Suele suceder en el fútbol que ciertos jugadores quedan plenamente identificados con una camiseta en particular, pero ninguno tan asociado a la “10” de la Selección Argentina como Diego Armando Maradona.
Sin embargo, el viernes se cumplirán exactamente 40 años de día en el que el ex capitán vistió de manera oficial una insólita casaca “6”.
Ocurrió el 2 de agosto de 1979 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, en un partido de la Copa América de aquel año. Maradona, quien acarreaba todavía la frustración de haber sido marginado del Mundial ’78 por César Luis Menotti, se preparaba entonces para jugar el Mundial Sub 20 de Japón, que comenzaba el 25 de ese mismo agosto.
El entrenador había decidido no incluirlo en todos los encuentros de la Copa América para evitar desgastarlo, pero un fallido debut ante Bolivia (1-2) en la altura de La Paz modificó sus planes y lo obligó a recurrir a la magia del joven de Argentinos Juniors para el choque ante Brasil.
Sin embargo, la “10” de la Selección ya había sido utilizada por el lateral de Vélez Juan Carlos Bujedo, quien firmó la planilla oficial ante los bolivianos con ese número, pese a que finalmente quedó afuera del partido por una descompensación. Su lugar lo ocupó el defensor de Boca Miguel Ángel Bordón.
“Firmé la planilla como titular, pero me descompuse a punto de salir a la cancha, caí al suelo por los efectos de la altura de La Paz y me quedé afuera”, recordó a Télam Bujedo, quien mantuvo la “10” en su poder durante toda la Copa América.
A Maradona no le quedó otra opción que aceptar una inusual camiseta número “6” contra los brasileños. Pese a todo, Diego fue figura y hasta asistió a Hugo Coscia en el único gol argentino, que no sirvió para zafar de otra derrota por 2-1 en el certamen.
Seis días más tarde, Maradona volvió a ser el “6” de la Selección. En el estadio José Amalfitani, de Liniers, el equipo conducido por Menotti goleó a Bolivia (3-0) y Diego anotó el tercer gol, luego de una excelente maniobra individual, dejando abierta la chance de conseguir el pase a las semifinales.
Pero Argentina no pudo con Brasil en el estadio Monumental (2-2) y quedó afuera de una extraña Copa América, cuya competencia se extendió por cinco meses, sin una sede fija y que coronó a Paraguay por diferencia de gol sobre Chile, luego de que disputaran tres partidos finales.
A miles de kilómetros de la cancha de River, en la ciudad de Los Ángeles, Maradona se enteró de la eliminación argentina. Estaba por jugar un amistoso ante México, como preparación para el Mundial Juvenil de Japón, próximo a iniciarse.
El Sub 20 ganó aquel encuentro por 2-1 y Diego marcó un golazo de tiro libre, por encima de la barrera. En su espalda, entre bastones celestes y blancos, lucía el número “10”, una camiseta que ya no abandonaría jamás por el resto de su brillante carrera.
El recuerdo de Bujedo
El ex lateral de Vélez Juan Carlos Bujedo, único jugador en la historia de la Selección Argentina en llevar la camiseta 10 con Diego Maradona en el plantel, contó que fue «una situación extraña, porque para la Copa América ni siquiera había lista de buena fe y las planillas se presentaban partido a partido».
A 40 años de aquella particularidad, y en diálogo con Télam, Bujedo recordó: «Ni yo sé por qué Diego usó la ‘6’, porque fue una Copa América extraña sin listas de buena fe. El torneo duró como cinco meses, las planillas se presentaban partido a partido y ni siquiera fuimos convocados siempre los mismos».
«Con Maradona estuvimos juntos en la habitación en una quinta de la localidad de José C. Paz. Nos levantábamos temprano e íbamos a la cancha antes, porque Diego quería practicar tiros libres. Como detrás de la quinta había una pequeña villa, él les avisaba a los chicos de ahí para que salieran a esa hora y después de ensayar, les tirábamos las pelotas por arriba de unos eucaliptos para que se las quedaran», agregó el cordobés.
El ex lateral de Vélez ostenta otra marca. «Soy el único futbolista amateur que formó parte de aquella Selección». En efecto, fue convocado por César Luis Menotti cuando jugaba en Racing de Córdoba, un equipo que ni siquiera estaba afiliado a la AFA y participaba de los campeonatos regionales de su provincia.
Bujedo formó parte de la gira del seleccionado por Alemania y Yugoslavia en septiembre de 1979; y al volver al país firmó con Vélez, donde jugó 296 partidos durante ocho temporadas, entre 1979 y 1987. En ese tiempo fue citado varias veces a la Selección, tanto por Menotti como por su sucesor, Carlos Salvador Bilardo.
«Con Bilardo era todo táctico, muy obsesivo, un estudioso. Una vez a las 2 de la mañana entró a la habitación y me despertó con un papelito en la mano. ‘Esto es lo que quiero que hagas mañana en la práctica: cuando ‘Burru’ se meta para adentro, vos tenés que aparecer por afuera…’, me decía, mientras yo trataba de incorporarme. ¡Era terrible su obsesión por el fútbol!», dijo.
«En cambio, Menotti te daba más libertades para jugar. Me acuerdo mucho de una práctica en la que le pegué a la pelota con el puntín. Ahí mismo paró la práctica, se me acercó, me pidió que me diese vuelta y me dio un puntinazo en la cola. ‘¿Le duele?’, me preguntó… ‘Bueno, a ella también le duele, así que trátela con cariño porque es la que nos da de comer y de vivir. El puntín es el último recurso’…», relató a Télam entre risas.
«Pero los dos fueron campeones del mundo, cada uno con su filosofía y su estilo de trabajo; los dos aportaron algo muy grande para el fútbol argentino», concluyó.