El entrenador de Nantes, Vahid Halilhodzic, no pudo contener la emoción al hablar de Emiliano Sala, su ex delantero desaparecido desde el lunes, cuando se perdió la señal de su avión sobrevolando el Canal de la Mancha. En el entrenamiento del club francés este jueves las lágrimas eran inevitables.
Al término de una sesión de entrenamiento muy emotiva, el entrenador franco-bosnio dirigió a los periodistas unas palabras sobre Sala, que acababa de ser traspasado al Cardiff.
«Tengo una relación especial con él porque en el momento de mi llegada hablamos mucho. He hablado mucho con él. El día antes de su marcha, vino y tuvimos una conversación bastante larga, en la que me dio las gracias. Nunca he escuchado que nadie hablara mal de él, era realmente un chico estupendo», apuntó, haciendo una pausa a mitad de su discurso para beber agua, llorando por la emoción.
«Para mí, puede que sea el momento más difícil de mi vida deportiva. He vivido otros, pero deportivamente esto me ha conmovido por completo. En los rostros hay lágrimas y tristeza. Les he dicho (a los jugadores del Nantes) que la vida continúa. Tenemos obligaciones y responsabilidades con el club, que tiene una gran historia», apuntó.
Tres días después de la desaparición, a una veintena de kilómetros al norte de Guernesey, del pequeño avión que llevaba al atacante argentino de Nantes a Cardiff, sus opciones de supervivencia son «ínfimas», según la policía de la isla anglo- normanda, que anunció este jueves el abandono definitivo de la operación de rescate.
El Nantes se había mostrado todavía esperanzado este jueves.
«Mantenemos la esperanza», se leía junto al retrato del jugador, con su aspecto juvenil y una sonrisa, que fue colocado en el centro de entrenamiento de La Jonelière y delante del cual se colocaron flores, dibujos y velas, en muestra de homenaje.
Sin minuto de silencio
«Somos conscientes que está perdido, pero todavía tenemos un pequeño lugar para la esperanza, que sigue existiendo», explicó a la agencia AFP Maxime Perrouin, un hincha de 29 años desplazado desde el departamento de Vendée para asistir al regreso a los entrenamientos del Nantes.
Poco antes de las 16, los jugadores y el cuerpo técnico fueron ovacionados por más de 300 personas, que llenaron por completo el pequeño espacio reservado para los espectadores. Unos cuarenta periodistas se desplazaron también al lugar.
Tras reunirse en el círculo central, los jugadores se aproximaron al público y el capitán Valentin Rongier tomó la palabra.
«Os pedimos ser solidarios con nosotros, que estemos todos unidos y que respetemos a la familia, que se niega por completa a hablar de duelo y que nos pide que continuemos creyendo», anunció a los aficionados.
«Por eso no vamos a hacer un minuto de silencio o un minuto de aplausos, porque todavía tenemos esperanza», añadió.
Algunos jugadores estaban muy emocionados, como el ghanés Majeed Waris, compañero de ataque de Emiliano Sala. El técnico Halilhodzic le pasó el brazo por encima del hombro para consolarlo.
«Admitir lo impensable»
«Los jugadores nos necesitan de verdad (…) Creo que a todos les va a gustar ver todo el mundo que se ha unido a ellos y creo que van a superarse en el campo», esperó Maximo Perrouin, desplazado al lugar junto a Nelka, su perro Huskie de un año y medio, al que ha vestido con una camiseta del FC Nantes.
«Tengo lágrimas en los ojos, nada más de hablar con vosotros delante de la imagen (de Sala). Es como si acabáramos de perder a alguien de nuestra familia», apuntó.
«Me llamaron por teléfono y pensé que era una +fake news+ (noticia falsa), que no era posible», añadió Andrée Guittet, un jubilado de 69 años.
«Era atípico como jugador. No se puede decir que fuera Neymar o Mbappé, pero era luchador, era un guerrero. Iba hasta el final», continúa.
Andrée, aunque no lo diga muy fuerte, reconoce que haber acudido al lugar para «admitir lo impensable».
«Mantenemos la esperanza, si, pero yo personalmente no creo ya mucho», reconoció.