Es normal: el Ejecutivo modifica a lo largo del año el presupuesto de la administración nacional que vota el Congreso , una potestad contemplada en la ley y que utilizan todas las gestiones. Esos incrementos, transferencias entre rubros y sub ejecuciones da una idea de las prioridades de cada gestión política.
El análisis del Presupuesto 2018, en base a datos oficiales elaborados por un centro de análisis privado, da cuenta de las decisiones de la gestión Cambiemos en un año complicado por la megadevaluación y el compromiso con el Fondo Monetario Internacional: el presupuesto se amplió un 20 por ciento respecto del monto asignado por los legisladores, muy por debajo de la inflación reconocida del 47,6 por ciento de punta a punta (33,8 en promedio).
Los refuerzos no fueron homogéneos: el ítem de Servicios de la Deuda Pública recibió un 50 por ciento más que lo votado, el de Obligaciones a cargo del Tesoro se benefició con un 108 por ciento extra y, lejos, el del Ministerio de Trabajo lo hizo con el 8. Los tres suman el 73 por ciento de los 583.099 millones de pesos de ampliación. En la otra punta, están los ítems menos beneficiados. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación mereció un suplemento de apenas 1,7 por ciento. En el área de Salud, rebajada de Ministerio a Secretaría, fue peor: lo ejecutado estuvo un 6,1 por ciento debajo de lo que estipula la ley de Presupuesto 2018. Es decir, 3.430 millones de pesos menos.
El exámen de los datos corresponde al Centro de Economía Política Argentina (Cepa) sobre la información oficial publicada en la página Presupuesto Abierto del Ministerio de Hacienda.
La mitad de la inflación
El Presupuesto 2018 se amplió en 583.099 millones de pesos al cabo de ese año. Es el 20 por encima de lo votado. Quedó sensiblemente por debajo de la inflación en el período, que sumó 47,6 por ciento de punta a punta, o del 33,8 en promedio.
El presupuesto quedó desactualizado, el año pasado, apenas horas después de votado por el Congreso y a causa de la reforma previsional y financiera que impulsó el mismo gobierno y que modificó las estimaciones de gastos y recursos. Después, los valores quedaron anacrónicos con las sucesivas devaluaciones por las corridas cambiarias. A lo que se agrega el acuerdo con el FMI por el crédito stand by, que modificó las metas fiscales y obligó al ajuste de gastos.
El doble para la deuda
La segunda jurisdicción más beneficiada, en términos nominales, por la ampliación de partidas fue la de Servicios de la Deuda Pública. La devaluación generó mayor necesidad de pesos para afrontar los pagos en dólares de los créditos tomados por la administración Cambiemos. También, para el sostenimiento de los subsidios a la energía de precios –dolarizados por la actual gestión nacional–, tanto a las importaciones como a la generación eléctrica y producción local de gas natural.
El rubro que más refuerzos consiguió es el de Obligaciones a cargo del Tesoro, con una ampliación de 108 por ciento. En relación a la participación en el gasto total, más del 40 por ciento es explicado por lo destinado a la Ansés, que se presupuesta en el ex Ministerio de Trabajo. Igual, esos fondos perdieron casi 5 puntos porcentuales entre lo que figura en el presupuesto inicial y el definitivo.
Perdedores y ganadores en el total
El segundo gasto en importancia, el de los servicios de la deuda, aumentó su participación tras los cambios en un 3,5 por ciento –del 14,1 al 17,6– del total del Presupuesto, con lo que se interpreta que 3,5 de los 5 puntos que se reduce el peso de los servicios sociales fueron reorientados hacia el costo del endeudamiento.
El Ministerio de Educación también perdió participación en el Presupuesto, casi un punto entre el sancionado y el modificado: pasó del 5,7 al 5 por ciento del total.
Los montos destinados a Salud fueron apenas el 9 por ciento de los destinados a los servicios de deuda tras las modificaciones. Los de Ciencia y Tecnología, sólo el 3 por ciento.