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Bibliotecas Futboleras, un golazo que suma lectores

El escritor Ignacio Irigoyen es el creador de un proyecto que sumó una veintena de espacios literarios en escuelas primarias del país que fueron bautizados con el nombre de un futbolista ex alumno de esa institución. Así, ídolos deportivos son puente para que niños recobren el hábito de la lectura

Ignacio Irigoyen, licenciado en Letras y escritor, comenzó como voluntario fundando bibliotecas en zonas rurales de la Argentina. Hoy encabeza su propio proyecto: Bibliotecas Futboleras. A través del deporte más pasional del país y de la figura de los futbolistas, Irigoyen busca trazar ese lazo fundamental entre los niños y la lectura mediante un vínculo entre los ídolos y sus escuelas primarias.

“A medida que pasaban los años fui advirtiendo que los chicos cada vez leían menos ante los avances de la tecnología y se me ocurrió plantear una relación entre la lectura y el fútbol que pudiera incentivarlos a recuperar ese hábito”, expresó a El Ciudadano el además poeta súbito, guionista y autor de novelas como Los náufragos del Plata. Esa relación se consagraría a través de la instalación de una biblioteca que funcionase en la escuela de esos chicos, donde concurren diariamente, bautizando a la misma con el nombre de un futbolista que haya concurrido a ese establecimiento.

El ex campeón con Newell’s Belluschi tiene su biblioteca futbolera en Los Quirquinchos.

 

De esta forma, jugadores de la ciudad y la región como Marco Ruben (Fray Luis Beltrán), Nahuel Guzmán (Rosario), Franco Armani (Casilda), Cristian Ansaldi (Rosario), Ignacio Scocco (Hughes), Fernando Belluschi (Los Quirquinchos), Gustavo Dezotti (Monte Buey, Córdoba), Sergio Almirón (Rosario), Eduardo Berizzo y Darío Franco (Cruz Alta, Córdoba), Javier Mascherano (San Lorenzo), Amadeo Carrizo (Rufino), Gabriel Batistuta (Reconquista), Hernán Díaz (Sastre), Roberto Abbondanzieri (Bouquet), César Luis Menotti (Rosario), Jorge Valdano (Las Parejas), Néstor Clausen (Villada), Marcelo Trobbiani (Casilda), Nery Pumpido (Monje), Héctor Zelada (Maciel), Ricardo Giusti (Albarellos) y Pedro Pasculli (Santa Fe) volvieron a visitar la escuela de su infancia para fundar una biblioteca futbolera y dejar así un enorme legado a los chicos.

El ex arquero canalla y de Boca Roberto Abbondanzieri, tiene su biblioteca en Bouquet.

 

Para los jugadores representa un sentimiento y un honor muy grande, ya que jamás en su vida imaginaron que iban a tener una biblioteca con su nombre.

“Cuando empiezan a hacer realidad la idea de una biblioteca con libros de fútbol, que va a funcionar en su escuela primaria, que va a ser leída por sus compañeros de escuela, se sienten totalmente identificados con ella y toman el proyecto como propio, haciéndose parte del mismo”, explicó. Tanto él como su equipo de trabajo seleccionan a los futbolistas de acuerdo a las características y referencias que tienen de cada uno, como así también su influencia entre la población.

Cómo son las bibliotecas futboleras

Cada biblioteca futbolera que se funda está orientada a niños y niñas de entre 6 y 12 años y se compone de 200 libros: 100 sobre fútbol abordado desde distintas perspectivas (historias de clubes, de jugadores, biografías, cuentos infantiles, novelas de fútbol para chicos, libros didácticos, de juegos y entretenimiento) y otros tantos de literatura infantil y juvenil, ya que el objetivo principal es que más allá del deporte sea desde esas primeras lecturas que luego los chicos se acerquen a otro tipo de material.

Chicos de Los Quirquinchos disfrutan de la biblioteca del volante de San Lorenzo Belluschi.

 

Si bien el proyecto se desarrolla desde agosto de 2016 a lo largo y ancho del país e incluso se expandirá hacia el extranjero (la marca está registrada en 20 países de América y Europa y el 24 de octubre se inaugurará la biblioteca Nelson Cuevas en Asunción, Paraguay), que de 41 espacios literarios fundados 21 sean de la provincia Santa Fe, no es coincidencia.

Mediante un acuerdo entre quienes llevan adelante el proyecto y el Ministerio de Educación santafesino, entre agosto y noviembre de 2017, se crearon en nuestro territorio las primeras diez bibliotecas en las escuelas primarias de distintas localidades de la provincia.

Incluso, es de destacar el caso del ex Newell’s y actual jugador de River Ignacio Scocco, quien se entusiasmó de tal manera con el proyecto que además de la fundación de la biblioteca en su escuela primaria, la N° 504 “Domingo Faustino Sarmiento” de Hughes, pidió que se creara una también en el otro colegio del pueblo, para que todos los niños pudieran acceder a ese tipo de lectura.

La primera biblioteca fundada, el 16 de agosto de 2016, fue la de Jorge Burruchaga en la escuela N°26 Patricias Argentinas de Quilmes Oeste. El acto con el que el campeón del mundo dejó su nombre en el espacio literario fue emotivo, ya que los alumnos previamente realizaron un trabajo de estudio y relevamiento dirigido por las maestras sobre quién era él para que comprendieran la importancia del evento y recibir al futbolista de la mejor manera, quien se quedó luego a sacarse fotos, firmar autógrafos y dialogar con padres y niños.

Scocco, ex campeón con la Lepra y hoy atacante de River Plate, tiene su biblioteca.

¿Por qué el fútbol?

“Si algo tiene el fútbol de extradeportivo es la capacidad de intervenir en distintos aspectos de la vida, de distintas formas, y en este sentido creo que es una de las últimas chances que nos quedan para que los chicos puedan, además de lo que leen en la escuela (que cada vez es menos), tener una relación cada vez más directa y efectiva con la lectura como un incentivo”, respondió Ignacio Irigoyen a la hora de explicar su mirada sobre el fútbol como un nexo posible para generar un cambio en los hábitos de las mentes más jóvenes.

A esto, además, agregó que “desde otros espacios fuera de lo institucional y de lo escolar es muy difícil hacerlos leer y que ellos se interesen”, en especial a “chicos que naturalmente no tienden a hacerlo” pensando en que “la mayoría leen en la escuela pero después cuando salen generalmente realizan otras actividades”.

El Patón Guzmán, uno de los arqueros mundialistas en Rusia 2018, disfrutó con los chicos.

 

Para Irigoyen, los chicos relacionan la lectura con algo obligatorio, con algo que tiene que ver con el estudio, el proceso de lectura. Y consideró que instalar la temática del fútbol como una herramienta que los involucre en ese proceso de leer fuera de lo institucional o de lo escolar es muy efectivo.

En su etapa en la que trabajó como voluntario de una ONG llevando bibliotecas a zonas rurales encontró, además, una reacción muy gratificante, ya que es en aquellas zonas más alejadas de lo urbano donde hay aún más necesidades y menos posibilidades de acceder a ese tipo de material bibliográfico. Un ejemplo es en el caso del ex arquero de Rosario Central y la Selección Argentina Roberto Abbondanzieri, cuyo nombre señala el espacio literario futbolero de la escuela 6207 Santiago del Estero de Bouquet, una localidad santafesina de apenas 1.400 habitantes.

Ida y vuelta

Una de las ideas que cumplen tanto los realizadores del proyecto como los futbolistas es que el rol de los jugadores en la biblioteca no quede en la simple asistencia a su fundación “y listo”, sino que a través de una comunicación periódica se fortalezca el vínculo entre ellos y los alumnos. Esto lo consiguen, generalmente, a través de algún mensaje motivacional que los ídolos envían por Whatsapp y se hacen llegar a la directora del establecimiento.

El ídolo canalla Marco Ruben apadrinó una biblioteca futbolera en Fray Luis Beltrán.

 

No obstante, una de las cosas que Irigoyen ha aprendido y que más le “han llamado la atención” es “ver cómo los futbolistas toman el proyecto, el compromiso, la alegría, la seriedad, la responsabilidad y el orgullo del hecho de tener una biblioteca que lleve su nombre”.

Además, también analizó el efecto “casi inmediato que tienen los chicos” y lo que produce en ellos, que es un interés casi instantáneo generado a través de una situación que les es novedosa, ya que los niños “jamás tuvieron libros sobre fútbol en la biblioteca de su escuela” ni “en ese ámbito escolar libros que ellos pudieran leer y que hablaran sobre el deporte que a ellos les gusta”.

Nacho Scocco y uno de sus mejores golazos: su biblioteca en Hughes.

 

“En ese sentido, la respuesta ha sido inmediata de cómo van al espacio, cómo usan los libros, cómo se interesan por leerlos. Eso ha sido muy interesante”, concluyó el director de Bibliotecas Futboleras.

Una más para Rosario, en el corazón de Arroyito

Las bibliotecas futboleras no paran de crecer. El entusiasmo es un idea y vuelta entre el escritor Ignacio Irigoyen, autor del proyecto, y los jugadores de fútbol que se suman y que buscan hacer su aporte a su escuela en la que pasaron buena parte de su infancia.

En ese contexto, una de las próximas fundaciones tendrá lugar en Rosario el martes 18 de septiembre, a las 16.

Ese día quedará inaugurada la Biblioteca Futbolera “Paulo Ferrari” en la escuela Nº 116 Santiago del Estero, ubicada en avenida de los Trabajadores 1192, en el barrio de Arroyito.

Pero hay una larga lista de escuelas que en breve tendrán su propio espacio de libros y fútbol.

Entre este mes y los venideros se realizarán también las fundaciones de las bibliotecas de Wilfredo Caballero en Santa Elena, Entre Ríos; de Marcelo Larrondo en Mendoza; de Guillermo Sara en Rafaela; de Lucas Alario en Santiago del Estero; de Darío Benedetto en Berazategui y de Pablo Batalla, en General Roca, Río Negro.

A la biblioteca de Ruben este martes se sumará la de Paulo Ferrari, otro ídolo de Central.
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