Este miércoles imputaron en libertad a los restantes 6 agentes del Servicio Penitenciario de la provincia que custodiaban a nueve internos de la cárcel Coronda que escaparon. La fuga se consumó en el viaje de regreso desde la Unidad 3 de Rosario, en la autopista Rosario-Santa Fe a la altura de Granadero Baigorria, el pasado miércoles 8. Este martes la Justicia ya había imputado a los otros cuatro penitenciarios que participaron en el operativo, en audiencias que se hicieron separadas por razones de organización.
La fiscal de Violencia Institucional Karina Bartocci acusó a la decena de agentes por el delito de «facilitamiento de evasión”, mientras aguardaba los resultados de los peritajes sobre las esposas que inmovilizaban a los reclusos. Bartocci también había ordenado que se secuestraran los teléfonos celulares de los penitenciarios, y sus armas reglamentarias.
Los prisioneros debían estar sujetados a una reja dentro del minibús que trasladaba en total a trece reclusos. Pero de alguna manera lograron liberarse y forzar la detención del transporte. Una vez con la situación bajo su control, nueve detenidos emprendieron la fuga. De ellos sólo cuatro fueron recapturados hasta el momento: Alejandro Candia (33), Diego (o Alfonso) Sosa (25), Nahuel Arce (26) y Alberto Augusto Quiroz (42).
En tanto, permanecen prófugos Hugo Peralta, de 37 años (condenado por robo a mano armada, robo simple y amenazas, entre otros delitos); Mariano Cardozo (29, robo seguido de muerte, agravado por el uso de arma); Leandro Cabalie (32, homicidio); Carlos Dangelo (33, homicidio para ocultar otro delito), y Alfredo Rojas, de 34, penado por homicidio agravado, lesiones graves y amenazas.
Tanto los que permanecen prófugos como los recapturados son considerados de alta peligrosidad, y todos los encargados de custodiarlos quedaron imputados de “facilitamiento de evasión en su calidad de funcionarios públicos en calidad de coautores”, sin prisión preventiva.
Los peritajes darán cuenta, en los próximos días, si la fuga fue producto de su impericia (por no seguir el protocolo o cometer errores), de falla de dispositivos o de algún tipo de acuerdo con uno o más detenidos. Ya se descartó la hipótesis de un ataque organizado externo para liberar a alguno de los reos.
En ese marco, el peritaje a las esposas que llevaban los reclusos busca determinar si “fueron falseadas, se abrieron con algún elemento, o estaban mal puestas”, especificó una fuente de la investigación. Y los peritajes a los teléfonos permitirán descartar –o confirmar– la última motivación.