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El calvario de joven trans violado en Tucumán: «Lo peor que me pasó en la vida»

Lucas es transexual. Hace poco más de un año que comenzó con la terapia hormonal y que cambió su DNI para ser lo que siempre sintió ser: un hombre. Tres hombres lo atacaron el miércoles

Un joven trans de 24 años denunció que le robaron y luego lo violaron. Fue el miércoles a la mañana en Paso de los Andes entre Italia y España, en San Miguel de Tucumán.

Y en un momento, todo quedó en silencio. No escuchaba sus propios gritos, ni su llanto, ni los «puto de mierda, ahora te vas a hacer machito», que les escupían los agresores. Nada, silencio. Ganas de morir, de no mirar lo que le estaban haciendo.

Lucas Mathías Gargiulo tiene 24 años. Había salido el martes a la noche con unos amigos, volvieron a la casa de una amiga a la madrugada y se quedó haciendo tiempo para volver a la suya ya de día. Alrededor de las 9.30 de la mañana del miércoles tomó un taxi que lo dejó en la avenida Belgrano y Paso de los Andes, a tres cuadras de su casa.

“Empecé a caminar por Paso de los Andes y antes de llegar a la Italia me interceptan tres tipos que venían en una moto. Era obvio que me venían a robar y les entregué la billetera y el celular en el acto. Pero aún así comenzaron a golpearme hasta que no di más y me caí al piso. Ellos pensaron que yo era un chico gay, porque me decían ‘ahora te vamos a hacer machito, puto'», le contó Lucas a La Gaceta de Tucumán.

Lucas es transexual. Hace poco más de un año que comenzó con la terapia hormonal y que cambió su DNI para ser lo que siempre sintió ser: un hombre. Vive con una tía a una cuadra de donde lo atacaron. Es un activista por los derechos de las personas trans y todos los días pelea de una manera u otra contra la homofobia y la transfobia. Con todo, se considera «el chico trans más feliz del mundo».

Sigue su relato: después de decirle eso de que «te vamos a hacer machito», comenzaron a desnudarlo, mientras lo seguían golpeando. Cuando le sacaron el pantalón y vieron sus genitales femeninos, se ensañaron. «Buscaron una rama de un árbol y con eso me violaron. Yo lo único que quería era no mirar y dejar de sentir ese dolor».

Silencio. Lucas no recuerda si hubo o no acceso carnal. No quiere recordar. El silencio y el vacío. Después de la bestialidad, recuerda lo que pasó en su casa.

“Llegué llorando y le conté a mi tía que me habían robado el celular. Ella me preguntaba si eso era todo lo que había pasado y yo le decía que no sabía. No quería saber. Hasta que ella me señaló el pantalón y ya estaba sangrando”, recordó.

En la comisaría sexta, asegura el joven, los policías de turno le recibieron la denuncia, pero sólo por el robo y las agresiones. «No pusieron nada, pero nada, de la violación. Se los dije, que dejaran constancia, y me cambiaban de tema, no me escuchaban. Me mandaron a un médico forense en la Subjefatura de Policía, en la Chile y San Miguel, pero por las lesiones, no por la agresión sexual. Estuve dos horas esperando y recién me dijeron que el médico no iba a llegar, que venga a ver si lo encontraba a las seis de la tarde o que directamente fuera mañana (por hoy)”, relató.

Lucas perdió toda esperanza con la Policía. Es que, además del problema con la denuncia, recordó que dos minutos antes del ataque él había pasado por la esquina de España y Paso de los Andes, donde vio al menos cinco uniformados en la esquina. «¿Puede ser que ninguno haya escuchado mis gritos? Estaban ahí y no hicieron nada», se enfurece.

El hecho, además, ocurrió a dos cuadras de la Comisaría Sexta, a tres cuadras de la Subjefatura de policía y a seis del ex Comando Radioeléctrico, donde ahora funciona la base de los patrulleros y motoristas del 911.

Consultado por La Gaceta, el jefe de la Comisaría Sexta, comisario Juan Reinoso, sólo dijo que había recibido el parte vinculado al robo y las lesiones, pero no por violación. «Aparentemente no denunció eso», dijo Reinoso. Lucas sostiene que pidió expresamente que constara la violación en la denuncia.

“Cuando le conté a mi tía lo que había pasado, ella me dijo que si salía corriendo quizás me pegaban un tiro, o algo. Y la verdad hubiese preferido que me pegaran un tiro a que me siguieran violando. Es lo peor que me pasó en la vida”, dijo Lucas. Su militancia y su bronca lo llevó a grabar un video contando lo ocurrido, y lo subió a sus redes sociales, donde comenzó a viralizarse. «Estas son cosas que pasan todo el tiempo, porque la trans y la homofobia siguen existiendo. Estuve en contacto con muchas personas, pero ahora me tocó a mí. No me sorprendió lo de la Policía, porque sé cómo funciona», manifestó.

https://www.facebook.com/lucasmathias.gargiulo.9/videos/429778244504748/

El jueves a la mañana, Lucas fue al hospital Avellaneda, donde sigue su tratamiento hormonal con la médica Fabiana Reina. La Gaceta contactó a la profesional, quien confirmó que activaron el protocolo de asistencia a las víctimas de violencia sexual. «Hicimos la evaluación general y ginecológica y presenta lesiones corporales del ataque que sufrió. No podemos dar más detalles porque se trata de la intimidad de la víctima. El informe está listo y pasará por el departamento Jurídico del hospital y luego a la fiscalía que se especializa en estos hechos», detalló.

Además de la denuncia judicial, explicó, el protocolo indica que se tomen todos los recaudos para prevenir enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y también se brinda asistencia psiquiátrica y psicológica.

“Esto no es algo aislado, es algo habitual. Los chicos y las chicas trans están permanentemente expuestos a las agresiones de todo tipo, aunque no siempre con tanta saña como en este caso”, finalizó.

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