Dora Barrancos entró al salón del tercer piso del Centro Cultural Fontanarrosa y las mujeres que asistían al seminario la ovacionaron. Es que la historiadora, investigadora, feminista y actual candidata a senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires es un símbolo de lucidez a la hora de describir la historia de la mujer. Barrancos visitó Rosario invitada por este diario para dictar el seminario Mujeres y géneros en la sociedad argentina. Historia y perspectivas. En la primera jornada –que tuvo lugar este miércoles–, Barrancos habló cerca de dos horas sobre la evolución de la condición femenina en los siglos XIX y XX, y el origen del sistema patriarcal. Este jueves continuará disertando sobre la parte más reciente de la historia y la concepción de la mujer en América Latina.
Patriarcado, un mundo
A las 18.30, las cientos de asistentes mujeres, y algunos pocos hombres, comenzaron a colmar el tercer piso del Centro Cultural Fontanarrosa. Con mirada atenta y respetuosa tomaron apuntes, también mates, comentaron y rieron ante cada humorada de una Barrancos que se mostró concentrada y relajada a la vez. La socióloga e historiadora habló sobre los orígenes del patriarcado, los momentos y las intensidades, y trazó un recorrido desde los siglos VXII hasta mediados del XIX haciendo hincapié sobre el lugar que ocuparon las mujeres.
Para Barrancos, “la condición femenina tuvo un trastorno inesperado con la modernidad”. La mujer, que había tenido cierto reconocimiento en los siglos XVII y XVIII, pasó a estar excluida de la vida pública con la llegada de la propiedad privada que habilitó las diferencias entre géneros y dio inicio al patriarcado.
«La especie por mucho tiempo no conoció al patriarcado. Emergió en una coyuntura en la que la apropiación de bienes, derivó en la apropiación de las mujeres”, señaló la historiadora y mencionó a Fiedrich Engels y su texto sobre los orígenes de la propiedad privada.
“Para Engels el patriarcado derivaba del surgimiento de la propiedad privada, donde un clan se hacía una reserva patrimonial de territorios y de rebaños. El orden patriarcal implica órdenes jerarquizados de la fuerza de varones y funciones dominantes que ejercerán grupos masculinos”, agregó.
Barrancos explicó que si bien existen varias teorías sobre los inicios del patriarcado, la de Engels y la relación con la propiedad privada es una de las más fuertes. Sin embargo, otros estudios hechos por investigadoras feministas hablan de una preexistencia del sistema.
El más apto
Para la también investigadora del Conicet, el siglo XIX fue uno de los momentos más fuertes del patriarcado. “El patriarca tenía la administración sobre las cosas y las personas. Determinaba la vida de ellas. Fue el momento de mayor rudeza”, señaló.
La teoría de Darwin y la evolución de las especies puso en el centro de la escena a «los más aptos» que los científicos rápidamente vincularon con la fortaleza y virilidad masculina.
«Muchas mujeres se autopercibían como menos inteligentes, manojo de nervios o en relación con la naturaleza, la cual las hacía impredecibles. El varón, en cambio, había evolucionado, era más inteligente, más vigoroso y tenía más fuerza”, explicó Barrancos.
Amarás a tu hijo
El siglo XIX construyó la moral sexual de las mujeres. La burguesía dividió las esferas privadas y públicas, y ubicó a las mujeres como protagonistas de la primera. Instalaron el ideal de la «santa madre», el mito del instinto materno y la mujer fue destinada a las tareas de reproducción y cuidados del hogar.
“El siglo XIX es un ordenador de la función femenina reproductora. Las mujeres no podían realizar actividades fuera del ámbito privado sin la autorización del marido», señaló Barrancos.
Las que salían a trabajar eran mal vistas por la moral de la época que sólo aceptaba como válida la profesión de maestra e institutriz, una especie de continuidad de la tarea maternal.
“La feminización de la docencia es precoz y arranca en el siglo XIX. Le dio una oportunidad laboral a las mujeres con mucha dignidad, que no les daba ir a la fábrica o ser telefonistas», explicó y señaló que las mujeres estuvieron fuera del mercado laboral hasta 1860.
Los valores que nacieron en las clases burguesas, de a poco, fueron trasladándose a las clases obreras.