Le Havre, el destino Albiceleste y sede donde este viernes el equipo conducido por Carlos Borrello enfrentará una nueva prueba mundialista desde las 16 ante Inglaterra, tal vez no sea uno de los destinos predilectos por los turistas a la hora de conocer Francia. París, claro, aparece como primera opción. Pero Le Havre tiene su encanto y una historia que merece ser contada.
Las callecitas no tienen mucho que ver con el imaginario construido a base de películas, libros o canciones que se tiene de Francia. Las construcciones tampoco. Pero tiene su lógica: de aquella ciudad fundada en octubre de 1571, que tuvo al puerto como principal sostén económico, quedó muy poco. Los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial la destruyeron casi por completo.
A orillas del Canal de la Mancha, en la región de Normandía, la ciudad se convirtió luego de la Revolución Industrial en uno de los primeros puertos europeos de importación de café y algodón. “La puerta de América”, la llamaban. Pero en 1940, cuando fue invadida por los alemanes durante la guerra, cambió y pasó de ser la puerta de América a ser una base de los submarinos germanos. Se destruyó el centro histórico y la ciudad soportó cientos de bombardeos.
Luego de la victoria de los Aliados, vino la reconstrucción de la posguerra. Llegaron los barrios de arquitectura en hormigón armado, diseñados por el reconocido arquitecto Auguste Perret y que en 2005 fueron declarados por la Unesco como patrimonio histórico de la humanidad.
Ahora la ciudad recibe al Mundial de Francia vestida para la ocasión. Carteles promocionales en todas las cuadras, las paradas del tranvía, principal medio de transporte, muestran en sus letreros las imágenes de la Copa del Mundo.
En la ciudad se jugarán en total cinco partidos, incluyendo el de Argentina. Y uno de los tranvías que traslada a los recién llegados a sus respectivos alojamientos está ploteado con los colores mundialistas.
Todos aquellos que ingresan a la oficina de turismo en busca de información son recibidos por Ettie, la mascota del Mundial, que también dice presente en el Fan Fest. La hija de Footix, mascota oficial del mundial masculino de 1998, aparece en todos los rincones y este miércoles por la noche brilló en la playa.
La pantalla gigante se montó de espaldas al mar y decenas de hinchas locales se acercaron para ver el triunfo 2-1 de su selección, que jugaba en Niza, ante Noruega. El elenco galo, que en el partido inaugural había derrotado 4-0 a Corea del Sur, lidera la tabla del Grupo A y se ilusiona con clasificar a octavos de final. Además, con la victoria se convirtió en el cuarto anfitrión que gana sus dos primeros partidos (ya lo habían logrado Estados Unidos en 1999 y 2003, y Alemania en 2011).
Primero fue el tanto de Valerie Galvin cuando se terminaba la primera parte, después llegó el descuento de Noruega, con un increíble gol en contra de Renard en el complemento y el VAR jugó su partido. La árbitra obvió un penal claro por una dura falta dentro del área francesa, que terminó convalidando gracias a la ayuda técnica. Eugenie Le Sommier desde los doce pasos, y gol de Las Bleus para quedarse con tres puntos que ilusionan y que en Le Havre se festejaron a lo grande.
Se viene el segundo
Luego del histórico punto conseguido en París, Argentina se instaló a pocos kilómetros de la sede donde jugará este viernes ante Inglaterra el segundo partido del Grupo D desde las 16.
Instalada en Deauville, a pocos kilómetros de la sede mundialista, la delegación Albiceleste, que tuvo el martes libre, practicó este miércoles en el predio Parc des Loisirs, cerca del hotel donde se encuentran alojadas.
Antes, por la mañana, analizaron videos con el cuerpo técnico y tuvieron unos minutos antes de almorzar para disfrutar del paisaje marítimo a pocos metros del hotel.
Por la tarde hicieron trabajos de definición bajo una intensa llovizna. Este jueves por la mañana volverán a entrenar y luego realizaran el reconocimiento de campo del estadio Oceane.