En Estados Unidos tampoco lo quieren. El arquero Agustín Rossi tiene todo arreglado para desembarcar en el fútbol del norte. Minnesota United fue el elegido por Boca y el jugador para que sea la continuación de su carrera. Rossi se sumará a préstamo por 18 meses sin cargo y con una opción de compra de 12 millones de dólares. Pero en las últimas horas una situación particular abrió un gran signo de interrogación.
Antes de su posible desembarco en Minnesota, fue Huracán uno de los clubes que barajó la posibilidad de incorporar al plantel de Antonio Mohamed al arquero xeneize. Ante su posible llegada y el conocimiento de que el jugador tiene denuncias por violencia de género, un grupo de hinchas de Huracán se manifestaron en contra de su incorporación.
Y ahora fue el turno de los y las simpatizantes de Minnesota, agrupados bajo el nombre de «Wonderwall».
«Wonderwall representa un entorno inclusivo y dinámico para que los fanáticos apoyen a Minnesota United FC. Nos apasiona nuestro apoyo al club que amamos y las comunidades en las que operamos», comienza el comunicado. Y continúa: «Recientemente, MNUFC se ha relacionado con Agustin Rossi, a quien le impusieron acusaciones de violencia doméstica. Instamos a MNUFC a que reconsidere esta posible transferencia, ya que este comportamiento es inaceptable y no es bienvenido en nuestra comunidad».
Huracán, el primero
Así como hace tiempo que el fútbol dejó de ser considerado un espacio exclusivamente masculino, las denuncias por violencia de género dejaron de ser un tema tabú para las mujeres y cada vez son más las que se animan a contar sus historias y a denunciar la violencia machista.
Así, el fútbol y el feminismo comenzaron desde hace un tiempo a vincularse de forma más estrecha. Hinchas de distintos clubes se agruparon y comenzaron a organizarse para, desde distintas actividades, ir modificando algunas conductas del deporte más popular y exigirles a las autoridades que se comprometan con las socias.
Tal como sucedió en el mundo del espectáculo internacional con el movimiento “#MeToo” que sirvió para denunciar (principalmente en Hollywood) la agresión y el acoso sexual perpetrada por el productor de cine Harvey Weinstein; o bien con el “#MiráComoNosPonemos”, a raíz de la denuncia de violación de Thelma Fardin contra Juan Darthés, en el fútbol hace un tiempo se comenzaron a visibilizar algunos casos de violencia de género.
A poner en agenda. Ya sea de los que se encuentran fuera de la cancha, como sucedió con el colectivo de ‘Periodistas Unidas’, como de los que juegan a la pelota.
El rumor de que Huracán iba a incorporar a Agustín Rossi arrancó con la apertura del mercado de pases de cara a la segunda etapa de la Superliga. Pero recién hace unos días, la posibilidad de que el arquero xeneize se sume al equipo de Parque Patricios tomó más fuerza. Y con eso, el repudio de las y los hinchas del Globo que se manifestaron en las redes sociales para pedirle a los dirigentes que no lo contraten.
Y en tiempos donde la tecnología ocupa un lugar central y las redes son el principal canal de expresión, fue por ahí donde se transmitió el mensaje. También mediante un hastagh: “#RossiNO”.
“Como hinchas y socias queremos manifestar nuestro rechazo al fichaje de jugadores que cuenten con denuncias por abuso y violencia de género”, indicó el comunicado que se hizo público desde la página de la agrupación “Huracán Feminista”.
Es que el arquero que Antonio Mohamed quería incorporar al plantel tiene denuncias efectuadas por su ahora ex novia en su contra por violencia de género. Los hechos se sucedieron cuando el arquero jugaba en Estudiantes. En una comisaría de La Plata se efectuó la denuncia en octubre de 2016, que luego se viralizó por las redes y de la que no hubo respuesta.
Sabrina forma parte del colectivo “Huracán Feminista” y le contó a El Hincha que la agrupación surgió de la confluencia de dos pilares fundamentales: el amor por el Globo y el feminismo. Se juntaron hace pocos meses y ya son 40 socias las que participan del espacio que busca interpelar y romper el patriarcado que está inmerso en el fútbol, y que claro, se extiende a la sociedad en general.
“Cuando nos enteramos de la posibilidad de que se sume Agustín Rossi, y conociendo la denuncia por violencia, decidimos emitir el comunicado”, comentó Sabrina, que indicó además que el objetivo no es ser punitivista, sino modificar la estructura del fútbol y de “todos los deportes”.
“Consideramos que la coyuntura exige que los clubes de la AFA mejoren la escasa o nula capacitación en perspectiva de género en todas sus categorías y disciplinas”, afirmó.
“Buscamos ser un espacio en el que podamos brindar contención, acompañamiento y apoyo frente a cualquier cuestión de género y diversidad”, amplió Sabrina, quien manifestó que desde la agrupación creen que es clave tener un club con perspectiva de género, pluralidad y que pueda abrazar a todo tipo de familias, y que eso, con jugadores dentro de la cancha que tengan denuncias de violencia de género, es inviable.
Fútbol y violencia de género
Pero el caso de Rossi no es el único. Son muchos los jugadores de fútbol que tienen denuncias, ya sea judicial o pública, de violencia machista.
La ex pareja de Ricardo Centurión, actual delantero de Racing, lo denunció por agresiones y amenazas. Fue a principios del 2017 y pese a la denuncia, Boca, donde jugaba Centurión en ese momento, no tomó ninguna medida al respecto.
Alexis Zárate jugaba en Independiente. En septiembre de 2017 fue condenado por el juez Nicolás Plo de Lomas de Zamora a la pena de seis años y seis meses de prisión por haber violado a una joven en marzo de 2014 en un departamento de la localidad bonaerense de Wilde. En aquel entonces, el jugador formaba parte del plantel profesional del equipo de Avellaneda. Junto a él estuvieron involucrados otros dos jugadores del Rojo, Martín Benítez y Nicolás Pérez.
En aquel entonces el presidente de Independiente, Javier Cantero, decidió separar a Zárate del equipo y fue Hugo Moyano, su sucesor en la presidencia, quien lo reincorporó y luego lo vendió a Temperley.
El día posterior a la condena de Zárate, Temperley debía jugar ante Central. Luego de varias discusiones internas sobre el caso del defensor decidieron sacarlo de la lista de concentrados. Horas después, el presidente del Gasolero, Alberto Lecchi, anunció que lo licenciaban del plantel por tiempo indeterminado. “Afecta a la sensibilidad, la ética y la moral de cada uno. Está en juego lo que queremos para el club y la vida de una persona”, argumentó Lecchi.
Otro caso que tomó relevancia a nivel local fue el de Fernando Tobio cuando jugaba en Central. El video en el que se lo veía empujando e insultando a una mujer, y que se viralizó por las redes sociales, desencadenó en una capacitación para el primer plantel canalla sobre violencia de género. Fue la primera vez en la que un equipo de Primera División participó oficialmente de un taller de este tipo. Se hizo en conjunto con el Instituto Municipal de la Mujer de Rosario y se extendió a las categorías inferiores. Además, desde el club se le aplicó una sanción económica que fue destinada a acciones de prevención contra la violencia de género.
Aún no existen normas ni protocolos de clubes que inhabiliten a jugar después de denuncias ni sentencias judiciales por violencia de género. La acción impulsada por Central fue ejemplificadora. Por eso, ante la inexistencia de protocolos en los clubes, las socias se unen para pedir que no incorporen jugadores con denuncias por violencia de género, como es el caso de “Huracán Feminista”.
“El peso del fútbol como espejo social es muy claro”, afirma la periodista Luciana Peker. Y en ese espejo se refleja lo bueno y lo malo. Por eso, las socias no se callan más. Y si bien recién se dieron los primeros pasos aún faltan años y mucho camino por recorrer. Todo cambio precisa de una revolución y las hinchas ya la empezaron.