El consumo anual de carne vacuna por habitante cayó al nivel más bajo de la historia. En el primer trimestre del año perforó la barrera de los 50 kilos, una cantidad inferior incluso a la que se registró después de la crisis de 2001. El récord de consumo fue en 1990, cuando los argentinos comían un promedio de 78 kilos al año. De este modo, en los últimos 29 años dejaron de comer un kilo de carne de vaca cada año. Según especialistas, el descenso se debe en parte a la apertura de la cuota para la exportación de carne bovina y, consecuentemente, al aumento de los precios en las góndolas, que viraron la ingesta de proteína animal a carnes de pollo y de cerdo, y en menos proporción pescado.
Las estadísticas de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) indican que en los primeros tres meses del año, el promedio móvil alcanzó apenas los 49,6 kilos de carne vacuna por habitante por año.
Hasta ahora, el consumo más bajo se había registrado en 2002, después del estallido de la crisis en 2001, cuando se ubicó en 58 kilos per cápita. Había sido un pronunciado descenso respecto del año anterior, con consumos de entre 62 y los 64 kilos.
El récord se había dado en 1990, con 78,23 kilos per cápita anuales. Desde ese momento hasta ahora, la merma fue aproximadamente de un kilo por año.
Y ante el dato cierto de que en los últimos años viene en aumento el consumo de pollo y de cerdo, los datos hablan de que ese traspaso de un tipo de carne a otra está fuertemente influenciado por los aumentos del sector y, además, por el aumento en las exportaciones de ese tipo de carne luego de la apertura de la cuota de carne bovina para vender en el exterior (ver abajo).
Las últimas estadísticas del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) indican que en marzo el precio de la carne vacuna aumentó un 6,4% respecto de febrero, pero en el comparativo interanual con el mismo mes del año pasado la suba llega hasta 71,2%.
Con todo, las carnes de pollo y de cerdo también registraron aumentos. En el sector avícola el incremento interanual de precios fue, en promedio, del 89,4%; mientras que el porcino registró subas de hasta el 46,3%. No obstante, los precios siguen siendo más bajos que los de la carne de vaca: según números oficiales, con lo que sale comprar un kilo de asado se pueden adquirir 2,64 kilos de pollo fresco entero.
Cae el consumo, suben las exportaciones
Un informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) en base a datos oficiales, reveló que si bien en febrero pasado el consumo interno de carne bovina por habitante enfrentó una baja interanual del 11,5%, el volumen exportado de carne bovina en el segundo mes del año superó las 48 mil toneladas equivalente res con hueso, representando una nueva e importante expansión del 48,8% en relación al registro de febrero de 2018.
Sin embargo, en los sectores avícola y porcino se registraron aumentos tanto en la producción como en el consumo, lo que permite inferir que hubo un desplazamiento a proteínas animales con precios de góndola más económicos.
En el primer bimestre de 2019 la faena de aves fue de 122 millones de cabezas, una mejora del 12,5% interanual.
En ese período, la producción de carne aviar alcanzó las 350 mil toneladas, un 13,6% por encima del año anterior.
Además, el consumo interno aparente de carne aviar por persona presentó un incremento del 12,4% interanual, tras alcanzar un promedio de 44,2 kilogramos. El consumo aparente total ascendió a 317 mil toneladas.
La faena porcina presentó un incremento del 4,3% interanual, luego de superar el millón de cabezas procesadas.
La producción argentina de carne porcina finalizó en ese período con una mejora del 6% interanual, totalizando un volumen de 97 mil toneladas equivalente res con hueso.
El consumo anual por persona presentó en enero de 2019 un nivel un 5% superior al registro del mismo período del año anterior.