez José Luis Suárez dispuso la prisión preventiva en su contra por el plazo de ley.

El 5 de febrero Bam Bam fue a visitar a la cárcel de Piñero a sus hermanos Lautaro, alias Lamparita, y Alan, acompañado de una amiga, Brisa Amaral. Cuando terminó la visita ambos salieron del penal en un Audi A3. La joven hoy está imputada como miembro de la banda de los Ungaro-Funes y encausada en la Justicia federal en un caso de drogas. Fue la única testigo presencial del hecho. Salió ilesa pero le dieron un mensaje: “Te dejo viva para que denunciés” contó que le dijo el matador.

Dijo que le cruzaron una Ford EcoSport cuando llegaron al cruce de la ruta A012 y la 14. Le cortaron el paso. Desde la ventanilla del acompañante le pegaron dos tiros al coche. Uno impactó en el capó y otro en la parrilla. Para el fiscal Florentino Malaponte esta situación desencajó a Bam Bam. Le pidió ayuda a Brisa, se abrazaron y Bam Bam abrió la puerta y salió corriendo, dijo.

La sindicación

Según el testimonio que prestó la joven ante el fiscal en el lugar del hecho, en la sede de Fiscalía y en una audiencia ante un juez como una prueba anticipada al juicio, Jija se bajó del coche y mientras Bam Bam corría le efectuó dos disparos que impactaron en la parte del muslo y lo hicieron caer. Mientras estaba en el piso le disparó 15 veces, la mayoría en la cabeza. Murió por grave daño encéfalo craneano, dijo el funcionario.

Para Malaponte la declaración de Brisa es clara y contundente. La chica dio los nombres de los autores del ataque. Señaló a Adrián Solís, alias Cable como el conductor. Damián Chávez, apodado Colombiano, como la persona que iba de acompañante en el asiento de adelante y disparó contra el auto, y a Emiliano Javier Avejera, alias Jija, como el autor de los disparos fatales.

El fiscal dijo que el relato de la chica se corresponde con los informes forenses y balísticos. Se determinó que Bam Bam recibió en la pierna un tiro que tuvo una trayectoria de atrás hacia adelante y el resto de los disparos fueron a la altura de la cabeza y de frente. El informe balístico dijo que se usaron dos armas; de las 16 vainas que se levantaron, 15 corresponden a la misma pistola. El fiscal aclaró que falta la realización de una rueda de reconocimiento.

A Jija lo detuvieron en Córdoba, donde llegó la Policía de Investigaciones con un dato y montó una guardia hasta que lo ubicó. Los uniformados aAllanaron el departamento en el que vivía con su familia, del que se secuestraron cadenas de oro, tres celulares y una tablet que se enviaron a peritar. El fiscal dijo que el crimen de Bam Bam fue organizado: lo esperaron a la salida de la cárcel y se hicieron tareas posteriores para eliminar evidencia. La EcoSport que utilizaron era robada y la prendieron fuego en un predio en Alvear, aseguró.

A ello sumó que el lugar donde fue detenido era céntrico y conocía su condición de prófugo quince días después del hecho, cuando su abogado presentó un escrito, donde afirmaba saber que lo buscaban. «Lo que demuestra que hay una capacidad de esconderse y ser escondido, por lo que no está solo», argumentó el fiscal.

El desmemoriado

Lo primero que aclaró Avejera, sentado junto con su defensor Claudio Tavella, es que no le dicen Jija. Aceptó que lo apodan Enano o Cabeza de Huevo. «No conozco a los otros imputados. No sé quién es la persona que me acusa. Tengo entendido que es peligrosa», afirmó. Respecto del día del crimen, dijo que estaba en Buenos Aires con su familia y un amigo y la familia. Contó que se fueron el viernes en un auto Mercedes Benz prestado, del que no pudo dar detalles del modelo; sí dio datos de la patente.

Dijo que a su amigo le dicen Colo, pero que no conoce más datos porque lo conoció en diciembre pasado y estuvieron «en los carnavales de Saavedra». Y aseguró: “Tengo filmaciones, fotos, ticket de peajes y de compras”. Añadió que no se presentó porque toda esta información su abogado la presentó en Fiscalía y «no le dieron bolilla». Dijo que tenía miedo: “Tengo entendido que esa gente es peligrosa”.

Avejera no tuvo problemas en contestar preguntas del fiscal, aunque allí la memoria no lo ayudó. No recordaba el número de teléfono que tenía en febrero; entonces llamaron a su pareja que estaba en la sala para que lo dijera. Pero la chica dijo que lo tenía agendado y no lo recordaba, por lo que volvió a su asiento. Tampoco sabía el número de teléfono que su mujer usaba en ese momento, ni el nombre del amigo con el que viajó, a pesar de ir todos en el mismo auto.

Aclaró que no tiene vínculos con Newell’s. “Y a la cancha iba de vez en cuando. La última vez que fui me detuvieron. Era por un derecho de admisión que no me notificaron”, aseguró.

Finalmente el juez Suárez aceptó la imputación e hizo lugar al pedido fiscal: decretó la prisión preventiva de Emiliano Javier Avejera por el plazo de ley.

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