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Más de 80 jóvenes debatieron sobre diversidad y judaísmo

A fines de junio Rosario fue sede del 1º Encuentro sobre Diversidad y Judaísmo del país. La iniciativa buscó romper con los dogmas que pesan en las cúpulas religiosas y que se respete y haga lugar al colectivo LGTBIQ

Juan Pablo Di Lenarda Pierini

Sobre una mesa había un par de narguiles de colores, pizarrones con actividades, banners con banderas del orgullo LGBTQI+ e insignias judías. Eran las 19 de un sábado de fines de junio y con la aparición de la tercera estrella en la noche culminaba el Sabbat con una ceremonia. Las y los jóvenes se abrazaban formando un círculo en el centro del salón mientras el rabino compartía un pasaje de la Torá. Eran más de 80 personas de diferentes comunidades de Rosario, Buenos Aires y Córdoba y habían llegado al lugar para el Primer Encuentro sobre Diversidad y Judaísmo del país.

El 21, 22 y 23 de junio Rosario fue la ciudad anfitriona del evento organizado por Beit Scopus Rosario, un movimiento horizontal de jóvenes judíos y judías que impulsa actividades desde la educación no formal. En diálogo con El Ciudadano sus integrantes compartieron reflexiones y balances de un evento que prometió ser el primero de muchos otros. “Les jóvenes estamos abiertos a nuevos posicionamientos y luchas, tenemos libertad para defender nuestros pensamientos. En Scopus hay judíos ateos incluso”, explicó Carla Chernomordik, una de las participantes que habla en lenguaje inclusivo y es directora del Departamento de Juventud de la Comunidad.

El primer encuentro sobre Diversidad y Judaísmo nació para hermanar proyectos jóvenes de la comunidad judía y debatir y profundizar temas que están en la agenda de las nuevas generaciones. Buscan que las cúpulas de la comunidad judía presten atención y reconozcan hagan lugar a distintas identidades sexuales. “El judaísmo es diverso, tiene muchas interpretaciones y nos permite impulsar instancias de discusión como estas. Quizás en algún tiempo las Comisiones Directivas nos escuchen y adapten sus posiciones a los tiempos que corren” señaló Florencia Epstein, directora de Beit Scopus.

Scopus Rosario fue impulsado hace 11 años por medio de un proyecto de la Asociación Israelita de Beneficencia y Tnout Noar Hanoar Hatzioni (ONG internacional fundadora del proyecto). Permitió a jóvenes contar con una casa donde generar actividades, talleres, formaciones de líderes e incluso jornadas culturales. Sus integrantes supervisan y eligen el contenido y los programas, se organizan e instruyen. “En Rosario Scopus pisa fuerte, porque vienen muchos jóvenes de otras provincias a estudiar y es un espacio muy politizado” contó Carla Chernomordik.

Judío, puto y comunista

En el Encuentro de Judaísmo y Diversidad Andy se definió como persona no binaria y llegó para coordinar la charla “Puto, judío y comunista”. Usaba el lenguaje inclusivo para hablar y contó que había llegado al judaísmo por elección porque nadie de su familia pertenecía a la comunidad. Entre risas no quiso decir su edad. También dejó en claro que su paso por el comunismo había sido tan solo un “pecado de la adolescencia”.

Andy se dedica a acompañar a personas que no están en conformidad con el género que le asignaron al nacer. Coordina el Programa de Acompañamiento Familiar a las Infancias Trans en conjunto con la Secretaria de Niñez y Salud. “Yo soy de las pocas personas abiertamente no binaries de la comunidad, aunque para los ojos de los demás puedo ser considerade trans. Si me ven con barba y corpiño, para ellos soy una trava” dijo mientras se acomodaba los rulos y agregó: “Si esto sirve para visibilizar a las travas lo voy a hacer, mi núcleo más chiquito sabe cómo me autopercibo”.

La charla de Andy “Puto, judío y comunista” fue presentada como una de las joyitas del Encuentro sobre Diversidad y Judaísmo. Como en el living de su casa, comenzó a pasar fotografías de diferentes momentos de su vida y relató algunas historias de infancias trans en Santa Fe. Con maquillaje y montaje a lo trava hizo emocionar y reír a quienes escucharon atentamente el recorrido en la construcción de su identidad. “Lo judío siempre fue un eje en mi vida. Si estoy en una asamblea me identifico y hablo como judíe. El judaísmo me ayudo cuando me enfrentaba a una sociedad misógina y a una familia machista” dejó en claro Andy, y manifestó con emoción: “No vamos a parar hasta que haya una Kehilá trava o mujeres en las Comisiones Directivas, que son muy pocas”, agregó.

Como en la mayoría de las comunidades, las personas abiertamente LGBTQI+ terminan exiliándose a otros lugares por la propia expulsión de sus familias. En el caso de las y los jóvenes judíos muchos deciden irse a vivir a Tel Aviv, la capital del país, donde recientemente más de 250 mil personas salieron a las calles para celebrar la Marcha del Orgullo LGBTQI+.

“La diversidad siempre fue un tema tabú dentro de las comunidades judías, había personas abiertamente LGBTQI+ pero nadie hablaba al respecto. Hay muches que decidieron irse a vivir a Israel porque sus familias no les aceptaban” contó Andy y agregó: “Por fin nos pusimos a hablar en serio, la comunidad judía no se adapta a estos tiempos, las decisiones están arraigadas a estructuras tradicionales, son varones blancos, heterosexuales y adinerados”.

Judías y feministas

“Tenemos que ser parte y protagonistas de esta cuarta ola feminista, este resurgir de las mujeres y esta revolución de la libertad nos permite abrirnos. Tenemos dificultades porque cargamos con paradigmas y cuestiones sociales y religiosas que hay que deconstruir”, dijo Carla Chernomordik, mientras que recordaba contenta junto a Florencia Epstein la primera vez que se juntaron las mujeres judías el 8 de marzo de 2018.

“Me acuerdo que fue un encuentro espontaneo, hice un grupo y le hablé a las compañeras por whatsapp el día antes de la marcha. Armamos remeras y banderas para ir todas juntas”, recordó Florencia. Para ella el feminismo interpela a todas las mujeres, por eso se le dio lugar al debate del aborto. En Israel es legal desde 1978 y se crearon talleres sobre identidades trans, generando así un espacio feminista para judías.

En Argentina los grupos de este tipo crecieron en los últimos años, impulsados principalmente por adolescentes y jóvenes. Andy opinó: “Los estereotipos están aún más marcados en nuestras comunidades. Una mujer judía si no está casada ni es mamá antes de los 30 años está muy mal vista. Si bien hay muchos rabinos que se están aggiornando e incluso existen rabinas mujeres, es difícil ir más allá de la clásica dicotomía hombre/mujer. Queremos una rabina torta o trava, hay que darle lugar a la no binariedad”, concluyó.

Durante el encuentro se llevaron talleres y actividades relacionadas con el feminismo, como la charla “La revolución de las hijas de Sara – ¿Cómo interpela el feminismo al judaísmo?”, la presentación del libro “Hacia la despatologización de las identidades trans” de la psicóloga feminista y especialista en infancias trans, Nora Barqui, y un taller vivencial llamado “Universo diverso o todo verso”.

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