El presidente boliviano, Evo Morales, reaccionó ante el revés sufrido en La Haya y anunció este martes que reclamará a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por emitir un fallo «parcializado» y «contradictorio» al rechazar su demanda marítima contra Chile.
La CIJ resolvió el lunes pasado que Santiago no tiene la obligación de negociar con La Paz una salida soberana al océano Pacífico, que perdió en una guerra a fines del siglo XIX, lo que ha sorprendido a los bolivianos que esperaban una victoria jurídica a su centenario reclamo.
Al regresar esta madrugada desde Holanda, donde estuvo presente en la lectura del fallo, el presidente izquierdista, a quien la oposición culpa de haber alimentado el sueño de sus paisanos de volver a pisar la playa marítima, se reunió con su gabinete, las cúpulas militares y policiales y organizaciones sociales para evaluar lo ocurrido en La Haya.
Después de lo previsto, el presidente compareció en conferencia de prensa para expresar una mezcla de sorpresa, tristeza y bronca por el fallo de la CIJ, que es inapelable. «Respetamos el fallo, pero no lo compartimos», apuntó.
«He decidido, personalmente, que voy a enviar una carta, demostrando las contradicciones entre las partes considerativas y la decisión de no acompañar a hacer justicia a Bolivia», afirmó el mandatario, quien decidió demandar a Chile en 2013 ante la CIJ.
A renglón seguido remachó: «Estoy sorprendido del informe (fallo) de la Corte Internacional de Justicia; tiene muchas contradicciones».
El gobernante dijo además que el fallo está parcializado: «¿Cómo la Corte puede parcializarse con algún grupo? Sabe muy bien de dónde viene esta injusticia: de una invasión del territorio boliviano».
Bolivia perdió en la Guerra del Pacífico (1879-1883), que lo enfrentó a Chile, 120.000 km2 y 400 km de costa.
En su reclamo sobre la parcialidad de la CIJ, también anunció que enviará una carta de reclamo a las Naciones Unidas, para que la organización mundial tenga conocimiento de lo que ha sufrido su país.
«No es posible que la Corte beneficie a los invasores, a las transnacionales, en el fondo es eso. Siento que es una Corte para los pueblos y no para las transnacionales que toman territorios para saquear sus recursos naturales», remachó.
Oferta de diálogo
Desde Antofagasta, ciudad del norte de Chile de la que Morales dijo recientemente que había sido, es y será boliviana, el mandatario chileno, Sebastián Piñera, dijo este martes que «en la medida que Bolivia no persevere en esta infundada pretensión sobre mar, territorio y soberanía chilena», Santiago «siempre va a tener las puertas abiertas a un diálogo constructivo y de buena fe para enfrentar problemas y oportunidades».
Aunque acotó que «si Bolivia insiste en un camino equivocado, como el que yo creo ha seguido en los últimos años, el diálogo se hace difícil, sino imposible».
Por su parte, el canciller chileno, Roberto Ampuero, pidió a Morales «que acate el fallo» de la Corte. «Él acudió a la Corte internacional de Justicia, demandó a Chile, echó por la borda las relaciones con Chile y hoy está cosechando aquello que él mismo sembró», declaró a la prensa.
Por su parte, Morales apoya la idea de diálogo, pero «los diálogos condicionados», dijo, «no resuelven» los temas pendientes.
Arma opositora
Mientras los bolivianos empiezan a encajar el golpe de la CIJ, la oposición comenzó a buscar la manera de pasarle factura política a Morales, en el poder desde 2006 y con la firme decisión de postularse el próximo año para un cuarto mandato consecutivo para el periodo 2020-2025.
«Lo primero (que debería hacer el presidente es) pedir disculpas por generar tanta falsa expectativa», afirmó el diputado Wilson Santamaría, quien consideró que fue el propio mandatario quien alimentó, con fines electoralistas, las esperanzas de que los bolivianos recuperarían su cualidad marítima.
«Es un fracaso rotundo del gobierno», dijo la opositora Marcela Revollo a la AFP, ex diputada y ex aliada de Morales, quien considera que el ejecutivo causó «un daño emocional al país porque envió una imagen 100% de una victoria» de esta causa.
Los bolivianos irán en octubre del 2019 a las elecciones para elegir presidente y renovar el Parlamento, mientras la oposición considera que Morales desconoce un referendo popular de 2016 que rechazó que se pudiera postularse a las elecciones para un cuarto mandato.
El oficialismo logró que el Tribunal Constitucional lo habilite como candidato, con el argumento de que es un derecho humano.