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Perotá Chingó: “Lo que transmitimos es lo que somos”

Dolores Aguirre, una de las integrantes de Perotá Chingó que este sábado regresa a la ciudad, se refirió al presente del grupo que está explorando una transformación sonora, hablando de pensar una comunidad donde lo femenino y lo masculino se encuentren para ser “quien quieras ser”

Ocho años pasaron de la publicación de “Ríe Chinito”, una canción registrada espontáneamente en un video captado en las playas desérticas de Cabo Polonio en Uruguay que se volvió viral en el verano de 2011. Para las dos jóvenes protagonistas, Julia Ortiz y Dolores Aguirre, la fama no fue efímera como para tantísimos otros músicos. Conformaron una banda que bautizaron Perotá Chingó y con ella, hoy celebran una carrera en expansión, cada vez más profesional y que les sigue expandiendo los horizontes mucho más allá de su propio continente.

La honestidad en hacer siempre lo que creyeron es uno de los puntos a favor que abonó el crecimiento y permanencia en una escena exigente repleta de éxitos efímeros de un sólo verano. Y con dos discos editados (el último, Aguas, lo estrenaron en Rosario en 2017), ahora van por un tercero apostando a lo que definen como una “transición”, pasando de algo más íntimo y familiar a trabajar “como si fuéramos una banda de sello discográfico pero siendo autogestivos”, dijo Dolores Aguirre en un diálogo telefónico con El Ciudadano.

En esa evolución sumaron al músico Juan Campodónico y con él se abrieron a herramientas electrónicas para llevar esos ritmos de raíz folclórica que tenían en el comienzo a una formación más bailable, dándole protagonismo al cuerpo. Con esa base sonora, en tiempos de segregación cultural, propusieron un concepto sostenido en un nosotros colectivo para imaginar una comunidad donde lo femenino y lo masculino se vuelvan uno en el compromiso con uno mismo, “con lo masculino y lo femenino de uno mismo, y la unión de estas partes y la no separación”, expresó Aguirre, una de las líderes al tiempo que revisó todo su presente artístico.

—A Rosario llegan en un momento de transición del grupo. ¿Cómo será el espectáculo que mostrarán?

—Es algo más aproximado a lo que estamos haciendo para nuestro próximo disco que son músicas que todavía no salieron. Estamos trabajando con Juan Campodónico en Uruguay y la idea es empezar a incorporar mucha más electrónica como herramienta y no tanto como ritmo. La idea es llevar todos esos ritmos de raíz folclórica que teníamos a una formación más bailable. Ir de algo más íntimo a algo que incluya más el cuerpo. Para alguien que haya venido a vernos antes se encontrará con algo transformado, porque en un comienzo arrancamos tocando sentados, luego nos empezamos a parar y ahora hay algo que está tendiendo mucho más hacia el cuerpo. Verán al viejo Perotá pero fusionado con todo lo nuevo que está pasando en el mundo a nivel musical.

—Metáfora de una mutación que las afecta directamente, en “Aguas”, su segundo disco, ya se evidenciaba cierta mutación en relación con el sonido, expandiendo lo acústico en tanto sugerencia que se ampliaba a lo electrónico…

—Perotá nació de algo muy acústico que era la realidad en ese momento. Y Aguas es un disco que salió enteramente de nosotros porque antes éramos una banda de temas propios pero también de covers. En Aguas nos animamos a las canciones propias, donde hubo una producción y no tanta espontaneidad. Ahí se ve mucha bajada de línea y pensamientos en relación a cómo queríamos transmitir las cosas. Y eso es un desarrollo que llega hasta el día de hoy y que es mucho más profundo porque trabajamos con un concepto de transmitir algo, con ganas de reflejar lo que estaba pasando afuera y lo que nos sucedía a nosotros. En los ocho años que tiene la banda fuimos cambiando y eso se va notando en la música y particularmente en el show.

—Respecto de los cambios en las búsquedas creativas, ¿el acercamiento a Campodónico referencia una forma distinta de pensar las canciones?

—Acudimos a él, que es uno de los creadores de Bajofondo, y tiene un trasfondo electrónico que nos interesaba para toda esta nueva etapa. Igual ya veníamos trabajando algunas bases. Esto fue un trabajo en conjunto pero de mucho aprendizaje y también una apuesta al crecimiento. Pasamos de hacer algo familiar a otra cosa más profesional, y ahora a algo como si fuéramos una banda de sello discográfico pero siendo autogestivos.

—¿De qué hablan las nuevas canciones?

—Hablan de la dualidad femenino-masculino de cada uno. Es una búsqueda a través de las cuatro etapas de la vida que son la niñez, la juventud, la madurez y la vejez, y entre cada una de ellas hay un montón de conceptos más. Pero, básicamente, sería el desarrollo de una idea a través de cuatro etapas. Esa idea es el compromiso con un mismo, con lo masculino y lo femenino de uno mismo, y la unión de estas partes y la no separación. A raíz de eso van surgiendo todas las músicas. A Rosario llevaremos una de estas músicas que no tocamos nunca en ningún lado.

—Hablan de imaginar una comunidad diversa donde lo femenino y lo masculino se vuelvan uno problematizando con la autotransformación. ¿A qué respuestas llegaron tras esas preguntas?

—A la respuesta de ser quien quieras ser. Venimos con una enseñanza de siempre de lo que deberíamos ser, vos por ser hombre o yo por ser mujer, de separarnos en un montón de situaciones y por capacidades. En este momento de tanto despertar femenino y de las mujeres nosotros sentimos esa unión de las dos partes. No tanto mujer-hombre sino en tanto que vos puedas ser quien quieras ser.

—Pensar en el ser humano como unidad…

—Sí, y en el compromiso con uno mismo para luego comprometerse con el afuera, con la sociedad. El poder ser y el poder elegir. Dejar de creer que uno tiene que ser cierta cosa. El resultado y las respuestas están dentro de cada uno de nosotros.

—¿El hecho de ser líderes mujeres les demanda cierta obligación de tomar un posicionamiento más político en relación con la revolución feminista que se está dando en el campo artístico?

—Siempre llega la pregunta sobre qué opinamos al respecto y está bueno porque somos dos personas más dentro de esta revolución que estamos viviendo todas las personas. Es como que a nosotros también nos está atravesando y lo que tenemos para decir en este momento es que nuestro trabajo está en la búsqueda de la unión de esas dos partes más que en la separación o en ensalzar una sobre otra. El equilibrio es lo que tenemos que alcanzar.

—La honestidad de Perotá en hacer siempre lo que creyó correcto es lo que abonó su crecimiento con cambios de sonoridad pero sosteniendo una esencia…

—Lo que transmitimos es lo que somos. Está bien que después ponemos las ideas en común porque al final Perotá termina siendo un proyecto o un producto y eso es un montón de ideas en común, pero al final siempre es lo que somos y lo que elegimos ser. La gente se identifica con una magia que va mucho más allá de una creencia política. Mucha gente nos viene a ver a los shows y después nos dicen que salió transformada, sintiendo cosas nuevas. Eso es inexplicable y sobre eso no hay mucho para decir. Sí sé que nuestra música transmite el trabajo interno que hacemos y eso genera una química con la gente.

Para agendar 

Perotá Chingó, el grupo liderado por Julia Ortiz y Dolores Aguirre, se presentará este sábado, a partir de las 21, en la Sala de las Artes, de Suipacha y Güemes, donde el grupo anticipará nuevos sonidos y composiciones

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