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La gesta colectiva de «Mirá cómo nos ponemos»

La denuncia que Thelma Fardín realizó este martes fue el resultado del trabajo de actrices, periodistas y abogadas que se plantaron y demostraron que no están solas. Organización feminista y sororidad para que el patriarcado no destruya a la víctima

Thelma Fardín mira a cámara. Está sentada en una cama de dos plazas en una habitación que podría ser un hotel. Es de noche y cuenta en público por primera vez que hace 9 años en una habitación de hotel a 6 mil kilómetros de Argentina el actor Juan Darthes la violó. Ella tenía 16 y él, con 45, era el único actor adulto que había ido a la gira de la serie infantil-juvenil «Patito Feo» en Nicaragua. Thelma Fardín toma aire para contar con detalles y que no queden dudas entre los que suelen desconfiar de las víctimas antes que de los victimarios. “Mirá cómo me ponés”, relata que le dijo Darthés. Las palabras resuenan porque ya habían sido escuchadas. Cuando las actrices Anita Coacci y Naty Juncos denunciaron al mismo actor por abusos pronunciaron la misma frase. Como pasó con Calu Rivero, la primera en hablar, los relatos fueron puestos en duda en los medios con mayor audiencia. “Mirá cómo me ponés”, es pasar la culpa del abusador a la víctima. Es la pollera corta, es viajar sola, es ser fanática de los boliches, es salir de noche, es buscársela. Es el “algo habrán hecho” de la cultura machista. La respuesta de Thelma Fardín es colectiva y es feminista. Viene recorriendo las calles argentinas con el grito de Ni Una Menos como un Nunca Más. Rodeada por la colectiva de Actrices Argentinas en el Multiteatro porteño, el martes 11 de diciembre Thelma Fardín pasa la culpa al abusador y a todos los abusadores. Y las actrices dicen: “Frente al «Mirá cómo me ponés», nosotras decimos «Mirá cómo nos ponemos»: nos ponemos fuertes, unidas, frente a tu violencia y tu impunidad, estamos juntas. Que se haga justicia por nuestra compañera y por todas. Esto recién empieza”.

Thelma Fardín hizo la denuncia contra Juan Darthés la semana pasada ante la Unidad Especializada de delitos contra la Violencia de Género del Ministerio Público de Managua, en Nicaragua. El país centroamericano atraviesa una crisis política e institucional desde abril pasado, con más de 400 asesinatos por parte del gobierno de Daniel Ortega. El mandatario tiene en su historial una denuncia de su hijastra por violación, cuando ella tenía 15 años. Hoy está exiliada. “Vivimos una situación grave y extrema de violaciones de derechos humanos, con presos políticos, torturas, desapariciones y asesinatos por parte del gobierno. Esta noticia pasó desapercibida en los medios”, explicó Gonzalo Carrión, integrante del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cendh). La organización asistió y acompañó a Thelma Fardín en la denuncia. Carrión fue uno de los tantos nicaragüenses que desayunó el miércoles con las consultas de los medios argentinos después de la denuncia contra Darthés. “Como defensores de derechos humanos no renunciamos al derecho de las personas a recibir la respuesta que corresponde.  Esperamos que se realice una investigación a fondo objetiva y profesional”, agregó en diálogo con El Ciudadano.

El “Mirá cómo nos ponemos” fue promovido en los medios como el #metoo argentino. En realidad se imprime en otra historia vinculada con la construcción del feminismo latinoamericano. Con el Ni Una Menos de 2015 el sur del mundo se convirtió en un norte en el continente. El feminismo argentino marca agenda y se gesta desde la vuelta de la democracia en los Encuentros Nacionales de Mujeres, una experiencia federal inédita en el mundo. Con el Ni Una Menos ganó masividad y la utilización de las redes sociales sirvió para denunciar la violencia de género por otros canales.

Las denuncias de abuso empezaron a hacerse virales. En todo el país surgieron relatos de situaciones de violencia. Primero apuntaron a estrellas de rock y le siguió la consigna “No nos callamos más”. El caso más conocido que llegó a la Justicia fue el de Cristian Aldana, el cantante de El Otro Yo, preso por violación. En Rosario la página “Soriclub” fue una de las primeras y también aparecieron bajo el hashtag cuéntalo. Este año, la página que denunciaba abusos por parte de los integrantes de la banda Onda Vaga generó una similar contra Cielo Razzo. En los relatos sobre los integrantes de la banda rosarina se repiten historias: subían al colectivo de la banda a menores de edad, les daban drogas, las hacían tener relaciones con varios integrantes a la vez y las bajaban del colectivo en cualquier lado sin importar la hora.  La mayoría de los relatos no llegaron a la Justicia y son anónimos. Buscaron preservar la identidad de las denunciantes y publicar el nombre del denunciado a modo de escrache. La idea es alertar a otras mujeres, más que llegar a la Justicia, considerada lenta y machista.

Actrices organizadas

Las actrices argentinas empezaron a organizarse a principios de año con un objetivo: pelear por el derecho a decidir abortar de las personas gestantes. En el Congreso fueron aliadas estratégicas a la hora de conseguir votos indecisos y de poner en pantalla el debate. Durante meses tocaron las puertas de todos los despachos y se organizaron para estar en todos los programas de radio y televisión. Con el pañuelo verde en la muñeca fueron parte del proceso que desde la Campaña por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito definieron como la legalización y despenalización social del aborto. Es decir, que el aborto saliera de clóset y fuera hablado y discutido en las casas, las escuelas, los trabajos, las organizaciones y en todos lados.

La pelea por el aborto legal hizo que el grupo se consolide. Hacen asambleas todas las semanas, empezaron a formarse en feminismo y a discutir sobre los problemas de las mujeres, lesbianas, travestis y trans en los medios de comunicación y la industria del espectáculo. Si el “yo también” norteamericano está en singular, en Argentina el “mirá como nos ponemos” es una respuesta grupal. Está sostenida en los lazos de la sororidad, un concepto feminista que habla de la hermandad entre mujeres. “Estamos juntas y organizadas y vamos a luchar por nuestros derechos”, resumió la actriz Laura Azcurra antes de empezar a leer el comunicado.

Para acompañar a Thelma Fardín en la denuncia fue fundamental otra alianza feminista. La periodista Luciana Peker y la abogada Sabrina Cartabia acompañaron desde abril y tejieron con las actrices la trama de cuidados y gestiones para que viajara a Nicaragua.

El lunes por la tarde, las actrices argentinas anunciaron que al día siguiente a las 19 darían una conferencia para acompañar a una de ellas en una denuncia de violación. Horas antes, la abogada Ana Roselfeld renunció a través de Twitter a la defensa de Darthes. En la conferencia Thema Fardín aclaró que todo lo vinculado a la denuncia ya estaba en el video. Aún así los periodistas varones que tomaron la palabra querían más detalles. Las periodistas feministas que vienen dando estas noticias preguntaron por la gesta colectiva de las actrices y por cómo se sentía ella con el acompañamiento.

Poco después de la conferencia la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inam), Fabiana Túñez, anunció en Twitter que habían dado de baja todas las redes sociales oficiales una campaña contra la violencia de género en la que participaba Darthes. La funcionaria fue criticada porque el mensaje llegaba tarde: las denuncias de Calu Rivero, Nati Juncos y Anita Coacci son conocidas desde hace más de un año. Mauricio Macri decidió pronunciarse el miércoles al mediodía: “El compromiso es trabajar para erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres”. El Presupuesto 2019 del gobierno de Cambiemos no dice lo mismo. Al Inam le asignaron una partida en la que perderá casi 18 por ciento contra la inflación. El Plan Nacional de Acción para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, que depende del mismo organismo, sufrirá un ajuste del 38 por ciento: recibirá 20 millones menos del monto anunciado originalmente, de 52 millones.

Cuando se puede denunciar

Calu Rivero fue la primera en denunciar a Darthés y logró hablar después de cinco años. Los abusos de los que fue víctima fueron en 2012 durante el rodaje de la novela Dulce Amor. La actriz abandonó la tira en silencio y se fue del país. Su relato fue relativizado en todos los medios. Le reprochaban que no haber hablado antes y relativizaron su denuncia como una sensación. Le siguieron Anita Coacci y Naty Juncos. Los tres testimonios no alcanzaron para que la productora Polka cancelara el contrato con el actor en la tira infantil juvenil Simona. “Es un padre de familia” fueron algunos de los argumentos que usaron para defenderlo.

De acuerdo con estadísticas elaboradas en conjunto por el Ministerio Público Fiscal, la Procuración General de la Nación y el Cuerpo de Peritos Forenses, en Argentina el 75 por ciento de los abusos sexuales y adolescentes tienen como victimarios a personas cercanas a la víctima. Casi el 60 por ciento son el padre o el padrastro y el 90 por ciento de las víctimas son niñas y adolescentes mujeres. Por cada 1.000 casos de abuso sexual infantil y adolescente se denuncian 100 y sólo 1 recibe condena.

Este año el Ministerio de Educación de Santa Fe detectó 368 casos de abuso sexual infantil y adolescente. Muchos surgieron gracias a los contenidos de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), sancionada en 2006 y que después del debate de legalización del aborto está siendo cuestionada por grupos religiosos. En las jornadas de ESI niños, niñas y adolescentes aprenden a diferenciar los vínculos afectivos de los abusivos, identifican situaciones de violencia, conocen su cuerpo y cómo cuidarlo y trabajan en el respeto de la diversidad. Los casos de abuso también son registrados ante la sospecha de docentes, que están obligados a denunciar. La educación sexual no sólo sirvió para detectar casos recientes. Según el Ministerio de Educación, gran parte de las denuncias aparecieron en escuelas nocturnas y profesorados, donde adultos y adultas se dieron cuenta de que habían sido abusados en la infancia.

María Paula González Tomassini, abogada especializada en derecho de niñez y adolescencia,  explica: “El abuso sexual infantil y adolescente es un disparo en la psiquis que deja secuelas para toda la vida. No se cura, se trabaja con terapia y es un trauma que se va elaborando. Es un delito que carcome el autoestima. Hoy gente adulta cuenta que en terapia se dan cuenta que fueron abusados en la infancia. Le cuentan a la mamá y no les creen. La mayoría de las veces el padre es el abusador y no va a ratificar esa denuncia. El 90 por ciento de los agresores son hombres y la mayoría es familiar directo. Para el niño, la niña o adolescente es muy difícil denunciar porque la figura que debería protegerla es la que más daño le está haciendo y sufre. Las víctimas no hablan cuando quieren, hablan cuando pueden. Por eso todos los actores jurídicos tenemos que ser buenos interlocutores para estar listos cuando pueden contarlo. Apenas se da una denuncia todos los niveles del Estado tienen que actuar”.

Animales sueltos

Thelma Fardín pensó en denunciar cuando escuchó a Calu Rivero. Después de la conferencia, la panelista de «Animales Sueltos» Romina Manguel logró hablar al escucharla a ella. Durante el debate con el resto de panelistas varones dijo que en esa misma mesa se había sentado un invitado que la acosó sistemáticamente. “Una denuncia cuando puede y no cuando quiere”, dijo y el conductor Alejandro Fantino le preguntó por qué. “Porque no puedo. Este medio es sumamente machista. El patriarcado no se cayó aunque creo que hoy hubo un punto de inflexión”, respondió Manguel.

Después de la conferencia los programas de la televisión argentina no hablaron de otro tema. La mayoría de los que estaban frente a cámara eran varones. La ausencia periodistas especializadas en los temas de la agenda feminista se notó en los análisis. “¿Se dieron cuenta cómo faltamos en los medios? Todos los cronistas varones que mandaron hicieron hincapié en detalles innecesarios. ¿Ahora nos llaman para dar notas a las periodistas feministas? Valoren nuestro trabajo. Hacemos periodismo todos los días. Estamos en los medios que gestionamos y en los espacios que construimos como trinchera. No somos opinólogas”, dijo en Facebook la periodista feminista María Florencia Alcaraz. Buscaba abrir el debate sobre la participación en los medios y mostrar cómo ante la falta de trabajo las periodistas feministas crearon medios propios. Construyen información de calidad, con responsabilidad y perspectiva de género y diversidad. Es que el 70 por ciento de los puestos de trabajo en los medios de comunicación son masculinos. Las mujeres firman sólo el 15 por ciento de las notas de opinión y son poquísimas las que llegan a los puestos mejor pagos y de toma de decisiones.

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