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No aguantó: la tradicional cosmética Tsu cerró planta por falta de ventas

A fines del año pasado, la firma de venta directa comenzó a ajustar por lo laboral. Hubo cesantías y hace tres meses que no paga los sueldos. Tercerizó parte de su producción y ahora bajó las persianas de su fábrica bonaerense de Villa Lynch. Mujeres sostén de familia son mayoría entre el personal

La empresa de venta directa Tsu Cosméticos cerró su planta de Villa Lynch, en la localidad bonaerense de San Martín, por caída de las ventas. Lleva tres meses sin pagar los sueldos, y está en concurso preventivo de acreedores. Los 150 trabajadores de esa fábrica quedan en la calle y sin dinero. En su mayoría, son mujeres sostenes de familia.

La firma pertenece a Armando Pérez, ex presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que tiene otras empresas en las que también comenzó a ajustar cuentas por el lado del personal: con despidos y sueldos adeudados. En Tsu, le adeuda a los empleados un trimestre de salarios.

En la planta de Villa Lynch se elaboraban maquillajes semisólidos y perfumes. Es parte de un rubro que acusa, incluso mas que otros, los golpes de las medidas económicas nacionales: el de la venta directa, que ocupa a unos 800.000 revendedoras en todo el país. Entre otras firmas, incluye a las también cosméticas Avon y Gigot, y a Essen, cuya fábrica de ollas está en la ciudad santafesina de Venado Tuerto.

Belleza, ropa y accesorios con revendedores

La empresa Tsu es conducida actualmente por el hijo de su fundador, Sergio Pérez, bajo la razón social Dybelcorp. En su página web informa que ocupa, en total, a 1.000 empleados que venden por catálogo productos de belleza, maquillaje, fragancias, artículos para el hogar, ropa y accesorios.

Ajuste sin maquillaje

El ajuste no es nuevo. A mediados de noviembre de 2018, la firma despidió a treinta trabajadores. «Resulta de público conocimiento que los últimos años la empresa vio afectada severamente su solvencia financiera, lo cual posteriormente derivó en la apertura de un proceso concursal», rezaban los telegramas que recibieron los empleados.

Todo empeoró desde entonces. A principios de febrero, hubo una protesta del personal para reclamar sueldos, aguinaldo y bono de fin de año adeudados. La empresa prometió pagar el salario del mes previo en tres cuotas. Al poco tiempo, faltó a esa palabra. Argumentó que no tenía recursos para cumplirla.

El siguiente paso, como en otros casos, fue la tercerización de líneas completas de producción, y se generó una gran preocupación en el personal que en su mayoría son mujeres sostén de familias. La empresa les dijo a los trabajadores que la baja de las ventas podría agravar la situación.

 

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