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Más allanamientos en La Cerámica por ataques a tiros

La Policía intentó detener a un muchacho sindicado de balear, en mayo pasado, a un hombre de 39 años. No lo encontraron pero se llevaron preso al morador de una de las viviendas tras encontrarle dos revólveres. El fiscal atribuye el ataque a una sangriento enfrentamiento entre bandas

El fiscal Ademar Bianchini ordenó ayer dos allanamientos en barrio La Cerámica en busca de un joven para acusarlo de tentativa de homicidio por el ataque a tiros que sufrió un hombre a mediados de este año. Los policías no encontraron al joven pero se llevaron detenido a un hombre de 41 años que estaba en una vivienda donde había dos armas de fuego. La víctima del ataque perpetrado la noche del 16 de mayo había declarado que lo hirieron en un intento de robo. Pero los investigadores no creyeron su versión. Piensan que el sobreviviente integra una de las dos bandas en puja que se disputan a tiros el control del territorio de zona norte. Esos enfrentamientos, en su mayoría por la venta de estupefacientes, estarían subordinados a dos grandes líderes sindicados por los pesquisa como la alianza Lichi Romero-Ema Pimpi contra la del hijo de Olga “Tata” Medina, detenida por una causa de drogas.

En la mañana de este jueves, la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones allanó dos domicilios en barrio La Cerámica para dar con Marcelo Claudio C., un muchacho al que tienen mencionado como autor del ataque a tiros que sufrió Ricardo Aníbal Z., de 39 años, la noche del 16 de mayo pasado en Ciudadela y Luzuriaga. En el hospital, el herido dijo que le habían querido robar. La causa fue caratulada como tentativa de homicidio y quedó en manos del fiscal Bianchini, quien enmarcó el hecho como una “balacera entre bandas antagónicas”. En ese marco ordenó que busquen al sospechoso en Somoza al 3200 y Luzurriaga al 2400, ambas viviendas cercanas al lugar del ataque. En el primer domicilio encontraron dos revólveres calibre 22 y 32 con municiones por lo que se llevaron detenido a Antonio M., de 41 años, a quien se le abrió una causa en la fiscalía de Investigación y Juicio por tenencia de armas. El muchacho buscado continúa prófugo.

Zona de disputas

Dos semanas después de ese ataque volvió a correr sangre del otro lado de la vía, al este. La balacera que dejó un muerto se desató la noche del 2 de junio frente al histórico búnker de Ghiraldo y Boedo que le atribuyen a la Tata, procesada desde 2014 en una causa por tráfico de estupefacientes y cuya actividad fue el puntapié para la captura de Delfín David Zacarías, juzgado por fabricación y tráfico de drogas.

La hipótesis de los investigadores es que el ataque al búnker se debió a que como el hijo de la Tata y parte de su banda habían caído presos días atrás, la facción contraria, de Lichi Romero-Ema Pimpi, intentó avanzar sobre ese territorio. Las víctimas recibieron múltiples balazos. Mariano Alberto Rodríguez, de 44 años, falleció días después por los balazos que tenía en la boca, el brazo y la pelvis. Ignacio L., de 22, quedó internado grave con heridas en el tórax, piernas y brazos.

Cinco días después, el 7 de junio, tres muchachos fueron atacados a balazos en Larrachea y Ávalos, del lado oeste de la vía. Los que se llevaron la peor parte fueron Enzo Ismael H., de 14 años, y Santiago C., de 15, con heridas de bala en el abdomen. A Maximiliano A., de 24, lo hirieron en las piernas. Luego del ataque, la mamá de uno de ellos contó que “ellos pasan siempre y tiran”, y sin dar identidades, hizo referencia a un mismo auto del que partieron balas dos veces en dos semanas.

Un día después de ese ataque la fiscal Marisol Fabbro detuvo a Diego Alberto V., de 32 años, en Luzarriaga al 3900 y lo imputó por tentativa de homicidio.

La banda del Lichi

En 2015, Diego V. fue apresado por llevar una escopeta de fabricación casera (conocida como tumbera). Fue el 18 de mayo de ese año a metros de su vivienda en Luzarriaga y Vieytes. En esa detención, dos jóvenes fueron demoradas por intentar frustrar el operativo de la Policía; una de ella es familiar de Hernán Ramón Romero, apodado Lichi, preso por liderar una banda de entraderas y sindicado líder de una banda polirrubro asentada en barrio Nuevo Alberdi.

La segunda vez que el nombre de Diego V. surgió en las crónicas policiales fue como víctima en el ataque a balazos que se produjo el 24 de febrero de 2016 en Costa Alta. Ese día eran casi las 19 y los pasajeros que habían cruzado a las islas bajaban de una embarcación amarrada en el muelle que está a la altura de avenida Carrasco y Fontanarrosa.  Un hombre estacionó un Citroën C 3 gris, su acompañante se bajó y vació el cargador de una pistola 9 milímetros. Los plomos alcanzaron a tres de los pasajeros en las piernas: entre ellos estaba Diego V., las otras dos víctimas fueron identificadas como Leonardo G. y Daniel C. En el lugar, los peritos incautaron 14 vainas servidas calibre 9 milímetros. Al día siguiente, policías del destacamento de La Florida encontraron el Citroën cuando se estaba quemando. Extinguieron las llamas y hallaron otra vaina del mismo calibre dentro del vehículo. Aunque nunca se confirmó, a los investigadores les había llegado la versión que los atacantes responderían a la banda de Marcelo “Coto” Medrano, un pesado de la zona norte que cayó el año pasado y quedó acusado no sólo por delitos de drogas sino también por entraderas y balaceras. Esa teoría sostenía que la gente de Coto atacó a los tres hombres porque eran integrantes de la histórica banda rival que responde a Lichi Romero.

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