Los socorristas indonesios intentaban este miércoles, pese a las lluvias torrenciales, auxiliar a los habitantes atrapados en islas remotas y llegar a los pueblos más aislados, tras el tsunami desatado por un volcán que dejó más de 400 muertos.
Las lluvias dificultaban los esfuerzos de los equipos de rescate, a la vez que agravaban las condiciones de vida de los supervivientes del tsunami que el sábado por la noche golpeó las costas del estrecho de la Sonda, entre las islas de Sumatra y de Java.
“Las fuertes lluvias han provocado la crecida de un río y hay inundaciones en varios lugares”, declaró Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Catástrofes, en Twitter. “Esto perjudica los esfuerzos por evacuar a la gente y ayudar a los supervivientes”.
Las autoridades pidieron a los habitantes permanecer lejos de las costas porque el volcán conocido como el “hijo” del legendario Anak Krakatoa, el Anak Krakatoa, continúa rugiendo en el estrecho de la Sonda.
Un último balance da cuenta de 430 muertos, 1.495 heridos y 159 desaparecidos. “Es posible que empeore”, dijeron, a medida que los socorristas llegan a las regiones más remotas, advirtió el portavoz.
Según los expertos, la catástrofe del sábado se debió a una erupción moderada del Anak, que causó un hundimiento submarino de una parte del volcán y el desplazamiento de grandes masas de agua.
Anak Krakatoa es una pequeña isla volcánica que surgió en el océano medio siglo después de la mortífera erupción del volcán Krakatoa de 1883, que dejó más de 36.000 muertos. Es uno de los 127 volcanes activos de Indonesia.
Crisis sanitaria
Los cooperantes humanitarios advirtieron que los recursos de agua potable y de medicamentos eran insuficientes, lo que hizo saltar las alarmas por una posible crisis sanitaria, mientras que miles de desplazados viven en refugios atestados o en hospitales.
Se enviaron helicópteros para abastecer de víveres a la población y ayudar a los pueblos más recónditos de las costas arrasadas del oeste de Java y del sur de Sumatra.
Cientos de indonesios siguen atrapados en minúsculas islas en el estrecho de la Sonda. El gobierno prevé socorrerlos por helicóptero o barco para llevarlos a centros de emergencia.
Las esperanzas de hallar supervivientes entre los escombros son prácticamente nulas.
El 26 de diciembre de 2004, un tsunami desencadenado por un sismo submarino de magnitud 9,3 frente a las costas de Sumatra, en Indonesia, causó la muerte de 220.000 personas de varios países del océano Índico, 168.000 de ellas en Indonesia, el desastre natural más trágico que sufrió el país asiático.