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Condenaron a Brisa Amaral, la testigo que se convirtió en parte de una banda

Su nombre apareció en las crónicas policiales como testigo de un crimen. Entró a un programa de protección a testigos pero un giro en la investigación de una banda criminal la ubicó como parte de la organización. La condenaron en un procedimiento abreviado

Condenaron a Brisa Amaral, la piba de 18 años que fue testigo del crimen de Jonatan «Bam Bam» Funes a principios de este año y luego quedó involucrada como partícipe de una asociación ilícita, cuya organización se asigna su jefatura a Lautaro «Lamparita» Funes y a René Ungaro. Para la Fiscalía, la chica tomó las riendas de la organización por dos meses tras la muerte de Bam Bam, su hermano Ulises y la detención de Lamparita y de su hermano Alan. La defensa acordó con la acusación una condena a 3 años de prisión efectiva para la chica por asociación ilícita en calidad de partícipe. Valoraron para ello el corto lapso que estuvo involucrada en la organización y la falta de antecedentes aunque pidieron que al tramitar la libertad condicional se fijen algunas prohibiciones como no acercarse a Rosario ni a Villa Gobernador Gálvez. También pidieron su reincorporación a un programa de protección de testigos en el que estaba incluida tras la muerte de Bam Bam. A su vez fue condenado en un procedimiento abreviado el tío de los Funes por el mismo delito, ya que le asignan colaborar con Brisa en esos dos meses. Para él la condena fue a 3 años de cumplimiento condicional y recuperó la libertad.

Brisa se hizo conocida como la joven que acompañaba a Bam Bam, el 4 de febrero, en el auto que fue atacado a tiros en el cruce de la ruta 14 y A012. La víctima salía de la cárcel de Piñero tras visitar a su hermano. Una Ford Ecosport blanca le cortó el paso y desde la ventanilla del acompañante le dispararon al motor Audi A3. Bam Bam le pidió ayuda a Brisa, salió del auto y corrió. Otro de los ocupantes de la Ecosport se bajó y le disparó en la pierna. Bam Bam cayó y lo ejecutó en el piso. Cuando volvía al auto le dijo a Brisa que la dejaba viva para que cuente lo que vio. La chica entró en un programa de protección a testigos e identificó a los agresores. Los tres están actualmente detenidos por el crimen. Entre ellos, Emiliano «Jija» Avejera, señalado como el matador, mientras que al volante sindicaron a Adrián Cable Solís. Quien presuntamente tiró al auto fue Damián Chávez.

Pero la situación de Brisa cambió drásticamente cuando salió del programa de protección y la acusación sospechó que estaba involucrada en una asociación ilícita encabezada por Lamparita Funes y René Ungaro. A fines de enero le intervinieron el teléfono. De las escuchas surgió la información que ella había quedado al frente de la organización tras la detención de Lamparita y de su hermano Alan; a lo que se sumó el crimen de Ulises Funes el 7 de enero y luego la muerte de Jonatan.

Para los fiscales Gisela Paolicelli y Matías Edery, la necesidad de que alguien quedara a cargo de la organización recayó en Brisa, quien recibía indicaciones por celular. El 26 de abril se hicieron los allanamientos y se detuvo a Amaral. En su casa se encontró una mochila con un chaleco antibalas y municiones de distinto calibre. A esto se sumaron tareas de campo e informes de inteligencia de la banda. La responsabilidad de la dirección del grupo quedó plasmada en las comunicaciones telefónicas. Como la organización había quedado debilitada necesitaban una persona de confianza que se hiciera cargo de la empresa delictiva. Y ese es el rol que le atribuyeron a Amaral.

Las conversaciones dan vista de estos movimientos que tienen que ver principalmente con la venta de estupefacientes por lo que tomó intervención la justicia federal, explicó Paolicelli. Mientras que la justicia provincial investigó una asociación ilícita con permanencia en el tiempo a través de la cual cometían delitos contra la propiedad, la libertad y la integridad física. Para Paolicelli, el tráfico de arma y la defensa del territorio se daban para poder cumplir con la venta de drogas. Comprobaron que participó en la organización por un lapso de 2 meses y como no tiene antecedentes condenatorios ni en trámite, los defensores Alberto Tortajada y Maximiliano Rupani y los fiscales acordaron una pena de 3 años de cumplimiento efectivo para Amaral. El acuerdo además tiene la venia del fiscal regional Patricio Serjal.

En la audiencia no se acordó un cese de prisión y se discutirá su libertad condicional ante un juez de ejecución. Pidieron que se tenga en cuenta una prohibición de acercamiento a Rosario, a Villa Gobernador Gálvez y al resto de los imputados. También aclararon que la defensa pide que sea incorporada nuevamente al programa de protección de testigos.

Amaral dio su consentimiento y el juez Juan Andrés Donnola admitió el acuerdo y condenó a la joven que seguirá detenida mientras se tramita un pedido de libertad condicional, ya que la condena quedó firme tras el asentimiento de la partes al fallo.

 

El tío Pablo

El otro procedimiento abreviado que se llevó adelante en la misma audiencia tuvo como protagonista a Pablo David Miranda, tío de los hermanos Funes. Al hombre se le asignó también una participación en la asociación ilícita por el mismo plazo que Amaral. Para los investigadores después de la caída en desgracia de sus sobrinos, apoyó a Brisa en el manejo de la organización, la venta de estupefacientes y el manejo de armas de fuego para cumplir un fin específico. También su teléfono fue intervenido y se lo detuvo en julio de este año.

Para Miranda las partes acordaron una pena de 3 años de prisión condicional porque entendieron que su participación fue por el mismo plazo que Amaral y no cuenta con antecedentes. Para la Fiscalía el rol que cumplió era de apoyo a Amaral. El juez le dio la libertad y se fijaron reglas de conducta, entre ellas no puede mantener contacto con el resto de los imputados.

 

Los miserables

La organización delictiva en cabeza de Lamparita Funes y René Ungaro cayó en desgracia por mayo de 2017. Un informe realizado por el organismo de investigación del Ministerio Público Fiscal (MPA) relevó las denuncias contra el clan Funes. Lo que se sumó a un entrecruzamiento telefónico que surgió de otras causas. Esta evidencia llevó a la Fiscalía a concluir que los Funes, junto con otras personas con asiento en los barrios Tablada y Grandoli, protagonizaban enfrentamientos armados con el clan Camino y Tuby Segovia -asesinado luego en la cárcel de Coronda- por la lucha que mantenían por el territorio.

El procedimiento se llamó Los Miserables y en esa oportunidad se imputaron a 8 personas por asociación ilícita. En septiembre cayó Lamparita y en abril de este año detuvieron al resto de los miembros del grupo entre ellos Brisa y Daniela Ungaro. En la audiencia imputaron además a René «Brujo» Ungaro y Carlos «Pelo Duro» Fernández, entonces presos por otras causas.

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