Hace 22 años una mujer publicó una carta de lectores en un diario de Rosario en la que contaba que había sido abusada sexualmente por su psicoanalista, Jorge Rodríguez Solano. Días después ella y otras tres pacientes lo denunciaron por el mismo delito en la Justicia provincial. El caso ganó difusión mediática y el Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos le inició un sumario y le suspendió la matrícula. Rodríguez Solano no se conformó y apeló la decisión para volver a ejercer. El Colegio decidió esperar que la Justicia lo condenara o absolviera para volver a tomar medidas pero la investigación judicial no avanzó y la causa prescribió. En las últimas dos décadas Rodríguez Solano siguió atendiendo en el consultorio sin problemas hasta noviembre del año pasado, cuando pidió la baja de la matrícula por jubilación. También sigue dando clases en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) donde esta semana fue escrachado con carteles en los pasillos por someter a estudiantes mujeres a situaciones de abuso y acoso durante las mesas de examen.
“Y vos, ¿cómo te masturbás?”, “En tu experiencia personal, ¿las mujeres sienten más placer en el clítoris o en la vagina?”, “¿Vos sos de mirar películas sadomasoquistas?”, “¿Vos sos muy enamoradiza? Porque si no, salí que quiero tomar examen a chicas enamoradizas”, fueron algunas de las frases que aparecieron atribuidas al profesor que da la materia Psicoanálisis.
Los mensajes fueron anónimos y aconsejaban denunciar cualquier situación de acoso, abuso o violencia de género en el protocolo que desde hace un año funciona en la casa de estudios.
Los protocolos se convirtieron en una herramienta para atender y contener situaciones de violencia de género en el ámbito universitario, en la administración pública, en los sindicatos y en las organizaciones políticas.
En los últimos años distintas facultades de Rosario los empezaron a implementar. En junio de 2018 la UNR aprobó uno general para coordinar y trabajar con todas las dependencias. Lo hizo después de después de una serie de escraches de alumnas a docentes de las facultades de Ciencias Médicas y Arquitectura. A través del hashtag #Cuéntalo, que fue viral en mayo de 2019 en la Argentina, denunciaron situaciones de acoso y abuso de poder con carteles en los pasillos de las facultades y a través de las redes sociales.
En diálogo con El Ciudadano, la abogada a cargo del protocolo de Psicología, Bárbara Silva, explicó que los carteles que aparecieron esta semana coincidieron con una mesa de examen de Rodríguez Solano pero hasta el momento no hubo ninguna denuncia en el protocolo.
“Entendemos que es difícil denunciar y que las personas muchas veces sienten temor por las represalias. Queremos recordar que las denuncias son confidenciales y que este es un espacio de escucha”, dijo. Además, agregó que están trabajando junto con la Secretaría de Género del Centro de Estudiantes.
Silva recordó que el protocolo entró en vigencia hace un año y que no es retroactivo: “Sabemos que este docente fue denunciado en la Justicia hace 20 años en causas que prescribieron pero nosotros podemos actuar ante las denuncias que se hagan ahora”.
El vicedecano de Psicología, Fernando Re, dijo a este diario que desde la facultad entendieron los carteles como una manifestación de las estudiantes sobre situaciones que no están dispuestos a tolerar.
“Pedimos que hagan la denuncia porque no podemos actuar de oficio o por rumores. Necesitamos que este tipo de conductas dejen de existir y tenemos que generar control y sanción cada vez que sea necesario”, opinó y agregó: “Desde la gestión estamos alertas y preocupados y vamos a tomar todos los recaudos que podamos”.
Desde el Colegio de Psicólogos confirmaron a El Ciudadano que Rodríguez Solano fue suspendido en 1999 cuando fue denunciado. Después de que él apelara la medida volvió a ejercer. Lo hizo hasta noviembre del año pasado, cuando pidió bajar la matrícula porque se iba a jubilar. No pasó lo mismo en la facultad. Durante los años que fue denunciado y que su caso tomó relevancia en los medios no fue suspendido y siguió dando clases normalmente.
Contra las estudiantes
En 2014 Rodríguez Solano intimó con una carta documento a una estudiante y referente de la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas que había pedido que el docente dejara de dictar clases por sus antecedentes. En su momento, agrupaciones de derechos humanos, las secretarias de Género de CTA Rosario y provincial, Amsafé, Coad y dirigentes estudiantiles de distintas facultades hicieron una reunión para manifestar la solidaridad con la joven.
Desde la agrupación contaron que los mensajes anónimos contra Rodríguez Solano suelen aparecer en los baños, pasillos y bancos todos los años.
“Hoy tenemos la herramienta del protocolo para poner fin a estos abusos”, explicaron y llamaron a hacer las denuncias. También agregaron que, ante los carteles que aparecieron esta semana, el centro de estudiantes puso veedores en la mesa de examen para controlar que no se diera ninguna situación de abuso por parte del docente.
Abuso en el consultorio
Según publicó Rosario12 años atrás, la carta de lectores de R.T. llegó a un diario rosarino en septiembre de 1997. Acusaba a Rodríguez Solano por haber abusado sexualmente de ella durante el tratamiento psicoanalítico. También había hecho una denuncia en el Colegio de Psicólogos, que le inició un sumario. “Le pidió que se acostara boca abajo y se ofreciera sexualmente, para lo cual le sacó las sandalias y le ayudó a sacarse el pantalón”, decía el expediente. El esposo de la paciente se entrevistó con el terapeuta para pedirle explicaciones, y Rodríguez Solano le contestó: “¿Cómo sabe que no le gustó?”.
A partir de la difusión periodística, tres mujeres más denunciaron. Una dijo que el psicólogo le pidió que se bajara los pantalones y que se masturbara; a otra se le acercó por atrás y la manoseó; la tercera contó que el terapeuta la inducía a encontrarse con un anterior novio para mantener relaciones sexuales para cerrar un ciclo que consideraba inconcluso.
La Justicia admitió las acusaciones y decidió cancelar la matrícula. Rodríguez Lozano apeló la medida y el presidente de entonces del Colegio de Psicólogos, Juan Marchetti, declaró que hasta que la Justicia no se expidiera, la sanción quedaba en suspenso.