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Brasil: cada vez hay más candidatos de origen militar

Los candidatos de origen militar para presidente o gobernador en Brasil pasaron de 13 en 2014 a 25 en los comicios del 7 de octubre. De hecho, el ex capitan del Ejército Jair Bolsonaro es quien encabeza las encuestas para la primera vuelta presidencial

Un ex capitán del Ejército está a la cabeza de las encuestas: los militares raramente han estado tan presentes en el debate político brasileño, a menos de un mes de unas elecciones particularmente inciertas.

El número de candidatos a presidente o a gobernadores de los 27 estados brasileños con origen militar pasó de 13 en los comicios de 2014 a 25, según un recuento del diario O Estado de San Pablo

Esta situación desafía a un país que todavía carga con el estigma de la dictadura militar (1965-1984).

«Tras la dictadura, los militares permanecieron mucho tiempo a la defensiva, pero ahora son más visibles», constata Nelson Düring, director del sitio especializado Defesanet.

El diputado y ex capitán Jair Bolsonaro, de 63 años, favorito en los sondeos para la primera vuelta del 7 de octubre, expresa frecuentemente su nostalgia por los años de plomo e incluso elogia a conocidos torturadores.

No es una coincidencia que haya elegido como compañero de fórmula a un general de reserva, Hamilton Mourao, otra figura polémica. Y prometió designar a seis generales para conformar su gobierno en caso de resultar electo.

Hace un año, el general Mourao saltó a las tapas de los diarios al afirmar que si la situación política, marcada por los escándalos de corrupción, seguía degradándose, el Ejército estaría obligado a «imponer una solución».

Mourao asume actualmente un papel más protagónico en la campaña, mientras Bolsonaro se encuentra internado tras haber recibido una puñalada en el abdomen durante un mitin.

 

«Imprudencia en uniforme»

 

Ese atentado llevó al comandante del Ejército, el general Eduardo Villas Boas, a zambullirse en el debate político.

En una entrevista publicada el domingo pasado por O Estado, afirmó que el clima de «intolerancia generalizada» podría incluso «cuestionar la legitimidad del próximo gobierno».

Y consideró una «tentativa de intromisión» que la ONU solicitara que el ex presidente de izquierda Luiz Inacio Lula da Silva, encarcelado por corrupción, pudiera mantener su candidatura.

En un editorial titulado «Imprudencia en uniforme», el periódico Folha de San Pablo estimó el martes que esas «declaraciones confusas no contribuyen a apaciguar» la situación del país.

El candidato de centroizquierda Ciro Gomes, segundo en las encuestas para la primera vuelta, sostuvo el martes al diario O Globo que, si él estuviera en la presidencia, el jefe del Ejército hubiera sido «destituido y encarcelado».

 

«Vía democrática»

 

Para David Fleischer, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de Brasilia, la «pérdida de credibilidad» del presidente saliente Michel Temer, acosado por acusaciones de corrupción, «pudo haber contribuido» a que Villas Boas saliera de su reserva.

«La visibilidad de los militares aumentó mucho estos últimos años, ya que el gobierno de Temer desplegó tropas en varias ocasiones» para misiones de mantenimiento del orden, dijo Fleischer. En febrero, Temer confió incluso a las Fuerzas Armadas el comando de las fuerzas de seguridad del Estado de Rio de Janeiro, desbordadas por la violencia.

Según Sergio Praça, profesor de la fundación Getulio Vargas, muchos brasileños saturados por los escándalos prestan oídos a un «discurso en el que los militares son menos corruptos y que insiste en traer orden, paz y seguridad».

Parte de la población se muestra incluso favorable a una «intervención militar», pero Praça no cree en la posibilidad de un nuevo golpe de Estado.

«Estamos muy lejos de la situación de 1964. Hoy, los militares se involucran en la política por la vía democrática», concluyó.

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