El trovador cubano Silvio Rodríguez ofreció anteanoche en Washington un concierto cargado de nostalgia, simbolismo y realizó una petición al actual presidente estadounidense, Barack Obama: “Libere a los «cinco de Cuba», encarcelados desde 1998 bajo cargos de espionaje”.
Ovacionado por más de 3 mil personas, la mayoría inmigrantes latinoamericanos, Rodríguez aprovechó el concierto para lanzar dicha petición a Obama.
“Estamos a unas cuadras de la Casa Blanca. Con todo respeto al señor Obama, libere a nuestros héroes”, dijo Rodríguez, al solicitar la puesta en libertad de los llamados “cinco de Cuba”.
Como lo hizo durante toda su gira en Estados Unidos (la primera tras una ausencia de 30 años), el trovador cubano dedicó la “Canción del elegido” a los encarcelados en un concierto acústico que fue posible gracias a la visa que le concedió el gobierno de Obama.
Con su inconfundible voz y estilo que continúan intactos a pesar de sus 63 años, Rodríguez fue recibido como una verdadera estrella de rock, interrumpido por varios “te quiero” y “bravo, Silvio”, gritados a todo pulmón, e incesantes pedidos de ciertos temas a su extenso repertorio.
Sus fanáticos, dispuestos a pagar entre 76 y 180 dólares para verlo, lo acompañaron en numerosas canciones como “Playa Girón”, “Unicornio”, “Ojalá”, “La gota de rocío”, “Sueño con serpientes” y “La era está pariendo un corazón”.
También pudieron verse entre el público banderas de Cuba, Ecuador y una que otra bandera roja del salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Además se escucharon a viva voz las consignas “viva Cuba”, y “viva Fidel”.
Y es que en el Constitution Hall se juntaron el pasado y el presente, y Rodríguez tocó la nostalgia de quienes, en otros tiempos, huyeron de la represión en países como la Argentina, Chile, o El Salvador ya que sus canciones, supieron acompañar los movimientos estudiantiles por la justicia social en esos y otros países del continente americano.
Rodríguez, sinónimo indiscutido de la Nueva Trova Cubana, es también, para millones, la máxima expresión de los ideales de paz y unidad entre los pueblos.
Así, con acordes de “Ángeles guardianes”, Silvio hizo mención al golpe de Chile en 1973 y de los atentados de 2001 en Estados Unidos, y pidió: “Seamos útiles y mejores, y mucho menos egoístas”.
En un show que tuvo breves intercambios con el público, Silvio alternó entre el humor –contestando “estás contratado” a un hombre aparentemente ebrio y que coreaba uno de sus temas–, y la seriedad, recordándole al público: “Todos somos importantísimos, todas las personas y todos los países, sin excepción”.
Después de una fervorosa despedida, los ruidosos aplausos del público obligaron a Rodríguez a regresar al escenario en cuatro ocasiones para entonar canciones como “Corazón desangrado”, “El necio”, “Pequeña serenata diurna” y, quizá el más clásico de sus temas, “Unicornio”.
Con el acompañamiento de Olga González, también ovacionada, en flauta, Silvio repitió él éxito que logró desde principios de mes en el Carnegie Hall, en Nueva York, después en Hollywood, y ahora en Washington, más conocida como sede del poder político estadounidense que como hervidero del progresismo y causas liberales en Estados Unidos.
Su próxima actuación será el próximo miércoles en Orlando, una ciudad en el sur de Florida, donde reside la mayoría del exilio anticastrista.
Aunque polémico por su defensa de la Revolución Cubana, sus fanáticos afirman que el éxito de Silvio radica en su forma de hacer poesía con la historia, en sus temas cargados de filosofía y de compromiso social y, además, por ser un genio con la guitarra.
“Me conmovió tener acá, muy cerca de la Casa Blanca, a esta leyenda latinoamericana. Esto me parece muy simbólico, porque da fe de la importancia de que haya un mayor acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, algo que los dos países se han negado por mucho tiempo”, aseguro un fan de origen peruano.
Para finalizar el concierto, Silvio advirtió: “Se puede vivir sin muchas cosas, pero es difícil vivir sin música, vivir sin poesía «.