Cuesta entender a Newell’s. Porque impone presencia en el Coloso y por momentos es HD y distorsiona tanto su imagen afuera. No se puede obviar en el análisis ese dato estadístico. Tan básico como certero. Y entonces, sin importar la calidad del rival, de local se puede tener optimismo, aunque en la previa había poco para animar al hincha, dolido aún por la derrota clásica.
Maniatar a Defensa y Justicia no es poca cosa. Cortar su vértigo, no quedar expuestos a corridas de los rapiditos de Beccacece es meritorio. No todos los equipos pueden hacerlo. Hace falta orden, preposición a ayudar en la marca, y correr. Y en la previa ninguno de esos parámetros parecían ser propiedad de Newell’s de antemano. Por eso costaba confiar en una buena presentación leprosa, mucho menos cuando la lluvia le puso velocidad al césped del Coloso. La derrota con Central predispuso mal al hincha, y sobraban razones para el enojo y el desánimo. En realidad el único optimista parecía ser De Felippe, que repitió equipo, como si perder con Central y Racing no fuera motivo para modificar algo.
También había razones dentro del campo de juego para no sumar ánimo positivo. Amoroso y Fertoli se cansaron de tirar centros a la luna, a Formica le costó pasar un hombre, y Leal sigue enojado con el arco, un capricho de De Felippe que se torna insostenible.
Pero Newell’s fue tomando confianza. Cacciabue corrió mucho y bien, Paredes y Fontanini se plantaron con firmeza, Aguerre puso sus manos cuando fue necesario, y el equilibrio se apoderó del partido.
La lluvia no pudo suspender el partido, pero quiso ser protagonista. Los futbolistas se fueron al vestuario con una garúa y el segundo tiempo se jugó bajo un temporal. Y el agua complicó la prolijidad de Defensa, que ya no pudo jugar cómodo por abajo. El Halcón no tenía “gomas de lluvia” y no hubo plan B. Sorpresivamente Newell’s encontró un aliado en el agua. Y con el partido más de potrero se sintió más cómodo.
Ahí sobresalió Formica, se potenció Bernardello con Cacciabue como auxilio permanente, y Figueroa entró bien, motivado tal vez por la condición climática que le dio al partido un toque de épico.
Faltó el gol. Vaya novedad por el Parque. Leal se asusta con el arco, está sin confianza y ya cansa de tanto gol desperdiciado. Fertoli pasa de hacer un golazo al ángulo a fallar debajo de los tres palos. Formica necesita una pretemporada para que su talento tenga compañía de lo físico. Y el resto tampoco aporta. Y sin gol es imposible ganar. Aunque al hincha desanimado le fue difícil irse enojado. Porque hubo actitud, buen planteo táctico y rendimientos que ilusionan, aunque las gargantas sigan esperando gritar un gol.