La secretaría de Protección Civil de Santa Fe informó que en la mañana de este sábado los evacuados en los departamentos 9 de Julio y General Obligado ascendían a 200.
El detalle de los habitantes trasladados a refugios colectivos en el marco de la emergencia hídrica es el que sigue:
Departamento 9 de Julio
10 personas de dos familias en el Polideportivo de Villa Minetti
18 personas de siete familias en la iglesia de El Nochero
49 personas pertenecientes a 18 familias en el Polideportivo de Santa Margarita
Departamento General Obligado
49 personas de Campo Hardy
42 personas de Florencia
27 personas de Reconquista
5 personas de El Rabón
Las emergencia hídrica se profundizó este viernes con las nuevas precipitaciones en las localidades de Florencia, El Rabón y Santa Margarita.
Los departamentos más afectados son 9 de Julio, Vera –ambos bajo la declaración de emergencia hídrica– y General Obligado, a lo que se suma el alerta por lo que puede pasar en el de San Cristóbal. El gobernador Miguel Lifschitz había admitido que la situación complica «a todo el norte» de la provincia.
Lifschitz admitió que «todo el norte» de Santa Fe está complicado por el agua
El mandatario santafesino puso énfasis en las múltiples causas del problema, que para las corporaciones de productores agropecuarios ya se extiende a 300 mil hectáreas. Lifschitz destacó que no sólo son las lluvias dentro de la jurisdicción que gobierna las causantes de los anegamientos. Cuestionó el manejo de suelos en una provincia vecina: Santiago del Estero. Dijo que en los últimos años avanzó con la frontera agrícola a costa de deforestaciones y canalizaciones clandestinas. En verdad, un cuadro del que Santa Fe no escapa.
Otro funcionario de la Casa Gris, el secretario de Recursos Hídricos, Juan Carlos Bertoni, tomó nota de las críticas de productores, expresadas en una reciente y tensa reunión con Lifschitz en Santa Margarita, sobre obras hídricas no terminadas. Pero aclaró que, para él, explican apenas una parte menor de la situación. Por el contrario, mencionó la complejidad del manejo del agua –contemplar con equilibrio las alternancias de inundaciones y sequías– y los efectos de las malas prácticas agropecuarias.
“La deforestación, los canales que no están adecuadamente registrados y fueron hechos de manera clandestina, la circunstancial obra de readecuación de la infraestructura ferroviaria que terminó resultando una barrera al escurrimiento. No sólo las obras”, refutó el secretario.
Insistió en que los escurrimientos deben realizarse por los cursos naturales. Pidió a los productores no actuar de forma individual con soluciones que perjudican al resto o tienen consecuencias negativas a futuro. Les reclamó que trabajen coordinados en los comités de cuenca y que no hagan “justicia por mano propia con el agua”.