Matías tiene 25 años. Hasta este fin de semana vivía con sus dos hijas –una beba de tres meses y una nena de cinco años– su mujer y el hijo de ella de 9, al que criaba como propio. Sostenía a su familia con mucho esfuerzo físico como vendedor ambulante recorriendo varios kilómetros diarios con bolsas de consorcio que ofrecía tanto en comercios como en la calle. El domingo fue a visitar a su mamá a Casiano Casas y un incidente con su ex cuñado –un policía de 34 años que también vive en ese barrio– lo dejó al borde la muerte. Un tiro en el pecho, dos en la cadera y varias patadas en el rostro. “Lo vinieron a matar a sangre fría”, dijeron sus familiares consternados tras lamentar que en varios portales de noticias trataron al joven de delincuente. Hay dos agentes detenidos.
Como suele pasar cuando los que gatillan son policías, la primera versión de lo ocurrido fue que había un ladrón herido en un hecho de robo. Luego se informó sobre un enfrentamiento armado, negado por varios testigos que vieron la escena, hasta que se llegó a la versión de una pelea entre vecinos, sin mencionar el vínculo familiar entre uno de los agentes policiales que disparó con la víctima.
Este lunes, el fiscal de Homicidios Adrián Spelta aclaró que “está descartado el robo” porque se trató de “una pelea entre vecinos” pero que el caso no pasará a la Unidad de Violencia Institucional porque los dos policías que dispararon (hermanos entre sí) estaban franco de servicios, sin uniforme y gatillaron armas que no eran las reglamentarias.
Por ese hecho está demorado el agente Franco Hugo Villaroel, que trabaja en el Comando Radioeléctrico, y su hermano Víctor Oscar Villaroel, también empleado policial en la subcomisaría 21°. Les secuestraron tres pistolas calibre 9 milímetros y una 380.
A sangre fría
“Lo vinieron a matar a sangre fría. No puede ser que vengan dos milicos vestidos de civil, armados y le tiren a matar. Le tiraron al pecho a menos de dos metros, delante de la madre y los vecinos. Fue por una discusión familiar”, dijo uno de los hermanos de Matías.
Una cuñada del muchacho dijo a El Ciudadano que lo primero ahora es su salud, ya que los pronósticos no eran buenos: “Tiene un tiro en el medio del pecho. El médico nos dijo que fue un tiro mortal y que no sabe cómo está vivo todavía, que nadie sobrevive a un balazo así. También tiene otros dos tiros en la cadera y la cara hinchada por las patadas que le dieron después de dispararle. Está muy delicado”.
Según su relato, el domingo Matías fue a visitar a su mamá y salió a dar una vuelta con Milton, su hermano menor. Cuando volvían a la casa, el más chico le rompió un vidrio del auto al policía Franco Villaroel, que vive a la vuelta y que fue la pareja de su hermana durante mucho tiempo. “Tuvieron dos hijas y se separaron porque él le pegaba y la maltrataba. Hay un montón de denuncias”, contó la cuñada de Matías que enmarcó el origen del conflicto en un problema familiar.
“Matías se enojó con su hermano por lo del vidrio y lo hizo entrar a la casa para que no haya más problemas. En eso tocan timbre y es un patrullero del Comando Radioeléctrico. Los agentes hablan con la mamá de Milton, ella llama a su hijo pero los uniformados le piden a Matías, aunque no había hecho nada. Matías sale y acepta acompañarlos pero apenas pisa la vereda aparecen corriendo los dos policías, Franco y su hermano Víctor, armados y de civil. Los del Comando se corren a un lado”, dijo la cuñada de Matías.
“Ahí los policías de civil empiezan a discutir y lo invitan a Matías a pelear un mano a mano. Pero apenas se acerca Matías, el policía Franco le dispara en el centro del pecho. Delante de su mamá y de muchos vecinos que son testigos, porque eran las dos de la tarde. Cuando los del Comando ven eso se van”, contó la joven quien dijo que no todo terminó ahí.
“Después que lo hacen volar de un tiro contra la reja de su casa, el otro policía, Víctor Villaroel, le dispara cuando está en el piso, en la cadera. Y ahí Franco se le acerca y le da dos patadas en la cabeza, mientras que una hermana de Matías pedía a gritos que paren, que ya estaba inconsciente”.
Para la familia de Matías, los efectivos del Comando Radioeléctrico “fueron cómplices porque le tocaron timbre y lo hicieron salir. ¿Por qué no se lo llevaron?”, se preguntó la joven.
“Matías tiene dos nenas, una de cinco años y una bebé de tres meses. Todo el mundo lo conoce y sabe que trabaja todo el día vendiendo bolsas de residuo y de consorcio. Es el sostén de su familia”, lamentó. También mencionó el dolor que les causó que en algunos portales de noticias haya mencionado al joven como delincuente. “Le dispararon donde vive su hermana, la misma que fue mujer del policía Villaroel y que lo dejó porque la golpeaba. Es una injusticia lo que hicieron. Todo el barrio se levantó contra ellos. Fue un momento de desesperación”.
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