El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ex vicepresidente del Gobierno español y ex titular de la banca Bankia Rodrigo Rato quedó detenido este jueves en la prisión de Soto del Real, en Madrid, para cumplir una condena de cuatro años y seis meses por el delito de apropiación indebida de fondos. Guaridas fiscales, corrupción, cuentas off shore ocultas, son palabras que definen la historia de este hombre de 69 años.
Rato no es el único, entre los que ocuparon el máximo cargo del «prestamista de última instancia», en ser acusado por delitos variados, que van desde los íntimos a los económicos y tanto dentro como fuera de la institución. La actual directora general del Fondo, la francesa Christine Lagarde, vocera de las exigencias al gobierno de Cambiemos que quedaron plasmadas en el proyecto de Presupuesto 2019, afronta también una acusación en su contra.
El alto tribunal español ratificó el 3 de octubre una sentencia de febrero de 2017 de la Audiencia Nacional contra Rato y otros 63 ex directivos y miembros del Consejo de Administración de la entonces Caja de madrid. Rato asumió la presidencia de esa entidad de ahorro en enero del 2010, en plena crisis económica, encabezó su transformación en Bankia en diciembre de ese año y dejó el cargo en mayo de 2012 ante la inminente quiebra.
Bankia quedó nacionalizada, y un nuevo equipo de gestión reveló que los anteriores consejeros utilizaban unas tarjetas institucionales de la entidad para gastos personales. El alto tribunal dio por acreditado el gasto de más de 12.5 millones de euros entre 2003 y 2012, “con el uso personal de los plásticos a sabiendas de que era una práctica ilegal y de que causaron un quebranto al patrimonio de la caja extinta”.
Un Fondo oscuro
El sucesor en el cargo de Rato, el francés Dominique Strauss-Khan, tuvo que renunciar en el 2011 tras ser detenido en Nueva York acusado de violación por una camarera de un hotel de esa ciudad estadounidense. Fue absuelto de ese cargo, pero en febrero de 2015 fue juzgado en Francia por tener una red de prostitutas a su servicio.
La que enamora a los argentinos
La actual directora del FMI, Christine Lagarde, que sustituyó a Strauss-Khan, también tuvo que responder ante los tribunales franceses por «negligencia» en un controvertido caso de arbitraje privado entre el empresario Bernard Tapie y el banco Crédit Lyonnais.
En agosto de 2014, Lagarde fue imputada por el caso, que se remonta a 2007, cuando la directora del FMI era ministra de Economía del presidente Nicolas Sarkozy. En el medio hay una indemnización multimillonaria concedida a Tapie. La Justicia francesa la consideró culpable en diciembre de 2016 de negligencia en el desvío de fondos públicos, pero no la condenó penalmente.
Segundas líneas también
La lista de primeras líneas oscuras del FMI incluye al ex presidente de la Comisión Monetaria y Financiera (el grupo que dirige las políticas del organismo), el egipcio Youssef Butros-Ghali. Asumió en 2008 y debió renunciar en 2011. poco después, fue sentenciado por corrupción in absentia a 30 años de cárcel en una prisión de máxima seguridad.
El organismo multilateral que da recomendaciones a los países tiene sus manchas al más alto nivel. Desde 2004, ninguno de sus directores gerentes terminó el mandato de cinco años. Los últimos tres enfrentaron instancias judiciales. La excepción a las salidas anticipadas por sospechas es el alemán Horst Köhler, que se fue en 2004, un año antes, para asumir la presidencia del gobierno alemán.
Este jueves, Rato pidió «perdón a la sociedad» española. Hasta entonces, había negado las acusaciones y retrucado que era una víctima de «cacería política».
«Acepto mis obligaciones con la sociedad, asumo los errores que haya podido cometer», admitió el español. El uso privado de las tarjetas de crédito, conocidas entonces como black, no es su única mancha.
El primer engaño conocido de Rato es el de haber ocultado siete millones de euros en guaridas fiscales desde 1999, cuando era viceministro de Economía del primer gobierno de José María Aznar y movía en secreto fondos desde una sociedad llamada Red Rose con presunta sede en Panamá.
Las empresas de la familia Rato facturaron 30 millones durante el gobierno de Aznar. En particular a empresas privatizadas dirigidas por personas nombradas por él mismo.
Guaridas fiscales, cuentas offshore, y fraudes varios por 25 millones de euros
El ex director gerente del FMI –con rango de jefe de Estado– ocultó al organismo internacional y a la Hacienda española su verdadero patrimonio y sus sociedades opacas en el exterior. Durante su estancia en Washington compró a su ex cuñado, Santiago Alarcó, una sociedad británica llamada Vivaway y designó consejeros a expertos en paraísos fiscales.
Rato dejó el FMI en 2007 «por razones personales», a mitad de mandato. Lo hizo para incorporarse a la cúpula del PP español (partido Popular). Pero Mariano Rajoy no lo llamó para su gobierno. Entonces, inició una carrera financiera en el banco de inversión internacional Lazard. Rajoy sí lo apalancó, dos años después, para el cargo de presidente de la Caja de Madrid convertida enseguida en Bankia.
Desde el primer momento, allí tuvo un sueldo de dos millones de euros anuales. Le alcanzaba para vivir, se supone. Igual, decidió continuar con el sistema de tarjetas black de sus antecesores, lo que para la Justicia es un delito continuado de apropiación indebida. Tras ser presidente de Bankia, relanzó el mismo sistema opaco de retribución ante la decisión oficial de recortar los salarios en los bancos en medio de los coletazos de la crisis desatada en 2008. Usó en total 99.000 euros con la tarjeta, y amparó el saqueo general.
Vendió 3.000 millones de euros en acciones con balances fraguados
Ya con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que exigía la recapitalización de Bankia, prefirió intentar la salida a Bolsa antes que aceptar la nacionalización. Lo hizo en julio de 2011 mediante una presunta estafa, según una investigación. Vendió 3.000 millones de euros en acciones, pese a que «todos los estados financieros, tanto anuales como intermedios, estaban falseados durante el período en que Rato estaba al frente».
Durante su etapa en Bankia cometió también, según la Fiscalía, un delito de corrupción al llevarse una comisión de 800.000 euros en la adjudicación de contratos de publicidad a Zenith y Publicis.
La Justicia española le atribuye a Rato fraudes varios por más de 25 millones de euros y delitos fiscales, de blanqueo de capitales, cohecho y «alzamiento de bienes», entre otros.