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Créditos hipotecarios UVA, ¿son un negocio o una trampa?

Una persona que en agosto de 2017 tomó un crédito de 1 millón de pesos con un ingreso de 40.000 pesos mensuales comenzó pagando una cuota de 10.000 pesos; representaba el 25% de sus ingresos. En abril de 2019, esa cuota se elevó a casi 18.000 pesos y pasó a representar el 35% de su salario

Esteban Guida / Fundación Pueblos del Sur (*)

Especial para El Ciudadano

Afirmar que algunos funcionarios de Cambiemos carecen de sensibilidad social y afecto humano no parece ser un prejuicio apresurado, sino la lógica conclusión a la que se llega luego de escuchar sus propios dichos y analizar su acciones. Lo peor es que, con el silencio y la falta de algún tipo de correctivo, el presidente Macri y todo el arco oficialista de Cambiemos demuestran ser exactamente lo mismo.

El antecedente de expresiones desafortunadas es abundante y no sólo afecta a los opositores políticos (vivos o muertos), sino también a todo aquél que pueda plantear algún tipo de contraposición o diferencia con la gestión del actual gobierno.

Hace algunos días, el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, volvió a explicitar su concepción de las cosas, manifestando con altivez que aquellas personas que accedieron a créditos hipotecarios UVA realizaron “un excelente negocio”. El fundamento de su declaración es que, si bien la cuota mensual que deben pagar los deudores “aumentó un 50%, el valor del inmueble aumentó más del 100%”.

Estas afirmaciones se producen en el marco del reclamo que el grupo de deudores hipotecarios UVA viene realizando desde hace varios meses, por el grave problema que están atravesando por el aumento de su deuda. Estas personas se han visto seriamente perjudicadas porque, creyendo las promesas y proyecciones del gobierno, aceptaron tomar créditos hipotecarios que se ajustan con la inflación. Si todo hubiera sido como prometió el gobierno, ahora la inflación sería de un dígito y los deudores hipotecarios no estarían enojados. Pero, como nada de eso ocurrió, las declaraciones de González Fraga deben ser comprendidas como un ataque directo a este grupo de damnificados que lucha dignamente por conservar su casa y mantener una vida digna.

Vale la pena analizar en detalle la situación de los deudores hipotecarios UVA para que las frívolas declaraciones del presidente del Banco Nación no queden como única verdad, a pesar de que el aparato mediático que ha reproducido estas penosas palabras no le haya dado el mismo espacio a la otra campana, aportando la información necesaria para conocer la verdad.

En primer lugar, el funcionario subestima el hecho de que la cuota haya aumentado el 50% en tan sólo un año. Pero cualquiera puede saber que éste no ha sido el único aumento que afrontaron estas personas. La Canasta Básica aumentó un 50% en el 2018, bastante menos de lo que aumentaron los alimentos. En contraposición, los salarios no llegaron al 30%, aunque para los cuentapropistas la cosa puede haber sido aún peor.

En términos numéricos, una persona que en agosto de 2017 tomó un crédito de 1 millón de pesos con un ingreso de 40.000 pesos mensuales comenzó pagando una cuota de 10.000 pesos; representaba el 25% de sus ingresos. En abril de 2019, esa cuota se elevó a casi 18.000 pesos y pasó a representar el 35% de su salario.

Esto indica que el aumento de la cuota del crédito obligó a esa familia a abandonar otros consumos, cosa que el presidente del Banco Nación sabe perfectamente, puesto que él mismo declaró que muchos de los que van a verlo dicen que dejaron de pagar el colegio, pero siguieron pagando la casa. Para este funcionario es tan bueno el negocio que hicieron los tomadores de créditos UVA que ya no pueden mandar a sus hijos al colegio (ironía aparte). Esta es, según su propia declaración, una “nueva cultura”; sí, desde luego, una nueva cultura en la que la tener una casa propia y educar a sus hijos son alternativas mutuamente excluyentes.

La otra parte de su argumentación se basa en la idea de que la propiedad que se adquirió (o se reformó/construyó) duplicó su valor, gracias al descalabro económico provocado por Cambiemos. Dado que las propiedades se cotizan en dólares, una devaluación del 100% del tipo de cambio multiplicó por dos su valor en pesos. En términos teóricos una casa que está valuada en 100 mil dólares costaba alrededor de 2 millones de pesos en abril de 2018 (antes de la corrida cambiaria), pero ahora esa misma propiedad cuesta 4,4 millones de pesos (aunque a ese pecio no tenga una demanda efectiva).

Este razonamiento sólo puede provenir de una mente perversa, o de alguien que desconoce la amenaza de perder “su” vivienda. Para González Fraga, vender la casa sería un gran negocio, aunque ello implique vender su vivienda para cancelar la hipoteca y con el resto salir a buscar otra casa, ahora que las propiedades aumentaron un 100% en pesos.

Desde el gobierno y con el apoyo de los legisladores oficialistas se argumenta que el nivel de morosidad en el repago de los créditos hipotecarios UVA es muy bajo como para afirmar que los deudores están en problemas. Pero esto es una negación deliberada de los reiterados pedidos, reclamos y manifestaciones que los grupos que están llevando a cabo, sin ningún tipo de apoyo político, mediático o económico.

La discrecionalidad y mal desempleo de este funcionario sigue acumulando antecedentes. A principios de este año, el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, denunció penalmente Javier González Fraga y a todo el directorio del Banco Nación por “administración fraudulenta en perjuicio de la Administración Pública”. Se los acusa de orquestar una “maniobra de vaciamiento” al permitir que el banco financie al gobierno nacional a tasas muy por debajo del promedio del mercado. Fue también éste el funcionario que declaró que a los argentinos “les hicieron creer que con un salario medio podían comprar un celular, un televisor o irse de vacaciones”, marcando claramente su concepción acerca de qué lugar lo toca a los trabajadores en la Argentina de Cambiemos.

Es injusto que los deudores de créditos hipotecarios UVA salgan perjudicados por el engaño y la estafa de un gobierno que hizo totalmente lo contrario a lo que se comprometió a hacer; que no cumplió lo que prometió y que benefició deliberadamente a un grupo de personas y empresarios vinculados con su círculo de relaciones y de poder.

Es hora de que los legisladores dejen de sacarse fotos con los deudores y actúen en dirección a solucionar definitivamente este problema. Por su parte, que los postulantes a cargos ejecutivos tomen una posición contundente respecto de los problemas de vivienda del país y que se comprometan a aportar una salida concreta para los damnificados por la trampa de los créditos UVA.

(*) fundacion@pueblosdelsur.org

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