Quién es Fausto, dónde está hoy ese hombre dispuesto a venderle su alma al diablo con tal de recuperar la juventud y el deseo, frente a un mundo donde la oferta de almas está a la orden del día. El mito y la leyenda, pero también la tradición y la experimentación, el folclore y lo cotidiano, aparecen fuertemente reflejados en la producción teatral del talentoso creador y docente local Gustavo Guirado. Se trata de un artista que, con su vasta producción, confirmó un camino trazado hace años y del que no se ha corrido: el teatro es para Guirado un ejercicio poético y político, una vocación y un deseo que se vuelven una pulsión irrefrenable, algo que confirman trabajos imborrables como su versión de Medea, La Quema o el más reciente Carne de juguete, en más de dos décadas de producción artística.
“Fausto, viejo y enfermo, se enfrenta a dios que lo ha olvidado. Lo que natura no da, Salamanca sí que provee. El diablo le restituye la juventud perdida y le provee una mujer bella y joven: Margarita. Pero al momento de acordar la entrega del alma Fausto no firma el contrato”, escribe el director a modo de presentación de Fausto o la pasión según Margarita, obra que dará a conocer esta noche en la ciudad y en la que actúan Edgardo Molinelli, Paula García Jurado y Anahí González Gras.
“Este es un trabajo que tiene un largo tiempo de ensayo y es sobre el mito de Fausto, más allá de que la gente, cuando piensa en Fausto, piensa en Goethe o en Marlowe o quizás en alguna película; hemos leído muchos de esos textos y vimos unas diez películas sobre el tema, también repasamos el Fausto criollo de Estanislao del Campo, pero más allá de todo eso, tomamos la leyenda original alemana, que es anónima, y trabajamos acerca de eso que está en el imaginario de cualquier persona que es el pacto de un hombre con el diablo, algo tan antiguo y a la vez tan vigente en tantas culturas, no solamente en la europea”, adelantó Guirado acerca de este trabajo que cuenta con la dirección de arte de Mauro Guzmán, vestuario de Ramiro Sorrequieta, sonidos grabados de Corcho Corts y entrenamiento vocal de Angie Cámpora.
Repensar el mito
“El mito de Fausto es algo que siempre me interesó; son de esos temas que uno siempre está pensando; tenía algunas ideas y como pasa siempre con mi trabajo arranqué con algunas pulsiones que luego en el proceso de ensayo con los actores se fueron para otro lado; rápidamente abandonamos la estructura narrativa de lo que proponen los clásicos acerca del personaje original: el que vaya al teatro verá que están Fausto, Mefisto y Margarita, pero pasan otras cosas que llevan a un final muy diferente y sorprendente en relación con la historia primaria”, detalló el director acerca de su singular manera de producir ficción a partir del trabajo con los actores.
Extrañamente o no, el teatro suele generar un fenómeno que lo vuelve, metaforizado, una caja de resonancia de lo que pasa en el campo de lo real. “Si nos ponemos a pensar, éste es un mito muy argentino”, expresó con ironía el director frente a mucha gente, en tiempos de “meritocracia y posverdad”, dispuesta a venderle su alma al diablo.
“Aquí, como en la historia original, hay un diablo, está Mefisto, que en el cuerpo de Paula García Jurado cobra una dimensión de actuación singular porque es una de las mejores actrices que ha dado Rosario en las últimas décadas; este es un diablo que en principio no sabemos si es varón o mujer, que es algo que se plantea a lo largo de toda la obra. Por momentos es un macho, en otros una hembra, porque ni siquiera es ambiguo; es un personaje que toma algunas cuestiones que están muy presentes en el decir popular de varias regiones del mundo, que sostienen que el diablo toma formas diferentes según lo que cada uno necesite, y que en verdad lo que hace es que cada uno vea lo que quiere ver”, sostuvo el director acerca de cómo reestructuró los personajes en relación con el texto original.
Estafa y complicidad
“Con esta obra ponemos en cuestión la idea de engaño y falsedad. Por ejemplo: en estos días se habla mucho de la estafa social del gobierno nacional, se habla de la estafa electoral en la que muchos coincidimos, pero hasta cierto punto: yo cuestiono que hay un amplio sector de la sociedad que compró lo que quería comprar, y por lo tanto, el veneno que se tomó es el que se quería tomar, porque en eso también hay una elección”, expresó el director haciendo una analogía entre lo que pasa con la búsqueda de ese diablo que cada uno necesita encontrar o ver.
“Hoy eso está muy presente y lo que pasa en la obra no es ajeno al «mentime que me gusta» o «vendeme eso que quiero ver»; para todo eso está el diablo que finalmente te lo muestra, que en verdad es un pobre empleado de la divinidad, no nos olvidemos que el diablo es el principal y más querido hijo de dios, desterrado de todo mundo. Yo que soy un ateo fervoroso, sé que se trata de una construcción humana. Tanto dios como el diablo son de las construcciones más redituables a lo largo de la historia de la humanidad”, analizó.
Sueño de juventud
“En relación con Fausto, otro gran trabajo de Edgardo Molinelli, tomamos lo más convencional del personaje: está viejo, enfermo, decrépito, es la noche en la que se va a morir, y allí aparece el diablo y le ofrece la posibilidad de rejuvenecer”, expresó el director.
Y completó: “Eso pasa en escena, delante de los ojos de los espectadores; se vuelve joven empieza a sentir otra vez la carnalidad, la vitalidad sexual que había perdido hace cuarenta años; ese es un disparador porque a partir del teatro que nosotros hacemos, el relato es uno de los caminos, pero hay otros relatos posibles, sobre todo a partir de la aparición de Margarita que es Anahí González Gras, actriz de un gran talento con la que nos conocimos en el taller. Y digo «aparición» porque los actores no entran sino que aparecen en escena. En realidad, esos personajes siempre estuvieron ahí pero no los veíamos”.
Margarita empoderada
“Esta es la versión de una Margarita que se las trae, porque es una mujer muy contemporánea, muy empoderada, muy cercana a las mujeres en su realidad actual”, dijo Guirado respecto de Margarita, el objeto de deseo de Fausto, que dista bastante de las convenciones.
“Lo que pasaba en el afuera se nos fue metiendo en el proceso de trabajo, se fue colando; no es algo premeditado, pero después, en algunos momentos, desde ese lugar de distancia y soledad que implica la dirección, uno termina encontrándose con los relatos que andan dando vuelta y que se fueron filtrando, y si uno aborda un mito que por definición tiene un poder de interpelar el imaginario colectivo, y por eso también es perdurable, está ahí la contemporaneidad de lo que estás haciendo, y sería una torpeza negarla; ese trazo de lo que llamamos «lo real», que en cierta forma también puede ser una construcción, siempre se va filtrando en ese material que va apareciendo en escena y que termina siendo la obra que estrenamos”.
Para agendar
«Fausto o la pasión según Margarita», bajo la dirección de Gustavo Guirado, se conocerá este sábado, a partir de las 21, en la sala El Rayo, de Salta 2991, donde seguirá en cartel todos los sábados de octubre y noviembre