Por Alfonso de Villalobos – Tiempo Argentino
El domingo 16 de junio se produjo el apagón más importante en la historia del país. Cincuenta millones de usuarios quedaron sin servicio en cuatro países.
Poco más de 500 días antes, el 26 de enero de 2018, 266 trabajadores del Instituto de Tecnología Industrial (Inti) recibían un telegrama de despido. Entre ellos había decenas de profesionales y técnicos encargados de desarrollar programas de vanguardia para su aplicación en la producción industrial nacional y para la certificación de productos importados.
Entre ellos se encontraba Luciano Domínguez Pose, un joven ingeniero electrónico de 36 años, recibido en la Universidad de Buenos Aires y que había ingresado como becario en 2011. Dos años después fue contratado para encabezar el desarrollo del proyecto denominado «sistema de medición fasorial orientado al desarrollo de redes inteligentes». Ese programa, que comenzó en 2014, contaba con un financiamiento de 20 millones de pesos provenientes del Fondo Argentino Sectorial (FonArSec) para un período de tres años y estaba desarrollado en un 70% cuando fue despedido.
Domínguez Pose, «Lolo», como lo conocen en el Inti, adonde volvió como resultado de un fallo judicial de reinstalación por ser delegado gremial de su sector, se graduó en la UBA en 2015 luego de obtener una calificación de 10 puntos en su tesis «Estudio, desarrollo e implementación de un sistema de calibración para PMUs» referida a los desarrollos que, a la vez, investigaba en el INTI.
El tema de los apagones le había llamado la atención a partir de lo ocurrido en 2003 en Estados Unidos, cuando un inmenso corte de energía dejó sin electricidad a 60 millones de usuarios y produjo la muerte de once personas. El gobierno estadounidense decidió avanzar en el desarrollo de una nueva tecnología para la observación y el control de las redes eléctricas de alta y media tensión, con un monitoreo sincronizado a través de tecnología GPS. Ese era el contenido del programa que, con el despido de Domínguez Pose, se discontinuó definitivamente luego de padecer el corte de fondos.
Ese programa podría haber sido puesto a disposición de las compañías de generación, distribución y transporte eléctrico para la medición en tiempo casi real de fallas de esa naturaleza, anticiparse a ellas y tomar las medidas necesarias para evitar los apagones masivos. Según Domínguez Pose, «dependiendo de los recursos, en un año, hubiera podido ser implementado en todo el país».
Además de Transener, esa tecnología, que ya se utiliza en Estados Unidos y en varios países de Europa, podría haber sido incorporada por la compañía Yacylec, en parte propiedad de la familia Macri, que se encarga de transportar la energía generada en la central hidroeléctrica de Yacyretá con el tendido eléctrico nacional. Allí es donde se produjo la falla cuyos orígenes aún son desconocidos, según denunció en su momento el secretario de Energía de Misiones, Sergio Lanziani.
En una entrevista con Tiempo, Domínguez Pose explicó que las autoridades «están observando al sistema eléctrico con un mecanismo obsoleto».
«No disponen, porque no quieren, de la mejor tecnología para observar la red y prevenir eventos de este tipo. Observan con un sistema de una generación anterior, que se llama SCADA. El dinero está pero no lo ejecutan para este propósito sino con otros fines que desconocemos», señaló el ingeniero que, luego de su reinstalación judicial en el marco de una huelga de 47 días, y a la cabeza de la lista Naranja, desplazó a la conducción histórica de la junta interna de ATE y hoy es, además, el delegado general de los trabajadores del INTI.
Domínguez Pose indicó que «luego de mi reincorporación se me puso en el mismo lugar pero sin recursos para continuar con el trabajo. Sin presupuesto, sin incorporar gente al equipo y bloqueando toda capacitación sobre el tema». Y agregó: «El INTI no ejecutó el dinero pero el FONARSEC le dio los fondos. No sabemos dónde está esa plata».
Desde el Iinti negaron que el programa se encuentre paralizado. Javier Ibáñez, su presidente, le dijo a Tiempo que «no tengo mucho para decir. Es muy aventurado asegurar que ese trabajo pudo haber evitado algo cuya causa desconocemos».
El ingeniero despedido retrucó: «No sabemos si se podría haber evitado pero, con seguridad, estábamos en mejores condiciones y se podría haber aislado la falla. Esta nueva tecnología otorga herramientas para evaluar y resolver los problemas. Se usa en todos lados y es infinitamente superior para observar una red».
Ibañez, además, defendió el despido de Domínguez Pose. «No es una persona la que estaba a cargo sino la institución», dijo. Y respecto de la subejecución presupuestaria, señaló que «el presupuesto se ejecutó pero tiene etapas y hay otras instituciones vinculadas».
Domínguez Pose respondió: «El proyecto tenía un plan de ejecución de tres años, estamos a cinco y está completamente parado. Quizás, ahora, con la difusión del problema y el apagón, deciden hacerlo».
Sobre el hecho en particular y la eventual responsabilidad de la empresa Yacylec, explicó que «tienen dos líneas para trasladar energía. Ese día tenían una bloqueada por una torre fuera de servicio. Se jugaron a pasar toda la energía por una sola línea que evidentemente no dio a basto». Explicó, además, que «el sistema funciona con módulos. Cuando hay una falla en uno, que puede ser un pueblo o una ciudad, debería desconectarse automáticamente para no llevarse puesto al resto del sistema. Podrían haber fallado esas desconexiones de emergencia».
Sin embargo, alertó, «no se sabe en qué condiciones está Yacylec porque no lo dicen. Es de la familia Macri y es el Estado mismo el que debería haber supervisado sus protocolos de inversión porque entra en juego el Sistema Argentino de Interconexión (SADI). Tiene intervención la Secretaría de Energía, a cargo de Gustavo Lopetegui».
Sin investigación
Domínguez Pose destacó que el proyecto que desarrollaba «es rentable, tiene mucho futuro». Con todo, arriesgó que su discontinuidad podría deberse a que «esos equipos compiten con otros importados». Con una visión amplia del problema, destacó que «este es un caso testigo, el mismo derrotero han seguido muchas líneas de trabajo. En medio del desastre económico y la caída industrial, las autoridades del INTI montaron un sistema de empresas y fundaciones tercerizadas para desviar recursos. No es que desatendieron una línea de trabajo. Son decenas de líneas de investigación. Se fueron profesionales, científicos y técnicos despedidos o con retiros voluntarios. Fue en el marco de un vaciamiento generalizado».
Pero además, destacó que «el otro tema es que las patronales, en medio de la crisis, para bajar costos pidieron que saquen todos los controles que hace el INTI. Al hormigón le retiraron pruebas obligatorias, lo mismo las de seguridad de autopartes o las de piezas de ascensores. Echaron al ingeniero que estaba a cargo».
Así, el apagón, podría ser la punta del iceberg que pondrá de relieve, una y otra vez, que el desguace del INTI contiene graves consecuencias para la industria, la economía y la seguridad de las personas. «
Desguace
Inspirado en una experiencia de EE UU, el «Sistema de medición fasorial orientado al desarrollo de redes inteligentes» se creó en 2014 con un presupuesto de 20 millones de pesos.
Subejecución. El dinero para la compra de equipos, incorporación de personal y capacitaciones se subejecutó y paralizó en 2017.
Despidos. El 26 de enero de 2018 despidieron al ingeniero que lideraba el programa y que obtuvo su título con una calificación de 10 puntos en una tesis especial sobre detección de fallas masivas en tiempo real.