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En un año el 10 % de los pacientes que esperan trasplantes muere aguardando

En el Día Mundial del Riñón, desde el Cudaio brindaron datos sobre la situación de los pacientes que esperan a ser trasplantados. "Es más factible que uno necesite un órgano a que pueda tener la oportunidad de donarlo", dijo Zunilda Milano, directora médica del organismo

De acuerdo al registro del Sistema de Información de Procuración de Trasplantes de la República Argentina –nómina que se actualiza cada hora los 365 días del año–, en el país había 10.074 personas en lista de espera hasta ayer. Más de la mitad aguardan por un riñón. En la provincia de Santa Fe la cifra era de 558 pacientes, de los cuales casi 400 también aguarda un riñón. Los datos no quedan solo en números: las estadísticas muestran que un año el 10 por ciento muere en la espera y la cuarta parte son niños.

Pero la información no se limita a los que ya están en lista. “Estos datos sólo muestran la cantidad de gente que ya está en la lista aunque no la cifra de aquellos que están realizando trámites para ingresar a la nómina de espera. A las 11 de este miércoles (por ayer) son 383 en la provincia, los que se sumarán a los 558. Es decir, en realidad son casi 900 personas”, explicó a El Ciudadano Zunilda Milano, directora médica del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio).

Si bien la Ley Justina (aprobada por unanimidad a mediados de 2018 por los legisladores y reglamentada a principios de este año por el Ejecutivo nacional) dispone que “toda persona mayor de 18 años» se convierta en posible donador de órganos o tejidos (a menos que haya dejado constancia de lo contrario; los profesionales de la salud son quienes deben corroborarlo), la mentalidad de la población suele estar sujeta a miedos y mitos inexistentes. Milano observó que estas situaciones se deben, en gran parte, a la “falta de información”.

Qué tan duro puede ser para los familiares de una víctima fatal de un accidente de tránsito, por ejemplo, decidir en la sala de espera de terapia intensiva de un hospital o sanatorio si aceptan donar los órganos de ese ser querido que ya no puede salvarse.

Cuando la muerte de un hijo sorprende de la manera menos pensada cuesta tomar una decisión en medio del dolor. La situación es extrema, traumática y dolorosa, pero ese “sí” puede salvar muchas vidas.

-¿Cuál es la situación en la provincia?

-A nivel nacional la cifra ronda los 10 mil, aunque unos 2 mil pacientes están en lista de espera de córnea, lo que no se toma como de riesgo de muerte. Por lo cual estaríamos hablando cerca de 7.500 personas que esperan por órganos y tejidos. En la provincia, en este momento, el número es de 558 pero en cualquier momento podría llegar a 600. De esos 7.500, hay 750 personas que se van a morir en un año.

-¿Por falta de donantes?

-Sí, por falta de donantes. En esta lista veo la cantidad personas que se han trasplantado hasta hoy (por el miércoles) a las 11: hay 348. Y la lista de donantes es de 163. Uno de cada seis son donantes y uno cada tres entra en lista de espera.

-¿A eso hay que sumarle el proceso de compatibilidad?

-Esa problemática está superada por la tecnología y los avances de la ciencia. En 24 o a lo sumo 48 horas ya sabemos si es compatible. Superamos todo lo que es el rechazo porque cada vez los inmunosupresores son mejores, más modernos y mejores tolerados. Superamos las cuestiones edilicias y tecnológicas del trasplante. Tenemos un muy buen sistema de salud en la Argentina y no es precisamente por este gobierno. Es imposible no hacer político este tema. Mucho fue trabajo del gobierno anterior, que puso el programa del Hospital Donante e inyectó mucho dinero en los efectores de las distintas provincias.

-¿Eso es una práctica costosa?

-Sí, sumamente costosa y con poca gente que tiene este problema en comparación con otras enfermedades. Pero de todas maneras son cerca de 8 mil vidas y unas 800 personas que mueren al año a causa de esto. Ni en una epidemia muere tanta gente. Yo hace muchos años que estoy en esto y me apasiono. Me parece muchas veces que otros no lo ven, pero los números están ahí. En Argentina mueren 300 mil personas por año, quizás la mitad no sirva como donante. Pero hay potenciales donantes. Acá el problema es otro.

-¿A qué atribuís la resistencia a ser donante?

-Cuando se sancionó la ley Justina todos los legisladores la votaron. Pienso que esto es ejemplar. Pero ninguno se preguntó cómo van a trasplantar a toda la gente que lo necesita. Porque la ley está pero los órganos no. Para decir que sí hay que también hacer campañas para que la gente tenga acceso al conocimiento y pueda decidir conscientemente si quiere ser donante. Porque la ley no te obliga. Creo que la noticia de la ley fue noticia cuando salió pero después no se habló más.

-¿Por qué la gente dice que no?

-Por desconocimiento. Lo que trae aparejado el miedo a representaciones sociales y culturales. Están los mitos de que te van a matar antes para sacarte los órganos. Que se los sacan a los pobres y se los dan a los ricos. Que si te internás en algún lado hay más riesgos de que te maten para sacarte los órganos. O que vas caminando por la calle, te meten en una combi, ponen los órganos en una bañera y los venden. Eso es falta de conocimiento. Porque intervienen 150 personas en un proceso de ablación. En ese caso en más fácil irse a un país en donde la ley permite pagar el órgano, como lo hizo (Jorge) Lanata en Estados Unidos. En Europa hay varios países en donde la ley permite comprar el órgano.

-¿Cuáles son los estadíos de la enfermedad renal?

-Hay cuatro grados de insuficiencia. Depende la capacidad que tiene el riñón para filtrar los deshechos de la sangre. Uno no podría vivir sin riñón porque moriría intoxicado por sus propios deshechos. El organismo es una gran fábrica y los desechos de esa fábrica los elimina el riñón. En casos graves uno se puede morir de un coma urémico. El grado uno y dos, por ahora, lo registramos en el Sintra. También registramos el tres, que son pacientes que aún no van a diálisis. En el cuatro se necesita diálisis; son los pacientes que están registrados. En las personas del grado tres el cuadro se agrava cuando hay diabetes o hipertensión.

-¿Cómo funciona en la provincia el sistema?

-La provincia es un Estado muy presente en este tema. Incluso se trabaja muy eficazmente con pacientes que no tienen obra social.

-¿Cuál sería el mensaje desde el Cudaio?

-Que la gente se pueda expresar, que pueda decidirse en vida, que pueda hablar del tema. Es sumamente importante. Los argentinos tienen un factor cultural que los distingue con respecto a la muerte y es respetar los ritos y los deseos del fallecido. No sabemos cuándo nos vamos a morir y si podemos ser donantes porque de cada mil muertos solamente 250 pueden llegar a serlo. Es más factible que uno necesite un órgano a que pueda tener la oportunidad de donarlo.

 

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