Desde la Fundación Pueblos del Sur analizaron el constante crecimiento de la deuda pública en dólares que en el mes de junio alcanzó los 337.235 millones de dólares. También sorprende el nivel de fuga de capitales que se acumuló entre diciembre de 2015 y mayo de 2019 y que llegó a un total de 107.994 millones de dólares.
Para el economista y director de la Fundación, Daniel Guida, hay “una serie de factores que ponen en evidencia la vulnerabilidad de la economía argentina y que generaron un nivel enorme de endeudamiento”. Reconoció que la deuda pública “no solo creció sino que está en manos de tenedores extranjeros, lo cual hace mucho más difícil la situación de Argentina”. Lo asoció a un problema de soberanía, ya que hay “una cantidad de condicionamientos y limitantes que atentan contra la toma de decisiones en el país y generan dependencia”.
Guida también identificó que el saldo entre exportaciones e importaciones continúa siendo muy escaso y que el ingreso de esas divisas “en cambio de destinarse al aparato productivo, han servido para la fuga”. De esta manera, los pocos dólares que ingresan genuinamente terminan en la formación de activos en el exterior.
En cuanto a la refinanciación de la deuda con el FMI, el economista consideró que “el gobierno que la encare va a tener que hacerlo en base a un modelo con crecimiento económico, distribución adecuada y recuperación de la industria”. A su vez reconoció necesario asumir los compromisos con acreedores internacionales, pero para eso “tiene que existir un plan de pago posible”.
Para afrontar el pago de la deuda, Daniel Guida insistió con un plan de cancelación que se ponga en marcha “una vez que la economía se estabilice y logre el crecimiento”. Según explicó, esto sería posible a partir de “una economía productiva”, que será necesaria, ya que “lo real es que en este contexto, solo los intereses, no lo podemos generar”.
Más allá de que insistió en cumplir con los compromisos de deuda con el FMI, consideró que “las formas no pueden cercenar la soberanía de un pueblo, y menos cuando esa soberanía se traduce en hambre y miseria”.
Ùltimos tres años
De acuerdo al informe, en los últimos tres años, los pasivos brutos emitidos por el Estado Nacional crecieron un 40%y la deuda en manos de residentes extranjeros se expandió un 170%. Este fenómeno generó un fuerte incremento de los compromisos de pago en el corto y mediano plazo, pero no sirvió para promover el desarrollo nacional ni mejorar las condiciones para su repago.
Al 30 de junio la deuda pública era de 337.235 millones de dólares, lo que representa el 98% del PIB; por su parte, la Deuda Pública Externa era de 171.865 millones de dólares, lo que representa aproximadamente un 50% del PIB. Entre diciembre de 2015 y mayo de 2019, se “fugaron” divisas por un total de 107.994 millones de dólares en concepto de Formación de Activos Externos del Sector Privado no Financiero, Turismo y Giro de utilidades.
Fuga de divisas
El esquema aperturista y la desregulación del mercado cambiario permitió que entre enero de 2016 y marzo de 2019 el país registrara un egreso de divisas de 78.030 millones de dólares debido al déficit acumulado de la Cuenta Corriente (incluye el intercambio comercial y los servicios reales y financieros). Para tener una idea de esto, vale decir que aproximadamente la deuda externa contraída durante los primeros tres años de gestión de Cambiemos equivale al monto de la fuga de capitales ocurrida en ese mismo período.
Lejos de “ingresar al mundo” de los países exportadores y autosuficientes, se agudizaron los desequilibrios macroeconómicos, al mismo tiempo que se profundizó la dependencia del financiamiento externo. En vez de utilizar los recursos provenientes de la deuda pública para solucionar los problemas estructurales de la economía argentina, el gobierno de Cambiemos aplicó una serie de medidas monetarias, cambiarias y fiscales que hicieron que los dólares obtenidos (a precio subsidiado) sean apropiados o consumidos por algunos sectores y personas, cargando regresivamente el compromiso de pagarlos sobre el conjunto de la ciudadanía.
190 mil millones en cuatro años
Desde la Fundación Pueblos del Sur, alertaron por la suma resultante de las obligaciones de pago (capital más intereses)en los próximos años ya que la situación del país resulta realmente complicada. El total de los servicios de la deuda pública argentina contraída a Junio de 2019, ascienden a 49.055 millones de dólares en 2020, 46.769 millones de dólares en 2021, 52.223 millones de dólares en 2022, y 41.899 millones de dólares en 2023; esto suma un total de 190.000 millones de dólares en tal solo cuatro años.
Bajo el esquema económico actual, esta cifra excede ampliamente las posibilidades reales de pago del país. La gravedad del hecho no solo radica en la concentración de vencimientos, sino también en la participación de la deuda en moneda extranjera sobre la deuda total, que asciende a 168.742 millones de dólares con vencer en los próximos cuatro años.
Refinanciación
En la actualidad, ya se habla de la posibilidad de refinanciar la deuda con el FMI, que resulta el principal acreedor externo del país. Los Servicios de Crédito Ampliado (SAF) o Programa de Facilidades Extendidas (EFF) son líneas que el FMI podría ofrecer para la refinanciación. Sin embargo, esta alternativa no elimina el riesgo de default, ni le permite al país ubicarse en una trayectoria viable de crecimiento económico sostenible con desarrollo nacional.
Si bien la refinanciación (nuevo SAF) reduce el requerimiento de fondos en los próximos años,el perfil de la deuda continúa siendo inviable, sea por el volumen (aún elevado) como por las potenciales fuentes de financiamiento (ya sin nuevos desembolsos del FMI y con la oferta de crédito privado virtualmente cerrada).
Por ello, se destaca que apostar a una refinanciación tradicional bajo las pautas del FMI, se presenta como una alternativa “posible y lógica”, pero puede resultar (nuevamente) un obstáculo para que la Argentina salga de su recurrente crisis con una estrategia propia y sostenible de crecimiento y desarrollo.
Contexto disímil al de 2005
Cuando en el año 2005 la Argentina inició un proceso de reestructuración de su deuda, lo hizo mientras experimentaba un fenomenal proceso de crecimiento económico, con superávit fiscal y externo. Ese mundo y esa Argentina ya no están más. Por eso urge replantear el modelo económico más allá de la coyuntura financiera y de las imposiciones foráneas desmedidas, ya que de seguir por este camino, no habrá certeza de pago para los acreedores ni solución posible a las necesidades básicas y fundamentales de los argentinos.