Llegaron a Francia con una mochila llena de sueños. Algunas ya habían jugado una Copa del Mundo. Para otras, era algo completamente nuevo. Argentina, esa selección a la que le dieron la espalda y que tuvo que salir a pedir apoyo con una foto o hasta realizando un paro a modo de protesta, ya entró en la historia. Eso es indiscutible.
Hace apenas una semana y ante más de 20 mil personas en el Parque de los Príncipes, la Albiceleste igualó 0-0 con Japón en un hecho histórico para el combinado femenino nacional. Después llegó la derrota ante Inglaterra, 1-0 en el estadio Oceane de Le Havre. Y ahora de regreso a París, ya con la mente puesta en el decisivo duelo frente a Escocia.
En la Ciudad de la Luz se empieza a sentir el calorcito del verano europeo. La primavera francesa, que siempre regala nubarrones y lloviznas, se va despidiendo y dejando lugar a un sol que enceguece. Los turistas transitan por las calles con sus cámaras en mano y observan los paisajes a través de la lente. Muy pocas veces miran para arriba. Se hace muy difícil caminar entre la multitud sin que te choquen o te pisen. Y el sol que pega fuerte sin dar respiro.
Entre todas las personas que recorren los principales puntos turísticos aparecen ellas: un grupo de 23 mujeres vestidas con ropas azules y el escudo de Argentina. Tienen la mañana libre y pueden salir a recorrer la majestuosa capital gala. Van a la Torre Eiffel, se tiran en los parques a descansar y cumplir un sueño largamente añorado. A veces, entre tantas responsabilidades, es necesario poner un ratito la cabeza en otra cosa. Y si se avecina un partido en el que la selección se juega a todo o nada, más aún.
En el lobby del hotel Crowne Plaza, en Levvallois-Perret, un pequeño barrio residencial en la afueras de París, nos esperan las protagonistas. Las jugadoras están descansando luego del largo paseo matutino y se preparan para trasladarse al anteúltimo entrenamiento de cara al partido de mañana. Y entre la merienda y la práctica, Vanina Correa, Virginia Gómez y Belén Potassa, las tres santafesinas, dialogan con El Hincha.
La dama del arco
Correa fue tendencia en redes sociales el viernes durante el partido ante Inglaterra. Además, fue la figura del encuentro. No es muy habitual que se elija como mejor jugadora a una del equipo perdedor. Vanina fue la excepción. Muchos escucharon su nombre por primera vez, otros se emocionaron hasta las lágrimas a ver que el merecido reconocimiento del mundo del fútbol finalmente llegó.
“Me dicen que están todos como locos. Nosotras estando acá no nos damos cuenta lo que generamos, pero por las redes sociales nos llegan un montón de mensajes y lo vivimos de lejos”, expresó la rosarina sentada en el sillón del hotel, ya lista para irse a entrenar. Y cuenta también que sus hijos, Romeo y Luna, vieron los partidos, pero que no entienden mucho: “No les gusta el fútbol, entonces me sacaban fotos cuando aparecía en el televisor”.
Sobre la repercusión de la actuación de Argentina en Francia 2019, Vanina dice que ellas están en un “proceso de crecimiento” y cuenta la historia: “Venimos de prácticamente estar en la nada, de no tener nada, y de golpe encontrarnos con todo esto hizo que se vieran adentro de la cancha las ganas que tenemos de jugar y de que crezca el futbol femenino, no solo por nosotras sino para las que vienen detrás. Nosotras la peleamos para las que vienen atrás”.
“En 2006 salimos campeonas sudamericanas ganándole a Brasil 2-0 y no se supo nada. No se enteraron. Clasificamos a los Juegos Olímpicos y al Mundial. No se sabía nada. Y de esas situaciones hasta ahora pasaron muchas cosas y también cambiaron muchas cosas. Prácticamente este último año, después de la Copa América, cuando expusimos nuestro reclamo”, analizó.
Vanina estuvo presente en los únicos dos mundiales de los que participó Argentina antes de Francia y recuerda su paso por ellos. Ahora, con más años (35) y más experiencia, dice, los disfruta más.
El último fin de semana se dio algo poco común en el fútbol. Vanina y su colega de Chile, Christiane Endler (titular del PSG), fueron elegidas figuras. Las dos arqueras, las dos del equipo perdedor (Argentina ante Inglaterra y Chile con Estados Unidos).
“El puesto de arquero es muy criticado y más en cuanto a las mujeres. Venimos en un proceso de preparación y se nota que en Sudamérica está dando resultado. Me gustó verla salir mejor jugadora, se lo merece, es una arquera con todas las letras. Sin dudas es una de las mejores del mundo. La arquera de Brasil (Bárbara) también, quizá no le llegan tanto y no interviene, pero cuando le toca, cumple. Es lindo ver que las arqueras sudamericanas tengan su recompensa”.
Ahora se viene el partido a todo o nada con Escocia, y Vanina lo sabe: “Tenemos que ganar sí o sí. Seguramente sea diferente al de Inglaterra y tenemos que salir a buscarlo. Escocia es un equipo en crecimiento, con delanteras rápidas”.
Antes de irse, Correa confirmó que no le da importancia a las propuestas de afuera y que “cuando termine el Mundial veré como sigue”. También admitió que le gustaría seguir ligada al fútbol femenino, tal vez, como entrenadora de arqueras. Y a modo de despedida, contó la historia de un tatuaje muy especial: “Antes del repechaje con Panamá le dije a las chicas que si clasificábamos al Mundial me tatuaba algo de Francia”.
Sin saber si iba a ser convocada o no, con el triunfo ante Panamá y la clasificación bajo el brazo, Vanina se tatuó la Torre Eiffel. Ayer por la mañana la vio con sus propios ojos.
Una bandera especial
A pedido, Virginia Gómez, la “Chi”, baja de su habitación con la bandera que reza “De Rosario a Francia”. Por la mañana, en la recorrida, la sacó a pasear y posó con ella. Una bandera muy especial la cual fue un regalo de su pareja, y que la hicieron junto a sus compañeras de Central.
Antes que nada, responde con una sonrisa que está mejor de su molestia (la que la marginó al banco de suplentes ante las británicas). “Estoy bien, ayer entrene normal, así que estoy a disposición”.
“Chi” jugó su primer partido oficial en un Mundial de la categoría mayor en el empate 0-0 ante Japón en el Parque de los Príncipes. “Venir al Mundial ya es un logro”, confesó. Y enseguida añadió: “Hicimos dos partidos muy buenos, ganamos un punto y estamos muy bien. El sueño sería ganar un partido. Ojalá que se nos dé con Escocia”.
Sobre la repercusión que, por suerte, está teniendo la selección femenina, la jugadora del Canalla aseguró que todavía no lo puede creer. “Estamos lejos de Rosario, pero algo sabemos.”
Sobre el decisivo último partido de la fase de grupos, coincidió con su amiga Vanina: “Estamos todas mentalizadas en ganar”. La cabeza está puesta ahí: “Hicimos un buen partido contra Japón, le hicimos partido a Inglaterra, no estuvimos mal y eso nos da un envión para pensar en que podemos ganarle a Escocia”.
Virginia fuera de la cancha es muy distinta, algo tímida tal vez. No está acostumbrada a los flashes y tampoco a las entrevistas. Es jugadora de fútbol amateur. No vive del deporte, a pesar de estar hoy representando al país en una Copa del Mundo. El lunes hizo algo que siempre soñó: recorrer París. Gracias al fútbol puede viajar, algo que quizás ahorrando muchos años no lo podría hacer. Y así lo afirmó: “Es imposible, yo no hubiera venido nunca. Incluso no conozco mucho de mi país, lo poco que conozco es por el fútbol. Nunca pude pagármelo, todo me lo da el deporte”.
La presencia de Virginia en la selección, la buena actuación cada fin de semana en los partidos con Central o en cada presentación con la camiseta Albiceleste, dan a pensar que tiene un gran futuro. Tal vez, la posibilidad de irse a jugar a algún equipo que sea profesional, donde pueda vivir de jugar a la pelota.
Sin embargo, la Chi lo descartó por completo: “No me quiero mover de Rosario. No quiero jugar en otro lado. Me lo preguntaron y dije que no. Yo pienso que si yo no soy feliz, la plata no me sirve de nada, no podría estar afuera triste. Hace un tiempo no tenía para comprarme un par de zapatillas y yo era feliz igual. Lo tengo decidido. Los colores también tiran, Rosario es mi lugar”.
Tan fuerte es su pasión por la ciudad y los colores del Canalla, que a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, está bien enterada de lo que pasa en la Liga Rosarina. Central y Newell’s tenían que jugar este lunes pero el partido se suspendió por el mal clima y se pasó para el jueves. Aunque Virginia reza para que se vuelva a postergar: “Quiero jugarlo como sea”.
En el país de la libertad
Antes de viajar a Francia, Belén Potassa recibió un mensaje muy especial. León Gieco, coterráneo suyo, filmó un video cantando y deseándole mucha suerte en esta nueva experiencia mundialista. En Cañada Rosquín, ella tiene un mural, es madrina de una de las escuelas y tuvo de vecino a Gieco. Hoy en Francia es otra de las jugadoras que cumplió el sueño de conocer la Torre Eiffel.
“Gracias al fútbol conocí muchos lugares que ni ahorrando toda una vida llegaría a conocerlos”, expresó. Es la realidad de muchas de las que están hoy en suelo francés.
La delantera, que ya tuvo participación en la Copa del Mundo de 2007, afirmó que este Mundial es muy distinto. “Partiendo de la organización. Y también, por el apoyo de la gente, el cual creo que es tremendo, que no nos damos cuenta porque estamos lejos. Tener periodistas acá, que la TV Pública lo pase, que se vea en las escuelas, en los trabajos. Es muy importante, más allá de lo que vivimos nosotras, es el puntapié inicial para lo que viene después”, argumentó.
Este Mundial la encuentra parada desde otro lugar, “más madura”. “Ahora disfruto de los momentos. Ser feliz, de eso se trata”, reveló a El Hincha. Además, en pleno Mundial se anunció que la actual delantera de la UAI Urquiza firmó contrato con el Albacete de España. Belén va a poder cumplir el sueño de ser profesional, de sólo jugar a la pelota. El sueño de muchas.
“El que sabe de dónde venimos, cómo la luchamos todas, porque todas pasamos lo mismo, entiende porque se festeja tanto el empate. Para nosotras es muy importante por todo eso. Además Japón era subcampeona. Nosotras llegábamos al debut mundialista tras comernos once con Alemania en el último Mundial”, recordó Belén, mientras bromea por la cantidad de goles y confiesa que en un momento le quiso decir a su mamá que se quería ir del Mundial. No debe ser fácil perder por tantos goles de diferencia.
Sobre el partido con Escocia, Potassa aseguró que dependen de ellas. “Estamos a 90 minutos de seguir haciendo historia. Creo que va a ser trabado, peleado, porque Escocia va a salir a ganar. Sabemos que van a ser duras, su juego es similar al de Inglaterra, pero estamos tranquilas. Tenemos un grupo que es consciente de lo que logramos, sabemos que hicimos las cosas bien hasta ahora”.
Entre risas, antes de levantarse para subir a la zona de habitaciones, Belén se imaginó el partido: “Tengo ganas de entrar y meter un gol”.
Después de las charlas, las chicas se subieron al colectivo que las traslada al lugar de entrenamiento. Hoy lo volverán a hacer por la mañana y a la tarde-noche habrá conferencia de prensa del entrenador Carlos Borrello en el Parque de los Príncipes, escenario del próximo partido: los sueños continúan.