Lejos de los actos populares, los desfiles y los discursos oficiales, los festejos por el Día de la Bandera en Rosario fueron modestos y separados. El acto oficial comenzó a las 8.15 con la entonación del himno y el izamiento de la bandera. Estuvieron la intendenta Mónica Fein y el gobernador Miguel Lifschitz pero no pronunciaron discursos. Todo llevó apenas siete minutos. El presidente Mauricio Macri, que confirmó su visita a la ciudad el miércoles a última hora, no participó. En cambio, fue al club Ciclón, de Saavedra al 600, dónde protagonizó otro acto, también breve y con más tinte político que conmemorativo. Lo acompañó la ministra de Seguridad de Nación, Patricia Bullrich, el ex candidato a gobernador José Corral y una poco sonriente Mónica Fein, que confirmó su presencia a último momento y no pronunció palabra alguna. En apenas 10 minutos Macri ratificó el rumbo del modelo y centró su discurso en la lucha contra las mafias que centralizó en las figuras de Hugo y Pablo Moyano.
Macri volvió a la ciudad para un 20 de junio después que el año pasado se bajara a último momento del acto aduciendo problemas en la seguridad. En 2016 y 2017 había participado del acto oficial en el Monumento a la Bandera donde puso en marcha un estricto protocolo con vallas, gendarmes y unos pocos asistentes acreditados. Una imagen que se repitió este jueves, aunque en un espacio más íntimo y cerrado.
Modesto
Como ya es costumbre en los actos del 20 de Junio desde la era Cambiemos, un alto protocolo de seguridad, que incluyó vallas y camiones de Gendarmería, fue desplegado desde temprano en los alrededores del club Ciclón.
En la previa un grupo de vecinas y vecinos salieron a la puerta, se asomaron por los balcones y terrazas en busca de algún indicio del presidente. Algunos para saludarlo y otros para insultarlo. Un grupo se agolpó alrededor de las vallas. Mientras de un lado ondeaban una bandera argentina y cantaban el slogan de campaña “Sí, se puede”, del otro arreciaban los insultos. Y todo terminó a las trompadas (ver aparte).
Pero ninguno tuvo suerte. Macri llegó a Rosario en avión, en helicóptero se trasladó hacia la sede de la Gendarmería y de allí en auto hasta el club Ciclón donde llegó cerca de las 10.30 acompañado de custodia oficial. Sólo pudieron acercase un grupo de niñas y niños, que con sus familias, formaban parte del selecto grupo de invitados acreditados para ingresar al estadio José Córdoba.
A las 11.05 Macri entró al salón y 10 minutos después terminó de hablar. También entregó una bandera a la intendenta y otra a la presidenta del club y salió rápidamente por una de las puertas. Fue a encontrarse con un grupo de estudiantes de física. Mientras tanto, la banda de ceremonia entonaba un mix de éxitos populares que, entre su repertorio, incluyó una versión de “Canta y no llores”.
Raras palabras
En tanto, con banderas argentinas detrás, Macri ocupó la mayor parte de su discurso, en el acotado acto propio por el Día de la Bandera en Rosario, a proferir diatribas contra el gremio de los camioneros, al que acusó de ser la causa de que “el país no crezca”.
Macri argumentó, sobre las variables económicas y sociales en retroceso, que no son una mala señal sino, interpretó, que su gestión está en el “camino correcto” porque si cuesta la recuperación, es que “vale”.
“Hace 3 años y medio emprendimos un cambio que apuesta a hacer las cosas de una manera distinta, basados en nuestros talentos y trabajo colectivo. Ratificamos ese rumbo como el camino correcto. Que cueste más y lleve más tiempo significa que vamos en serio”, aseguró Macri.
Y fue más allá: la culpa de la recesión, la pobreza y el desempleo en aumento, el cierre de comercios e industrias, es culpa de la “patota del transporte”.
“Las mafias destruyen nuestra capacidad de crecer. La Argentina tiene el costo de transporte más alto de la región. Es producto de privilegios acumulados en forma ilegal y arbitraria por Hugo y Pablo Moyano que llevan el costo del camión más alto de la región. Impide generar empleo en todo el país. Una pyme en Jujuy no puede llegar al puerto porque el costo del camión es mucho mayor”, dijo y señaló que eso encarece los precios de las gaseosas, las bebidas y el limón.
“A ustedes que cuidan el mango todos los meses, les cuesta más caro todo lo que se transporta por camión. Cuando la pyme no está de acuerdo, los Moyano le bloquean la planta para que cedan. Pierden trabajo y tienen que cerrar”, agregó.
El blanco presidencial no fue gratuito: Hugo Moyano es uno de los promotores del espacio Frente de Todos, que lleva la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández.
Sorpresa
Detrás de Macri, y mientras centraba su discurso en denostar un gremio, el rostro de la intendenta Fein lucía lo más parecido a la extrañeza por lo que estaba escuchando. Ni una sola mención al objeto de la celebración. A su lado, Bullrich, la única integrante del Gabinete que se acercó a Rosario, sonreía nerviosa.
La presencia de la titular de la cartera de Seguridad no fue casual: Macri, detrás de los camioneros en orden de mérito de sus palabras, se dedicó a elogiar lo que consideró un logro de su administración: el combate al narcotráfico.
En ese ítem se refirió a Rosario, siguió mencionando la desarticulación de bandas “más peligrosas que la de Los Monos” y lanzó algunas cifras sorprendentes: “85 mil detenidos por tráfico de drogas, 67 por día”, contó, sin posibilidad de réplica.
“No entendió dónde estaba parado”
Andrada además caracterizó como “inentendible” que el presidente “pretenda responsabilizar a los trabajadores de una actividad de la impotencia que reveló para crear trabajo, que es la única forma legítima de gobernar”. Y defendió: “Los trabajadores camioneros, gracias a la inclaudicable labor de nuestro dirigente Hugo Antonio Moyano, somos casi los únicos trabajadores que tienen un sueldo digno. Y ello no se debe a las políticas públicas o a vivir en una sociedad justa y equitativa sino y únicamente por el valor y las acciones de nuestros dirigentes”.
A los golpes por la grieta
Las agresiones verbales que se dieron a la llegada de Mauricio Macri a la zona sur pasaron a algunas escaramuzas en las inmediaciones del Club Ciclón por discusiones políticas. Por el hecho detuvieron a los protagonistas de la pelea. El improvisado debate político entre un hombre mayor y un joven pasó de lo verbal a lo físico cuando el muchacho contó que era de Salta, a lo que su interlocutor respondió que se vuelva a su provincia. El joven respondió con un insulto y allí comenzó lo peor de la pelea.
La respuesta de Moyano
“No sé cómo calificar su actitud. No sé si es un descerebrado, un incapaz. Porque decir el disparate que dijo no entra en la cabeza de nadie”, añadió. “Decir que nosotros somos responsables del costo, de la inflación, de que la gente se quede sin trabajo es de una brutalidad tal que uno ya no se sorprende de los disparates que dice este señor”, culminó.