Trabaja por la mañana, por la tarde entrena arqueros y práctica con su equipo. Y los fines de semana juega y, cuando puede, saca fotos. A esto, todos los días le suma su labor periodística, que desarrolla tanto en radio como en televisión. Bruno Cerino es un polifuncional apasionado del fútbol, el periodismo y la fotografía.
En charla con El Hincha, el actual 12 de Morning Star, número que elige para atajar, contó cómo inició toda esta historia, sus vivencias en la profesión y el día a día, que se divide entre la empresa y su labor en los medios de comunicación.
—¿En qué club y a qué edad arrancaste a jugar?
—En Río Negro, el club de toda la vida, a los 4. Viví siempre en el barrio, a cinco cuadras de la sede. Tuvo cuatro meses donde jugué al básquet, porque estaba un poco cansado pero seguí ligado al club y al fútbol.
—¿Arquero de chiquito o jugaste en otro puesto?
—El arco me empezó a gustar de grande, prácticamente cuando llegaba a primera. Arranqué como delantero y junto a un compañero de ofensiva, en cancha de siete, nos cambiaban las posiciones. Yo iba al arco y él pasaba a jugar de 5. Fue un día de casualidad que no había arquero y me dijeron “ponete los guantes”, desde ahí quedé y nunca más me sacaron, ni yo me quejé.
—¿Cómo siguieron las cosas?
—En 2006 me llega oportunidad de atajar en primera porque expulsan al arquero titular en cuarta el sábado y no había quién jugara el domingo. Así que tuve el estreno a los 16 y fue ese único partido. En 2007 me pasó algo curioso: tuvo tres partidos en los cuales jugué en el primero como delantero, en el segundo atajé y en el tercero fui marcador central. Ese año cumplí 18 y al ser mayor, jugaba en diferentes categorías y puestos. Los sábados al mediodía en sexta jugaba de 2, descansaba en el partido de octava y en cuarta era delantero, mientras los domingos a la mañana atajaba en quinta y a la tarde alternaba entre titular y suplente de primera. En 2008 me afiancé en el arco de Río Negro y en 2009 ascendimos al Gobernador Molinas, donde conseguimos mantenernos para la temporada siguiente.
—¿Y ahí tuviste que cambiar de aire “obligado”?
—En 2011 empecé a estudiar la carrera de periodismo deportivo y por cuestiones de horario, ya que en el Isef las clases arrancaban tipo 18 o 18.30 y en Río Negro se entrenaba a partir de las 19.30, así que me llegó la oportunidad de ir a Mitre de Pérez, de la mano de Gabriel Narduzzi. Ellos practicaban a las 15.30, me venía bien pero fue muy doloroso dejar el club donde jugué siempre, se me cayeron las lágrimas al momento de pedir el pase, pero era un crecimiento porque Mitre venía de ser subcampeón en primera. Estuve dos años en Pérez y en 2013 volví a Río Negro, que había descendido y quería dar una mano. No fue lo esperado porque ese año arranqué a trabajar en transmisiones radiales y se complicaba, por lo que terminé priorizando lo periodístico, pensaba que era algo lindo, viajar, recorrer estadios y trabajar de lo que a uno le gusta. Tuve más transmisiones que partidos.
—¿Es difícil combinar los horarios de práctica y los partidos con las transmisiones?
—El tema es que se superponen y para hacer las cosas a medias, a veces no te sirve a vos y obviamente tampoco al que te da trabajo. Hay que optar por un camino y en 2014 eso quedó de lado al aparecer la chance de Renato Cesarini, que se estaba preparando para hacer el viaje al Mundial de Brasil y yo quería interiorizarme, ver de qué manera podía participar y viajar con el equipo. Al final arreglé para atajar y terminé viajando a Brasil para ejercer también la profesión.
—¿Cómo fue esa experiencia?
—Increíble. Si bien no vimos ningún partido del Mundial, algo que quedó como cuenta pendiente, ese viaje me lo pagó el hecho de estar en una práctica de Argentina y presenciar una conferencia de prensa, que es algo maravilloso. Fue al año siguiente de recibirme como periodista y tener la posibilidad de vivir ese ambiente, estando ahí, fue mágico.
—Además de vivirlo pudiste retratarlo con la cámara, otra pasión que tenés.
—Sí, hoy por ahí más adentrado con un equipo mejor y con más conocimientos. Si bien no he tenido la posibilidad de estudiar, estar ahí bien cerca de los jugadores de la selección y fotografiarlos en un Mundial fue genial. Hasta tuvimos la posibilidad con el equipo de jugar un amistoso con la reserva de Cruzeiro, sacar fotos de algo así. Esas son cosas de un mundo que solamente Renato te puede hacer vivir y se disfrutó muchísimo.
—Y todo este mundo del fútbol lo combinas con el trabajo en la empresa. ¿Cómo haces?
—Tengo la chance de laburar con mi viejo y en cierto modo eso me permite acomodar algunos horarios, pero estoy todas las mañanas en la empresa. Si fuera por el periodismo que tenemos hoy en día, no podría vivir exclusivamente de eso o tendría que salir a vender publicidades, algo que va en detrimento de la profesión porque uno se tiene que ocupar más de juntar plata que de abocarse ciento por ciento a lo que refiere a la profesión. Gracias al trabajo que tengo, me puedo dar el lujo de dedicarme de lleno a lo periodístico.
—¿Cuál es tu función?
—Yo comencé en otra empresa que tenía el reparto de gases industriales, entonces entregaba tubos de oxígenos, todos productos que sirven para soldadura o corte, son implementos para la industria. Hoy estoy en Prinsley, que somos distribuidores oficiales de YPF Gas, por lo que tenemos el reparto de garrafas, que va desde los diez kilos hasta el tubo de 45 en todo Rosario y la región. Ahora voy a abocarme más a la parte administrativa, al controlo de envases internos, a la gestión comercial para la cual me estoy capacitando con las industrias nuevas que se suman. Estoy dándole con todo para adelante y si Dios quiere, el día de mañana poder continuar con esto que inició mi viejo ya hace más de diez años.
—Que es más complicado: ¿cargar y repartir las garrafas o tener que ir a entrenar y ocuparse de la preparación de los partidos?
—Se hace un esfuerzo en los dos casos. El fútbol es una pasión que uno lleva adentro, que difícilmente pueda dejar, algo también heredado de mi viejo. Y esto de la empresa es nuevo, difícil de ver en qué lado se hace más sacrificio, pero es algo lindo poder hacer las dos cosas.
“Hoy al arquero se le pide más participación”
Después de su paso por Huracán de Bustinza en la Liga Cañadense, Bruno decidió sumarse al proyecto que tiene Morning Star, no solamente como entrenador de arqueros en inferiores, sino que quiere colaborar con el equipo desde adentro. El fin de semana pasado, debutó en el arco del Verde del Viaducto tras su paso por el fútbol de campo provincial.
—Hoy tu actualidad te lleva a estar en Morning Star.
—Sí, después de darme el gusto de atajar en la Liga Venadense, un año en la Casildense y dos en la Cañadense, que dentro de Santa Fe son de las más fuertes por los jugadores que tienen y los que se han formado en ellas. Hoy tengo la chance de ser dirigido por un amigo como Facundo Parrino, quien fue compañero mío cuando ascendimos con Río Negro y darle una mano a él en este gran momento que está pasando Morning, donde aspiran a llegar alto y me dan la confianza para ser parte de este proyecto.
—No solamente confían como arquero en vos sino también como formador de juveniles.
—Justamente de la mano de Facu llegué al club el año pasado, hice mi primer año como entrenador de arqueros. La verdad que fue todo un paso, confiar en mí y junto a Bruno Jiménez, que es el otro profe que tienen las categorías menores (de séptima para abajo), yo tengo de sexta hasta primera, armamos un plan para llevar adelante. La idea es trasladarle lo que uno aprendió durante estos años, también comentándoles experiencias que se suman al hecho de estar en actividad todavía.
—¿Cuánta importancia tomó el entrenador de arqueros hoy?
—Mucho. Uno le puede brindar no solamente desde lo técnico, la enseñanza propia de la práctica y el tipo de trabajo que hacer, porque hay varias escuelas, así como el juego en sí ha ido mutando, ya que quizás antes era mucho meter y hoy se intenta jugar un poco más. Hay técnicos que mantienen esa escuela y otros que intentan innovar y en el arco pasó lo mismo, de hecho el gran cambio fue que se trabaje específicamente con el arquero. Hoy al 1 se le pide más participación en el engranaje del equipo. Uno debe saber discernir cuando tomar riesgos, cuando no, cuál pelota salvar, por lo que debemos trabajar en abrir un poco la cabeza y que la inteligencia tome preponderancia en el juego.
Pasión por los medios
Su paso por las canchas de la Asociación Rosarina desde chico, crearon ese lazo que hoy lo une para llevar adelante el trabajo en los medios. Sus inicios en radio y televisión y su actualidad en los medios rosarinos.
—En lo periodístico, siempre ligado a la Rosarina.
—Sí, es algo que comenzó como una locura, algo de chicos. Tres años antes de arrancar la carrera ya manejaba información de la Primera División de Río Negro. En ese momento teníamos un Fotolog donde subía los resultados, la tabla de posiciones y comentaba los partidos del equipo. Llegaba cansado después de jugar los domingos y me sentaba en la computadora a escribir el resumen del partido, bien o mal escrito, con las formaciones, los cambios y ponía fotos. Estudié contador público tres años pero no resultó de la manera que uno esperaba y me anotó en periodismo deportivo, la carrera que hoy elijo para desarrollar. Arranqué en “Puntapié inicial” en Radio La Deportiva en 2011 y a fines de ese año me sumé al programa televisivo “Pasiones Rosarinas”. Hoy en día estoy en “Última Jugada” por LT3, sigo con Pasiones en Televisión Regional y tengo la posibilidad de cubrir futsal y fútbol playa en “Rosario Deportes”, que se emite por Somos Rosario. Esto último me hizo incursionar en nuevas disciplinas que van surgiendo y que a uno le permite crecer también como profesional.