Fuente: Tiempo Argentino
Gerardo Morales, gobernador de la provincia de Jujuy, avaló que 45 niños y jóvenes de entre 10 y 17 años que asisten a la escuela se pusiera a trabajar. Los trabajos son mayormente en zonas de campo en tareas de encañe y desencañe de tabaco, desflore de tabaco, plantaciones, tareas de peón general, carga y descarga de estufas y hasta modelos de ropa infantil, entre otros.
Según publicó el diario El Tribuno, pese a que la Ley 26.390 prohíbe el trabajo de menores de 16 años, el gobierno jujeño ha aprobado varias decenas de casos. Los datos se dieron a conocer en el contexto del “Encuentro de comisiones para prevención y erradicación del trabajo infantil de la región NOA”.
En el Encuentro se informa que el trabajo no permitido por ley se ha intensificado en la zona. La Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes lanzó que en 2016 y 2017, en Argentina un 10% de los niños y adolescentes trabajan. Esa cifra sube al 13% en el NOA y NEA y a un 20% en zonas rurales.
La ley 26.390 prohíbe el trabajo de menores de 16 años y señala que sólo pueden hacerlo si se trata de jornadas no mayores de seis horas, así como que las tareas no impliquen riesgo, que no se realicen en horario nocturno, que el salario sea igual al de un adulto en igual tarea y que además cuenten con la autorización de los padres ante la Dirección Provincial de Trabajo.
La subsecretaria de Fiscalización, Buenas Prácticas Laborales y Relaciones con la Sociedad Civil, Agustina Mulqui, reconoció al mencionado diario que la autorización del gobierno no se entrega a «aquellos chicos que no están en la escuela”.
Según la ONU, el trabajo infantil se refiere a cualquier labor física, mental, social o moralmente perjudicial para el niño, que afecte su escolaridad y le impide jugar. Sin embargo en el encuentro primó la visión del mundo empresarial sobre el tema.
Gustavo Ponce, miembro de la Organización Internacional del Trabajo, , explicó que algunas de las causas es económica, cultural y que se valora el trabajo de los niños, que está arraigado en los ámbitos rural y urbano: “Nos parece importante, sin hacer un discurso que estigmatice a la familia o que las culpabilice, que justamente les permita entender que el trabajo infantil daña el desarrollo de los chicos y el lugar en que tienen que estar es la escuela y el juego”.