En Francia ya suenan las campanas del ocaso. El domingo se disputará la final de la octava edición del Mundial femenino, y Holanda, en un duro partido, ganó el boleto para medirse con las poderosas de Estados Unidos en busca del ansiado título.
En Lyon, y ante un estadio colmado en donde la parcialidad naranja ganó las tribunas, Holanda y Suecia protagonizaron un partido por demás de parejo y cerrado, dónde se repartieron la tenencia de la pelota y también las ocasiones de gol. Dos pelotas en los palos, uno para cada selección, fue de lo más emocionante que sucedió en los 90 minutos iniciales, en los cuales parecía que ninguno se animaba a arriesgar mucho. Claro, el pasaje a la final era un premio que ambos querían cuidar.
En la primera parte el cuadro holandés estuvo mejor y llevó la iniciativa, pero sin claridad a la hora de definir. Y en el complemento encontró un poco mejor a las suecas, pero que padecieron de las mismas falencias.
Con la igualdad sin goles durante el tiempo reglamentario el partido se terminó definiendo en el alargue. A los 9 minutos de la primera parte apareció el gol de la victoria. Las Naranjas pudieron abrir el marcador gracias al tanto de Jackie Groenen, quien con un fuerte disparo a ras del césped que se coló por la derecha de la arquera sueca hizo delirar a todo su equipo, que celebró a lo grande en suelo francés el primer pase a una final mundialista.
Holanda ha vivido un crecimiento exponencial del fútbol femenino. Hace apenas 4 años debutó en una Copa del Mundo. Fue en Canadá 2015, certamen del que quedaron eliminadas en octavos de final. Dos años más tarde se coronaron como campeonas de Europa. Y ahora disputarán la primera final.
Enfrente estará el todopoderoso Estados Unidos, defensor del título y dueño de 3 Copas del Mundo. Pero las Naranjas, actuales campeonas de la Eurocopa 2017, sin duda darán pelea. La cita será el domingo en Lyon desde las 12. Suecia, por su parte, se medirá el sábado en Niza y en el mismo horario con Inglaterra por el tercer y cuarto puesto.
