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Las heroínas de Trelew

La 33° edición del masivo evento pasó por la Patagonia y trazó estrategias de cara al futuro nacional de un movimiento que en 2018 fue protagonista en Argentina

Cuando faltaban dos días para que empezara la edición 33° del Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew, Chubut, un audio empezó a circular por grupos de Whatsapp. Una mujer que se reconocía como presidenta de Unidad Provida de la provincia patagónica llamaba a infiltrarse en los más de 70 talleres del ENM porque, aseguraba, de cada uno salía un proyecto de ley para presentar al Congreso Nacional.

Mencionaba al divorcio, a la despenalización y legalización del aborto y a la educación sexual integral como iniciativas salidas de las arcas del evento más importante de la agenda feminista argentina. “Si todos los años sacáramos más de 70 proyectos de ley por taller, el patriarcado ya se hubiese caído”, bromeaban algunas, mientras otras desmentían que fuera cierto el audio. La idea de fondo del Encuentro como un lugar de gestación de debates de la agenda de las mujeres, lesbianas, travestis y trans no era tan errada. A lo largo de 33 años el ENM se convirtió, primero en voz baja y hoy con un grito que recorre y transforma cada ciudad por la que pasa, en la posibilidad de pensar y construir estrategias. A veces son más acabadas y peleadas políticamente, otras más vivenciales y viscerales. Todas forman parte del latiguillo que se repite en cada encuentro: ninguna mujer es la misma después de vivir su paso. Con ese cambio vuelve a la casa, al trabajo, a la escuela, al sindicato, a la organización, al club, al barrio, a la familia y a donde sea con la certeza de que la estrategia está en marcha.

Trelew no fue la excepción. Durante tres días más de 50 mil mujeres, lesbianas, travestis y trans de todo el país llegaron a la Patagonia a la edición más austral del ENM y con el viento y el clima árido como escenario coparon plazas, calles, parques y escuelas de la ciudad. La convocatoria masiva incluyó a todas las generaciones, desde las mujeres que hace décadas recorren el país en cada edición del evento federal hasta las adolescentes que entraron de lleno al feminismo después del primer Ni Una Menos de 2015 y con la discusión de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) de este año. Las asistentes debatieron en 73 talleres, participaron de más de 120 actividades culturales en Trelew, Rawson y Puerto Madryn y marcharon el domingo por más de 40 cuadras en una movilización nunca antes vista en la Patagonia, que atravesó toda la ciudad sumando a mujeres de todos los barrios a su paso.

Uno de los reclamos que se sintió con más fuerza en esta edición fue el de las mujeres de los pueblos originarios, quienes pidieron que el Encuentro deje de llamarse Nacional y sea declarado Plurinacional.

Las originarias fueron quienes propusieron en la edición 32° en Resistencia, Chaco, que en 2018 el evento fuera en la provincia patagónica, cuando aún estaba desaparecido Santiago Maldonado. La llegada del ENM a las tierras ancestrales mapuches fue el contexto para el debate de la plurinacionalidad, que se vio cristalizado en uno de los talleres nuevos incorporados a la grilla. “Mujeres por la libre determinación de los pueblos”, también conocido como “el 42”, copó con más de 500 asistentes la cancha de básquet de la Escuela de Artes de Trelew, donde también debatieron en otras aulas las trabajadoras sexuales, las sindicalistas y quienes se acercaron al de “feminización de la pobreza”.

Además, renovaron fuerzas los talleres de educación sexual integral, ante la escalada en contra de la implementación en las escuelas públicas y privadas de las iglesias Católica y Evangélica, y el de “Estrategias para el acceso al aborto legal, seguro y gratuito”, que planteó los desafíos para lograr la aprobación en el Congreso Nacional del proyecto de ley rechazado por el Senado.

La otra novedad fue el de “Mujeres y Fútbol”, que en principio iba a ser en una de las escuelas pero finalmente las interesadas lo armaron en medio de picaditos en el Parque Centenario, el epicentro de la feria de artesanías, productos feministas, asambleas y actividades culturales de todo tipo. Sentadas en el pasto, hinchas y jugadoras contaron el vínculo con el deporte como una forma pensar el deseo y trazaron el horizonte para una coordinadora federal de fútbol feminista.

La edición 33° incluyó por primera vez en la grilla oficial la marcha contra los travesticidios y transfemicidios, que el sábado movió a miles de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y trans por las calles del centro de Trelew a lo largo de más de quince cuadras. Uno de los cánticos más escuchados fue el que pidió la implementación en todo el país del cupo laboral trans. La movilización fue acompañada por vecinas y vecinos que desde la vereda, los balcones y las terrazas filmaban la primera de las dos movilizaciones más grandes que vería la ciudad en su historia.

Con el estigma de fondo

El contexto para la organización del Encuentro no fue fácil. La crisis económica llevó a todas las organizaciones y asistentes a redoblar esfuerzos para pagar los viajes. Aun así, por lo menos 5 mil no pudieron llegar porque fueron estafadas por las empresas de transporte que contrataron, que pusieron micros sin seguro o que se rompieron a mitad de camino. Se sumaron las dificultades que sorteó la Comisión Organizadora local ante los gobiernos municipal, provincial y nacional que no estuvieron a la altura de un evento que convocó al equivalente de la mitad de la población de la ciudad, estimada en 100 mil habitantes. No estuvieron completamente garantizada la seguridad, los medios de transporte ni las escuelas para dormir. Tampoco las viandas prometidas por el Instituto Nacional de las Mujeres, dirigido por Fabiana Túñez.

En los meses previos al Encuentro, las autoridades y los medios de comunicación locales sembraron miedos y advertencias entre vecinas y vecinos, pidiendo que no salieran de sus casas y cerraran negocios por posibles hechos de violencia. Se sumaron notas en el diario Clarín, que en la previa al ENM tituló en el mismo sentido y el sábado publicó que habían clausurado una estación de servicio porque sospechaban que vendía nafta para hacer molotov, sin ninguna fuente que lo confirmara.

“Empezaron a circular por Whatsapp videos en los que mostraban que prendían fuego lugares. Mucha gente estaba con miedo pero lo cierto es que a medida que llegaban los colectivos con las asistentes nos dimos cuenta que era un evento hermoso, con mujeres empoderadas y solidarias entre sí. Le hace bien a la ciudad este movimiento de gente”, contó Ingrid, una vecina que alquiló su casa para las visitantes ante la capacidad hotelera de 1.500 que se agotó a principios de año. Lejos de los fantasmas de las asistentes como violentas, el ENM generó un movimiento inédito en la ciudad a nivel cultural y comercial. Trelew tiene uno de los niveles de desocupación más altos del país y el evento sirvió que muchos emprendimientos pequeños tuviesen un espacio de venta durante el fin de semana largo. Desde la organización sumaron una feria gastronómica con 90 puestos, que se llamó “Al horno el patriarcado”.

Quienes sí fueron blanco de la violencia fueron las asistentes. Durante los días de Encuentro se registraron ataques con piedras a escuelas donde se hospedaban, a las que también entraron a robarles los bolsos con los que habían viajado. Además, apedrearon decenas de colectivos que comenzaban el regreso a sus ciudades cuando terminó la marcha del domingo. Y como pasó en las ediciones de Mar del Plata y Rosario, hubo represión por parte del gobierno provincial en el final de la movilización.

La marcha llevaba cuatro horas de fiesta, cánticos, glitter y strass con 50 mil personas en las calles cuando fuerzas policiales uniformadas y de civil respondieron con violencia a un grupo de 50 manifestantes que salió del recorrido para pasar por la Catedral. Hubo un despliegue excesivo de más de 200 agentes que dispararon balas de goma, con varios de ellos a caballo y otros que actuaron como grupos de tarea golpeando a las mujeres. Diez manifestantes fueron detenidas y cuatro tuvieron que ser hospitalizadas, entre ellas una periodista de Manifiesta Comunicación a la cual hirieron con ocho balazos de goma. Las detenidas fueron llevadas a la Alcaidía primero y después a la Fiscalía. Por la gestión de abogadas de derechos humanos de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y de la Comisión Organizadora, fueron liberadas en la madrugada del lunes en dos tandas. Las organizadoras responsabilizaron al gobierno provincial y al Ministerio de Seguridad de Chubut por la violencia institucional.

En 2019 en La Plata

El acto de cierre del 33° ENM fue en el mismo lugar donde se hizo la apertura, en el Autódromo Mar y Valle. El predio está a pocos kilómetros de Trelew en medio del paisaje patagónico dominado por los vientos cambiantes y la vegetación seca. En la lectura de las conclusiones de los talleres se renovó el pedido de liberación de Milagro Sala, la gran ausente en el documento de apertura que elaboró la Comisión Organizadora local.

Para la edición 34° hubo dos propuestas. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires y La Plata. La segunda ganó la votación por ovación. Los principales motivos que llevaron a la elección de la sede fueron el conflicto laboral en el Astillero Río Santiago, la desaparición de la joven Johana Ramallo y las políticas de educación y salud de Vidal, que afectan directamente a mujeres, lesbianas, travestis y trans.

La capital bonaerense fue elegida en el medio del fuerte apoyo de las organizaciones evangélicas que apuntalan a la gobernadora María Eugenia Vidal. Desde el sector religioso organizaron la campaña “Con mis hijos no” en contra de la educación sexual integral con carteles y manifestaciones en distintas ciudades después de la votación contra el aborto en el Senado. No fueron pocos los medios que dieron cuenta de una especie de comunión entre las organizaciones religiosas y Vidal, que les pide apoyo a cambio de garantizar la paz social en medio de una de las crisis económica más violenta en años.

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