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Mónica Cabrera: “Hice «Protocolo Cabrera» para reírme en el velorio”

La talentosa actriz, cantante y directora teatral porteña adelanta detalles del unipersonal que este fin de semana la trae de regreso a Rosario a través del cual ironiza acerca del presente con una galería de personajes inevitablemente reconocibles

Los discursos teatrales siempre son políticos más allá de que algunos elijan correrle el cuerpo y mirar para el costado, algo bastante común en los tiempos que corren. Por suerte hay artistas que asumen el riesgo de confrontar ideas, se plantan en escena con sus convicciones y por un rato llenan de preguntas a los espectadores sin dejar de lado (enhorabuena) las metáforas. A este último grupo pertenece la actriz, cantante, dramaturga, docente y directora teatral porteña Mónica Cabrera, una artista todo terreno, con más de cuarenta años de experiencia teatral, que ha hecho de la coherencia entre ética y estética una bandera y que este fin de semana vuelve a Rosario con su último trabajo, el imperdible Protocolo Cabrera.

Se trata de un nuevo unipersonal que, de algún modo, tuvo su génesis a la inversa de sus trabajos anteriores entre los que aparecen los inmanentes Arrabalera, mujeres que trabajan, El Club de las Bataclanas o El sistema de la víctima.

“Ahora que estamos re ensartados en el mundo, viviendo mejor que nunca, todos unidos, podemos reírnos sin temores ni culpas”, escribe irónica Cabrera acerca de su Protocolo con el que se propone, permeable en el presente, “homenajear” a políticos, economistas y argentinos en general.

Ojos, corazón y convicción

Protocolo Cabrera es un espectáculo que escribí a partir de la desesperación. Debe haber algún poeta que en la Primera Guerra Mundial, en la trinchera, estaría escribiendo una canción o algunos poemas…. Yo me siento como con el Franquismo: un poco perdiendo la batalla pero igual cantando lindas canciones”, dijo Cabrera a El Ciudadano, una actriz que en los últimos años, más allá de sus logros en el teatro, alcanzó popularidad con su participaciones en tiras como La Dueña o Esperanza mía, y se volvió viral con sus videos humorísticos de “La Señora que lo votó”, personaje al que sumó otros con los que brilló en el programa de Rosario Lufrano Hay otra historia, de Crónica TV, y que hoy conviven todos juntos en Protocolo Cabrera.

“Digo que este espectáculo es el resultado de mi desesperación porque surge en un momento como el que estamos atravesando en el que no comprendo las reacciones de las personas; comprendo al gobierno, comprendo a la clase a la que pertenecen, qué intereses defienden, cuáles son sus superiores, esa parte intelectual y racional la analizo; pero no comprendo el proceso que ha hecho la clase media, lo que pasó con la clase trabajadora; quizás lo comprendo pero no lo digiero”, analizó Cabrera a modo de génesis de su Protocolo, armado a partir de cuatro ejes: miedos, política, salud y economía, que desanda en medio de canciones, bailes y desopilantes ideas para no deprimirse ni decaer, “mientras la economía se derrumba, los precios suben y los salarios se licúan”.

En el presente

“Esta es una obra de teatro que está hecha casi con el diario en la mano, con personajes que sufren las consecuencias de este gobierno y algunos que son protagonistas. Por ejemplo: hay gente que todavía tiene trabajo y que resiste a su manera, gente que está enferma y se mete en las intersecciones de la precaria estructura de salud con que contamos, también hay un empresario, Ángelo Mascarpone, que es «el rey de lo bulone cocido a mano»; hay una diputada a la que muchos asocian con Lilita, más allá de que yo le he puesto anteojos negros y un turbante de diva del cine de los años 20 para alejarme pero siguen viendo a Lilita (risas), será que ella es como el Sol, que siempre aparece, sobre todo en Buenos Aires donde la votó casi el 60 por ciento del electorado. Y finalmente aparece La República con algunas cosas que tiene para decir, que viene a recordar lo que decía San Martín, con las cartas de Belgrano y de Mariano Moreno en la mano que son muy claras”, describió Cabrera haciendo un recorrido por los personajes que transita en Protocolo….

“Para superar tanto dolor –continuó con ironía– de pensar cuánta gente no ve la realidad, no ve lo que sucede, no se defiende ni se cuida, hice Protocolo Cabrera para reírme en el velorio”.

De qué reírse

La indiscutible versatilidad de Mónica Cabrera le ha permitido a lo largo de las dos últimas décadas instalarse en el medio artístico como una actriz que, además de ser la autora de sus propios monólogos, ha sabido adaptarse a los cambios de época y sin embargo sus materiales tienen destino de clásicos. “Desde el 96 que empecé a escribir monólogos para estar en solitario en escena estuve hablando de cosas que se sufren más a nivel metafísico o físico, como la edad, el paso del tiempo y también la política, pero siempre desde un lugar en el que podía respirar, quizás porque sentía que progresaba, que avanzaba, que ya podía tener un desodorante de repuesto y muchos jabones (risas)”, dijo. Y completó: “En ese tiempo pagaba mis cuentas y me podía ir de vacaciones; cuando todo eso desapareció empecé a ver que no iba a tener el poder adquisitivo de antes; empecé a pensar qué va a pasar con el alquiler: «¿Me renovarán? Si no me renuevan, me mato». En este tiempo cumplí 60 años, salió mi jubilación pero aún no me la pagan… todo eso me sacó un poco la sonrisa porque tenía el agua en el primer escalón de mí casa, por eso digo que con Protocolo… me empecé a reír en medio del velorio; elegí reírme para no enfermarme, y sobre todo porque amargados no podemos pensar”.

Nueva plataforma

En los últimos años, Cabrera desembarcó fuertemente en las redes sociales con una serie de videos que tienen como protagonista a “La Señora que lo votó” y que en poco tiempo se convirtieron en una marca, con cientos de reproducciones y compartidos. “Empecé a subir videos de un minuto a YouTube que tuvieron mucha repercusión y a partir de allí me convocaron de Crónica TV. Esos videos que eran de algún modo para mí, como quien sale a gritar al balcón o a tocar bocina para protestar, empezaron a tener mucha repercusión entre la gente que me lo decía por la calle; algunos de esos videos superaron las cien mil vistas y de ese modo me acerqué a un público que no va al teatro y quizás tampoco me había visto en las novelas. Esa repercusión me llevó a darle al material un formato teatral, más allá de que los videos son espontáneos y si bien en el teatro improviso siempre lo hago sobre una estructura sólida”, analizó.

Y cerró: “Tuve miedo porque si esa gente iba al teatro quizás no iba a entender mi postura política y podía sentirse agredida, traicionada o sorprendida, pero nada de eso pasó y si no les gustan algunos sarcasmos o ironías de Protocolo… terminan siendo mis aliados porque les gusta la actuación o las canciones; más allá de todo se corre la voz y tampoco va a verme gente que quiera a este gobierno, lo respete y esté decidida a votarlos nuevamente (risas)”.

Para agendar

«Protocolo Cabrera» se presenta en La Manzana, de San Juan 1950, este sábado con dos funciones, a las 20.30 y 22.30, y el domingo a las 20.30, con entradas populares.

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