Olga Beatriz Medina, tiene 52 años y la conocen como Tata o Rubia. El apodo de la mujer se conoce en las crónicas policiales desde hace 6 años cuando supo, según las investigaciones federales, comenzar a tejer alianzas y reunir poder de fuego para intentar quedarse con el liderazgo de la venta de drogas al menudeo en la zona de La Cerámica y Parque Casas. Actualmente está procesada por tráfico de estupefacientes luego de que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) allanara su vivienda de Agüero al 4300, cerca del Puente Rosario – Victoria en octubre de 2014. En ese momento y como en esta nueva causa, la Justicia federal la tenía en la mira por su liderazgo la venta de drogas al menudeo en la zona norte, específicamente en los barrios Parque Casas y la Cerámica. Dentro de sus límites está el famoso búnker de Ghiraldo y Boedo, allanado al menos tres veces, esa boca de expendio fue testigo de gran cantidad de balaceras, algunas fueron fatales y alcanzaron a vecinos y niños que nada tenían que ver con el negocio de la venta de drogas. Los pesquisas señalaron que los atacantes respondían a la banda contraria a la Tata, liderada por Hernán Ramón “Lichi” Romero y Emanuel Sandoval, conocido como Ema Pimpi, condenado por el atentado contra el entonces gobernador Antonio Bonfatti. Los dos están detenidos pero continúan la pulseada con la Tata por el control total de la zona norte.
En marzo de 2013, un tiroteo en esa esquina dejó como saldo una nena de 13 años herida. Para esa época, las fuerzas federales ya investigaban a la mujer y este hecho aceleró las cosas. Comenzaron a seguir la cadena de responsabilidades y encontraron que hacía poco tiempo la Tata había pasado la titularidad de un Chevrolet Spark a Delfín Zacarías. Intervinieron los celulares y a los seis meses, Zacarías fue apresado en una quinta de Las Achiras al 2500 de Funes. La PSA incautó 2.000 litros de acetona –precursor indispensable para transformar la pasta base– junto con 300 kilos en clorhidrato de cocaína. Por esta causa, Zacarías fue condenado a 16 años de prisión.
Al año siguiente, hubo otro un megaoperativo que hizo blanco en el búnker de Boedo: la Tata fue detenida y procesada por comercialización de estupefacientes.
Sin embargo, los tiros no pararon, en marzo de 2016, Bladimir “Bladi” Medina –sin parentesco con la Tata y de la facción contraria– fue mencionado como quien intercambió disparos con Milton Ferreyra, el hijo de la mujer, frente al club Defensores de América, de Washington y Casiano Casas. Ese tiroteo produjo conmoción luego de que dos niños de 12 años resultaran heridos. Pasaron unos días y hubo otro allanamiento en el punto de venta. “Este búnker pasaba desapercibido desde afuera. Parece una casa común, pero está todo electrificado y por dentro tiene divisiones con rejas que son las medidas de seguridad”, lo describió entonces un policía de la Policía antinarcóticos provincial. Ese día, incautaron algunas bochas de cocaína y apresaron a la vendedora de 27 años, pero no encontraron a la Tata, quien ya estaba con prisión domiciliaria por la causa en el federal de 2014.
Cruces entre los clanes del norte
Otro lugar que relacionan con la Tata es la cuadra de Medrano al 2600. Esta zona también está en la histórica disputa: “Hay un búnker que es de la Tata en una cuadra y otro que responde al clan del Lichi Romero a la altura del 2700”, explicaron los investigadores y agregaron que esas diferencias se agravaron tras el asesinato de Bladi en un after céntrico, en marzo de 2017.
La contraofensiva demoró ocho meses y noviembre de ese año, Milton, el hijo de la Tata, recibió un disparo en el rostro y otro en el tórax en Medrano entre el 2600 y el 2700. Tras la balacera, Milton se subió un Volkswagen Fox y manejó hasta el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. El joven fue operado y quedó internado por unos meses.
En abril de 2018, Milton fue preso con dos de sus laderos. A sus lugartenientes les achacaron tres crímenes. El primero fue el 22 de diciembre de 2017 y tuvo como víctima a Roberto Godoy, acribillado en Olivé al 2400. Y la otra imputación en la que también está señalado Milton fue por el doble crimen de Carlos Gálvez y Leandro Sarantonelli, ocurrido tres meses después en Medrano al 2700.
La caída de Milton y sus laderos llevó a que las balas volvieran a la zona del bunker de Ghiraldo y Boedo. En los dos meses siguientes se registraron al menos tres balaceras hasta que a principios de junio pasado, un desconocido atacó a dos vecinos que estaban cerca del búnker de Boedo. Mariano Alberto Rodríguez, de 44 años, fue una de las víctimas y falleció a los pocos días. Sus allegados contaron que no tenían nada que ver.
La Tía, una aliada
Norma “Tía” López, tiene 60 años y fue blanco de una investigación que la PSA inició en 2009 donde fue sindicada como líder de una banda dedicada a la venta de estupefacientes en La Cerámica y El Churrasco. Esa causa terminó en 2014, cuando la Tía fue condenada a 6 años de prisión por ser la jefa de una banda mixta de once personas, entre civiles y policías, dedicada a la comercialización de drogas. En ese fallo fue declarada reincidente por haber recibido una condena por el mismo delito en el año 2004.
Para los investigadores, la relación entre la Tía y la Tata no sólo radica en que comparten –en una especie de status quo– la zona de La Cerámica sino también porque la PSA en los allanamientos de 2014 buscaron a Gustavo R., hijo de la Tía, en su casa Camino de los Granaderos al 2700. Aunque no lo encontraron, la pesquisa llevó a las fuerzas federales a ese lugar ya que había indicios de su pertenencia en la banda de la Tata.
Ataques contra su familia
A las balaceras contra Milton, uno de sus hijos menores, la Tata sufrió el asesinato de dos de sus hijos mayores en menos de un año. En junio de 2011, Luis Alberto Medina, de 24 años, fue asesinado a balazos en el barrio San Martín de la localidad de Granadero Baigorria. Y en febrero de 2012, Carlos Medina, de 27, fue acribillado de seis tiros por la espalda en la cuadra de una de las viviendas que la mujer tiene en la cuadra de Blas Parera al 1400.